Este verano, Coki Ramírez (43) tenía previsto presentarse en festivales y eventos con su repertorio musical, pero de buenas a primeras recibió un llamado que le cambió el curso de sus planes. Del otro lado de la línea, Angel Carabajal le hizo una tentadora oferta y la cantante no pudo decirle que no. Firmó contrato y se sumó al espectáculo Bien argentino, que se presenta de miércoles a domingo con la novedosa fórmula de cena show en el Espacio Mónaco de Carlos Paz.
“No te voy a mentir: no tenía pensado hacer temporada y acá estoy, feliz de la vida y transitando mi mejor momento”, asegura la artista cordobesa. “Nunca me esperé hacer temporada, recibí el llamado de Angel a último momento y aunque nos habíamos cruzado en varias oportunidades y había visto Bien argentino, nunca habíamos trabajado juntos”, agrega.
-¿Y cómo se dio?
-No le quiero quitar mérito a su primo. Resulta que fui a comprar sombreros a un local de Córdoba y el dueño me contó que era primo de Angel. “Qué loco, hace un rato se fue de acá”, me comentó. Le escribió un mensaje y justo en ese momento Carabajal estaba pensando en qué figura femenina convocar para su espectáculo. Faltaban solo tres semanas para el debut nomás.
-¿Así te llamó?
-Después me enteré que Angel llamó a Marceo Iripino para preguntarle qué le parecía yo e Iripino le respondió al toque que sí. “Es cordobesa, la gente la quiere, re sí”, le contestó.
-¿En qué andabas?
-Todo el año estoy a full con eventos privados y festivales. Este verano habíamos confirmado un montón de shows, a los cuales tuve que dar de baja por Bien argentino. El único que no pude suspender fue el de Colectividades de Alta Gracia, por ende convoqué a la gente del festival a ver Bien argentino, les gustó y lo sumaron a las atracciones de las colectividades. Será Coki con los Bien argentino en la noche de Abel Pintos.
-¿Y el resto de los días qué hacés?
-Como en el teatro estoy de miércoles a domingo, el resto de los días hago shows y eventos privados. Incluso algunos días también hago mi presentación después de Bien argentino: salimos por la ruta bien tranquilos, me presento y regreso a casa. No me da miedo porque no corremos, está pactado con el cliente, llego a la hora estipulada, canto y la gente se queda chocha. Soy una bendecida, estoy feliz de lo que estoy viviendo.
-¿Entonces qué pasó cuando te llamó Carabajal?
-Recuerdo que fue un viernes. Me llamó y me dijo que tenía que hablar urgente conmigo. No sabía qué era y cuando me llamó y me contó, prácticamente me convenció. Pero le dije que no quería hacer temporada. “Pensalo bien, te doy hasta el lunes”, me respondió y cortamos. El lunes a la mañana me citó en un bar, fui con mi hermana y le confirmé mi presencia porque, para serte sincera, sentí una electricidad en el cuerpo cuando me hizo la propuesta por primera vez el viernes. Fue una adrenalina, un entusiasmo muy particular y le dije que sí. Y mi familia, que está muy presente en mi vida, me terminó de convencer.
-¿Tu familia?
-Sí. Todo lo consulto con mi hermana Fernanda y con mis papás, Anita y Juan. Mi mamá me dijo que si el cuerpo me daba esa señal de entusiasmo, lo tenía que hacer. Ella me hace el vestuario, me cose toda la ropa y la amo. Es más, toda la ropa que me puse para esta producción de fotos es creación de mi mamá. Recibo re buenas críticas siempre por la ropa que uso y la hace mi viejita. Si bien ella no es costurera profesional, se da maña y tiene un muy buen gusto. Me hace solo a mí y de vez en cuando hace vestidos para afuera, cuando se lo encargan especialmente.
-¿Vos misma armás tu repertorio musical?
-Sí pero esta vez Angel me pidió que confiara en él y elegimos juntos las canciones. “Quiero que confíes en mí para que brilles, quiero ponerte unas luces especiales y un sonido del carajo”, me explicó y yo me entregué entera a su criterio. Creo que está dando frutos porque la gente está re contenta y yo me siento feliz. En Bien argentino canto Yo vengo a ofrecer mi corazón, No llores por mí Argentina, Todo cambia, Honrar la vida y Soy cordobés en una versión tanguera.
-Hace poco te visitó la Mole Moli en el show y todos creíamos que estaban peleados.
-Me enteré que estaba la Mole antes de salir a escena, me lo contó Angel y quise saludarlo en medio del show. El se acercó, nos abrazamos y nos dijimos cosas re lindas. La última vez que lo había visto fue antes de la pandemia, que me lo crucé en un restaurante. Si bien nunca tuvimos una relación fluida, jamás nos peleamos. No sé quién hizo correr el rumor. Nosotros nos reímos porque en teoría estábamos peleados pero todos vieron que no.
-Y hasta se dieron un abrazo.
-Sí. ¡Es que está todo bien! El siempre fue súper respetuoso conmigo, con mi hermana y mi mamá. Nunca nos juntamos a comer un asado porque no somos amigos pero tenemos la mejor onda. El está a mil ahora, dedicado a la albañilería en el interior y dicen que es muy bueno. No nos cruzamos seguido aunque seguro algún día nos escribamos para hacer un asadito. Cero problema con la Mole.
-Estás con mucho trabajo. ¿Qué pasa en el amor?
-Estoy muy enamorada, ¡pero de mí! ¿Sabés qué? No lo tomo como una opción. No es que lo vivo con tristeza y que diga: “Estoy sola porque no me queda otra”. Es la situación en la que estoy y asumo que necesitaba esto. Necesitaba estar sola, tener más amor propio, fortalecer mi autoestima. Llevo ya casi dos años soltera. Estoy muy bien y aunque la soledad tiene mala fama, siento que cuando uno está solo encuentra sus demonios y sus virtudes. Ahí uno conecta con uno mismo.
-Qué profunda, Coki.
-Es lo que me pasa. Hace muchos años estoy leyendo sobre el espíritu, el alma, la ley de atracción, la frecuencia y la energía. Todo metafísica y me cambió la vida todo eso. Me encanta porque me hace bien a mí y a los que me rodean. Cambié mucho para bien y la gente lo nota. Mi buena vibra y mi alegría tienen que ver con que estoy bien conmigo misma.
-¿Sentís que te cuesta el amor y la relación de pareja estable?
-No, no lo veo así. Te juro que soy una noviaza, soy cariñosa, compañera, fiel y cuando me enamoro, para mí no existe otra persona en el mundo. Pero bueno, tal vez lo he dado todo por las personas equivocadas. Y ahora las relaciones humanas han cambiado en todo el mundo y son más descartables, todo para ya y se han perdido muchas cosas que antes eran re lindas. Fui educada en otra época y en el amor para toda la vida.
-¿Tus papás llevan cuánto tiempo juntos?
-Estuvieron casados mil años y hoy, aun divorciados, se llevan mejor que antes. No están en pareja y eso que van y vienen juntos para todos lados. Son muy buenos amigos, están divorciados y se llevan espectacular. Mis viejos me han enseñado lo que es realmente ser compañeros, cariñosos y lo que vale el amor. El amor es la prioridad en mi familia siempre. Somos todos muy unidos: mis papás, mis hermanas Fernanda y Gabriela y yo.
-¿Dónde viven tus hermanas?
-Fer está en Córdoba y trabaja conmigo hace años y Gaby vive en Jujuy. Ella fue la que me acompañó al Bailando en su momento cuando aparecí en la tele. Fer y Gaby son mellizas y tienen 45 años. Nuestra familia es lo principal y ningún domingo falta el asadito. Fer es mamá de Facundo, mi único sobrino, a quien amo. Gabriela y yo no somos mamás y tampoco anhelamos serlo.
-¿Vos no?
-No, jamás. Nunca tuve el deseo de ser madre y lo decreté hace muchos años ya. No tengo el instinto, no me nace y aunque con mi sobrino he cambiado pañales e hice de todo, no me nació nunca el deseo de ser madre para mí. No podría, mi prioridad es mi carrera y no me siento egoísta. Me siento bien así y es una decisión de vida que tomé hace muchos años ya. Aparte, ¡si quisiera tampoco tendría con quién!
-Bueno, podrías ser madre soltera en todo caso.
-No, no. Eso ni loca. No, no es para mí. Soy muy tradicional. Y aunque no tengo el deseo de ser mamá, sí creo que va a aparecer un compañero. Me gusta usar esa palabra: compañero o amigo para hablar de una pareja. Ya eso de los celos, de las dudas y el fantasma de la infidelidad no me van. No quiero más eso, quiero un compañero de vida y que se banque mi laburo. Los hombres no se bancan mucho a las mujeres fuertes, decididas y seguras. Siento que una les toca el ego y la inseguridad.
-¿Ni un admirador secreto te apareció este verano?
-No, ¡nada de nada! Mi compañero Marce Iripino me dice: “Yo no puedo creer con el mujerón que sos, que estés sola”. El conoce mi lado cotidiano y sabe que si bien soy femenina, también soy re cachito, bastante hombrecito. Soy varias Coki en una y estoy solterísima. Sé que no estoy para cualquier cosa y merezco un amor a mi altura. No estoy pretensiosa, pero tengo mucho amor propio y me quiero y me cuido.
-¿Qué no podrías tolerar?
-Hay cosas que no tolero, como la falta de respeto, los celos y las relaciones tóxicas. Sufrí mucho por amor y siento que evolucioné y me convertí en la Coki que siempre quise ser. Soy una buena persona y aunque tengo defectos y errores, estoy en camino a la mejor versión que pretendo de mí. En definitiva, soy una mina que labura, que está en paz y no jode a nadie. Le doy lo mejor de mí a la gente cantando, estoy en paz y sé que al estar bien conmigo misma, el amor va a llegar solo, sin buscarlo.
-A futuro, ¿cómo te imaginás de viejita?
-Me imagino con un compañero pero no por la desesperación de estar con alguien sino con un compañero de vida, sincero y fiel, con el que pueda compartir viajes y mi día a día. Quiero disfrutar de las cosas simples y soy una mina común y corriente que se adapta a todo: a comer un sandwichito en el piso, porque así hemos crecido, o degustar un sushi en la Torre Eiffel. Nada me cambia la esencia y me adapto a todo. Me imagino con mis viejos vivos, si Dios quiere por muchos años más, y cantando con un vestido de lentejuelas alegrándole la vida a la gente.
-¿Tenías un plan B para tu vida por si no la pegabas con el canto?
-Sí. Estudié prótesis dental en Córdoba y mi plan B al principio fue trabajar de protesista. Me contrataron de secretaria del ministro de deporte, que era Horacio Manzur, y ahí aprendí a la fuerza un montón de cosas. Tenía 21 años, mucha responsabilidad y maduré muy de golpe. Igual no eran los 21 de ahora, que los chicos vuelan: yo era más tontona e inocente. Después de eso, apareció Alberto Plaza en mi vida, empezaron las giras por todo América y me dediqué de lleno al canto.
-¿Cómo se cruzó Alberto Plaza en tu camino?
-Apareció en Córdoba, haciendo unos videoclips. Unos amigos que eran unos productores me lo presentaron al otro día, le mostró un CD con canciones cantadas por mí, no lo podía creer y me contrató de repente. Recorrí todo América con él y aprendí el oficio. Actualmente, Alberto vive en Estados Unidos y hablamos siempre. Acaba de hacer un tema con La K´Onga y la está rompiendo. Somos amigos de la vida y lo adoro porque fueron ocho años de gira sin parar. Fue muy generoso conmigo.
-Y la popularidad nacional te llegó con Tinelli.
-Sí. ¿Cómo recuerdo esa etapa? Me quedé con lo mejor y le puse toda mi alma y mi cuerpo al hecho de bailar. Porque más allá de la previa y el show mediático con Marcelo, también quería hacer un buen papel. Entonces, eran seis horas por día de ensayo. Fue un esfuerzo enorme porque no sabía lo que era la prensa y estar tan expuesta. Era todo nuevo para mí y lo disfruté. Bailé un montón y fue una pena que nunca más volví, pero ya forma parte del pasado y de otra etapa de mi vida. Ya pasó, una etapa linda que recuerdo con cariño. Y ahora lo que sigue y a evolucionar.
-¿Y después de Bien argentino qué sigue?
-Después de la temporada haré festivales y mi gira nacional. Ángel quiere llevar Bien argentino por todo el país e incluso a otros países y yo seguiré a su lado. Le dije que cuente conmigo y estoy tan feliz de formar parte de esta compañía que, te juro, me quedaría por diez años más acá. “Me vas a tener que echar de acá”, le aclaré entre risas a Carabajal. Es un grupo humano excelente y él como director es un genio total.
-¿Cómo te llevás con tu edad?
-Bien pero me cuesta. Me pasa algo extraño: por un lado, me siento como una piba de 30 y tengo ganas de salir y hacer de todo. Pero por otro lado no quemé etapas y fui viviendo en cada edad lo que correspondía. Entonces, no me arrepiento de nada de lo que transité. Me siento joven, me veo al espejo y me gusto mucho. Me quiero y me siento bien conmigo, aunque la edad pasa y lo vas notando en el cuerpo y en el carácter.
-¿Te cuidás mucho?
-No, nada. Soy un desastre en ese sentido. Como como un animal y hago algo de gimnasia y kinesiología porque siempre fui de ir al gimnasio pero no me cuido en las comidas. Me doy todos los gustos y no tengo drama en clavarme un lomito con papas o un choripán y luego tomarme un helado. Alcohol no tomo nada y lo fui dejando en los últimos meses. Cuido mucho mi garganta y duermo bastante.
-¿Cuánto es bastante?
-Y, de ocho a diez horas por día. Me encanta dormir, es uno de mis mayores placeres en la vida. Necesito dormir mucho para estar bien. Cuido mi piel y el pelo, busco usar ropita linda y estar bien conmigo misma. Igual reconozco que me cuesta decir mi edad cuando me preguntan el número. Entiendo que el tiempo es lo más valioso porque no vuelve ni se recupera por nada. Hago terapia de toda la vida, me autoanalizo también y eso me está ayudando a ser consciente del valor del tiempo y de disfrutar cada día como si fuera el último.
Por Nicolás Peralta
Fotos: Luis Varela
La entrevista completa con Coki Ramírez está en la edición digital de febrero de revista Pronto, se puede descargar y leer de manera gratuita haciendo click en este link