Mientras hace temporada de teatro en la ciudad de Mar del Plata, Julieta Ortega (51) habló con revista PRONTO y se refirió a su vínculo con sus padres Palito Ortega (81) y Evangelina Salazar (76). Súper predispuesta y con ganas de revelar detalles de su vida privada y de la dinámica familiar, contó qué tiene en común con cada uno, cómo era y cómo es su relación con ellos, y cómo cambiaron con la llegada de los siete nietos.
—¿Cómo es tu relación con tus papás? ¿Creés que cambió con el paso de los años?
—Y sí, las relaciones de los con los padres cambian, totalmente. No es lo mismo cuando uno es niño o niña, adolescente o ya una mujer, y encima madre. La verdad que sí, ha cambiado mucho. Y no también, porque al final somos las mismas y los mismos. Pero sí creo que la relación con los padres cambia porque cambia el rol de uno adentro de la familia, uno se va corriendo del lugar del hijo y empieza a tener una relación con ellos más de igual a igual, porque ya somos todos adultos.
—¿Qué tenés en común con cada uno?
—Para mí las madres para las hijas mujeres son siempre medio un espejo para lo bueno y para lo malo, pero son un espejo. Y yo tengo mucho de mi mamá y de mi papá también. En la forma de ser creo me parezco bastante a mi papá. Mi papá ha sido toda su vida como mucho más introvertido que yo, por una cuestión de educación distinta y de vivencias distintas. Pero sí, creo que tengo algo y además físicamente soy muy parecida, claro. Me veo muchas cosas de los dos.
—¿Son de reunirse?
—Ahora nos juntamos mucho. Siempre cuando llega el verano alquilan a una casa, o hemos viajado mucho tiempo juntos en la época en la que mi hermano vivía en Estados Unidos. Viajábamos mucho con la excusa de que lo íbamos a ver a él y a su familia. Ahora que está acá vamos menos a Estados Unidos o cada uno va por su cuenta. Yo estuve este año con mi hijo en New York y en Los Ángeles, en donde festejé mi cumpleaños. Pero si no solíamos ir en el verano, hasta la pandemia solíamos ir toda la familia en verano. Alquilábamos una casa y estábamos todos juntos, lo cual era muy divertido. Y ahora mis papás sigue alquilando una casa, pero en Buenos Aires, en zona Norte porque a partir de la pandemia empezaron a querer quedarse acá. Y ahí vamos todos también. Para mí esta este verano venir a Mar del Plata a ser temporada fue como un cambio, me costó la decisión. Ahora estoy chocha, pero al principio era como ‘ay, pero me quiero quedar acá’. Pero bueno, los disfruté todo diciembre, terminé el teatro un poquito antes que mis compañeras y los disfruté todo diciembre. Sí, para mí es muy importante pasar tiempo con ellos.
—¿Pensás en el momento en el que no estén?
—Sí, pero eso lo pensamos todos. Además, somos una familia muy grande, entonces hemos compartido muchas cosas. Tengo como recuerdo muy muy vividos de mi infancia y de las fiestas y del tiempo compartido con mis hermanos, y lo recuerdo como una época de mi vida muy divertida. Y uno trata a veces de recrear eso de alguna forma… Ahora somos adultos y adultas, pero de alguna forma como que la dinámica familiar se pone otra vez en acción cuando estamos todos juntos.
—Ahora también hay chicos. Están los hijos, los sobrinos, los nietos…
—Sí. El mío, Benito, tiene 17 años. Sebastián tiene también tres adolescentes (Dante, Helena y Paloma) y Emanuel dos (India y Bautista). El único que ahora tiene un niño chiquito es Luis (Ramsés).
—¿Y cómo cambió la dinámica familiar con la llegada de los chicos? ¿Cómo cambiaron tus papás?
—Los nietos llegan en otro momento de la vida. Todos los adultos, abuelos y abuelas que conozco, dicen lo mismo, que ellos están mucho más relajados y que no tienen la tarea de la crianza. Mis padres están muy este al pie del cañón para los nietos y las nietas. Mi papá, por ejemplo, ha jugado con su nieto de una manera que no jugaba con nosotros, principalmente porque era otra época de su vida. Cuando nosotros éramos chicos él estaba el mango y mi mamá de alguna forma también. Mi mamá disfrutó siempre mucho de sus nietos.
Por Juliana Simiele
La entrevista completa con Julieta Ortega está en la edición digital de febrero de revista Pronto, se puede descargar y leer de manera gratuita haciendo click en este link.