Gran Hermano ya apagó las luces junto a Marcos Ginocchio y finalizó el reality que tuvo como flamante ganador al salteño, quien ganó con más del 70 por ciento de los votos del público. Pese a que algunos lo veían como una "planta" dentro de la casa ya que era el más tranquilo y callado, terminó ganándose el cariño de todos.
Los otros dos que se ganaron el corazón de los televidentes no fueron participantes, sino que fueron los dos perritos que entraron a la casa más famosa del país. En principio habían dicho que ambos eran hermanitos machos, y por ese motivo al rubio le pusieron Caramelo y al de pelo negro, Moro.
Sin embargo, con el paso de los días se enteraron que Moro era una hembra y pasó a llamarse Mora. Antes de que les pusieran los nombres, Romina Uhrig se adueñó de Caramelo y Marcos de Mora ya que ambos hermanitos estaban en adopción. Tras la abrupta salida de la ex diputada con el perrito, donde recibió muchas críticas, se reencontraron tras una semana separados.
La última vez que se lo había visto a Caramelo fue aquella vez, pero Mora siguió sumando minutos de televisión junto a su dueño, Nacho Castañares y Julieta Poggio, los finalistas. Su última aparición fue en los brazos de Marcos saliendo de Gran Hermano, pero ahora, se lo vio renovado jugando con su hermanito.
Ambos se volvieron a reencontrar en el refugio donde fueron adoptados y jugaron por todo el espacio que tienen junto a otro perro. Ahora se espera que Romina y Marcos cumplan con los requisitos necesarios para hacerse cargo de la mascota que eligió cada uno.