Gustavo es un cabo militar que tiene órdenes directas del general para encontrar a un exiliado del campo de batalla y condenarlo a muerte pero se lleva una gran sorpresa cuando descubre que es su mejor amigo y hermano del alma. Entonces, se encuentra en una disputa interna entre fallarle a su corazón y defender la patria o traicionar a su servicio, salvar a su amigo y pagar con su propia vida. De eso va Hijos de la muerte, que se presente a los domingos a las 20.30 en Nün Teatro (Juan Ramírez de Velasco 419), con dirección de Ezequiel Sagasti y el protagónico de Gonzalo Gravano.
En diálogo con Pronto, Gravano contó: "La obra es un drama bélico de época y es como estar viendo una película en vivo sobre la guerra, con 13 personajes que se entrecruzan y se ve lo más triste y las peores miserias del ser humano. Es muy fuerte, movilizante y en muchos aspectos necesaria. Te muestra la crudeza de la sociedad y lo puedo relacionar mucho con la vida cotidiana porque día a día tenemos elecciones de cómo nos gustaría ser. Muchas veces nosotros nos comportamos como si viviésemos en una guerra: estamos lejos de eso pero tocamos sentimientos muy cercanos, ¿entonces qué está pasando? Vivimos como si todo fuese de vida o muerte".
¿Cómo le llegó la propuesta? El lo relató así: "Fue a través del director, que es mi profe de teatro y ya hicimos antes dos temporadas de la obra Génesis. Ezequiel Sagasti es mi maestro, mi amigo, mi profe, mi director, ¡todo! Ya habían hecho la primera temporada, necesitaba dos reemplazos y pensó en mí para el personaje del cabo militar. Le dije que sí, lo trabajamos un montón y salí al ruedo".
-¿Qué podés contar de tu personaje?
-Se llama Gustavo y es un chico de 21 años que sale sorteado para ir a la guerra. Claramente tiene miedo y no está preparado para ir. Tres años después, vuelve y lo condenan a tener que matar a su compañero, que es su mejor amigo porque traicionó al pueblo y no cumplió su función de cubrir al general. Tuvo miedo, salió corriendo, perdimos el paso y murieron 17 compañeros por su culpa. Entonces a mí me condenan a matar a mi mejor amigo o sino me matan. Ese es mi conflicto personal durante toda la obra.
-¿Tenés algo en común con Gustavo?
-No, creo que no. Es muy lejano a mí y creo que nadie puede entender lo que es ir a una guerra, excepto los que fueron. Es tan tan lejano y pasa por situaciones tan inhumanas y extraordinarias que no tenemos nada en común pero gracias a este personaje me pude acercar lo más posible. Cuando tocás esos extremos y volvés a la realidad, te das cuenta de lo privilegiado que somos en el día a día.
-¿Cómo fue saltar de Combate a actuar?
-Estudiaba actuación antes de entrar a Combate. De hecho, entré porque hacía casting para cualquier cosa y entré en ese reality que me cambió la vida y donde estuve dos años. Cuando salí y cerré ese ciclo, volví a lo que me apasionaba y me encontré con un mundo muy nuevo y puertas que se me estaban abriendo. Siempre fui agradecido y me alejé mucho de la tele. Tuve una etapa de mucha introspección, de entender quién soy y qué quiero.
-¿Qué sentiste?
-Prácticamente salí del secundario y entré en Combate, entonces me mareé. Me alejé un poco de todo, inclusive de las redes sociales y me dediqué a formarme y estudiar un montón. Apasionarme, ir a fondo y decir: "Soy esta persona, quiero esto y tengo este objetivo". No hay un día de mi vida que no le dedique a la actuación porque es lo que más amo en el mundo. Tengo mis objetivos claros y siento que me acerco día a día. Estoy cumpliendo un sueño tras otro.
-¿En qué más andás?
-Estoy empezando los ensayos para dos obras nuevas, en los cuales soy el protagonista y es una alegría inmensa que se me esté dando todo así después de tanto esfuerzo, sacrificio y constancia. Estoy en un momento muy lindo de mi carrera y lo disfruto a pleno. También tengo una productora audiovisual a la que le meto trabajo todos los días, generando proyectos de gran magnitud. Sigo tomando clases de actuación, canto, piano y hago boxeo. Estoy a pleno, todos los días trabajando en servicio de mi artista y mi persona.
"Antes de cerrar quiero destacar a mis compañeros de la obra Hijos de la muerte porque no es fácil hacer un drama bélico de época y el compromiso de todos es abismal", agregó Gravano. "Es un grupo muy comprometido y humanamente hermoso. Los que vengan a ver la obra se van a sorprender, se van a sentir interpelados y algo dentro suyo se va a sentir movilizado", sostuvo el actor.
Reflexivo, Gonza concluyó: "No vengo de familia de artistas, mis viejos son contadores y me mandé solo en este mundo tan ajeno en lo artístico. Con constancia y dedicándole tiempo y pasión a lo que te apasiona, sé que se puede lograr lo que sea. Simplemente hay que hacerlo porque lo que nos frena son la cabeza, los miedos y los límites pero lo lindo es hacerlo y trascender los miedos. La constancia es la mezcla entre pasión y voluntad: ahí está la clave".
Por Nicolás Peralta
Fotos: Gentileza Kevin Melgar