Boy Olmi se prepara para estrenar "Para mí, para vos", una obra del actor estadounidense Christopher Durang, que fue fundada en homenaje a Antón Chéjov, el escritor y dramaturgo ruso, considerado el maestro del relato corto. Uno de los más importantes autores del género del realismo y el naturalismo en la historia de la literatura.
Con un prestigioso elenco conformado por Soledad Villamil, Laura Oliva y Paula Rasemberg junto a Tupac Larriera y Ailín Zaninovich, el actor se mostró feliz de reencontrarse con el público el próximo 5 de mayo en las salas del Multitabaris Comafi, y habló a solas con PRONTO.
Con la libertad que lo caracteriza a la hora de expresar sus pensamientos, el reconocido artista que lleva más de cuatro décadas en el mundo del espectáculo ejerciendo distintos roles dentro de su profesión, se animó a reflexionar sobre uno de los temas que toca la historia.
- Boy siempre es una placer hablar con vos, en esta oportunidad en el marco del estreno de "Para mí, para vos", una obra que... ¿Qué significa para vos?
"Para mi, para vos", es una obra para nosotros. Porque habla de todos nosotros a través de una comedia súper inteligente, súper divertida. Pero tan profunda como fue esa marca que dejo Antón Chéjov a principios del siglo XX cuando revolucionó el teatro y dejó instalado en el teatro moderno la idea de hablar de cosas muy importantes, muy trascendentes y al mismo tiempos sostenidas por lo cotidiano. Por los vínculos de una familia, por los conflictos humanos que nos atraviesan a todos, en donde estamos todos hermanados. Con estos tres hermanos que se encuentran en su casa paterna y que son modificados por la presencia de otros tres seres: que son una mujer que predice el futuro y dos jóvenes, que traen temas como por ejemplo el arte, la juventud... y que los movilizan para reavivar en ellos, preguntas que viven postergando hace mucho tiempo.
- ¿Qué te pasó cuando te llegó la propuesta?
La propuesta me conmovió de entrada porque me di cuenta que había algo ahí que era más que solo una comedia graciosa. Es una comedia graciosa de enorme profundidad. Esta propuesta me llegó en el verano cuando mi mujer estaba filmando una película con Diego Capusotto y entonces, yo me había quedado solo con mis dos hermanos frente al mar. Había una sincronía muy grande entre la propuesta que me llegaba del teatro y lo que me estaba ocurriendo en ese momento. Que era, el diálogo durante tres días con mis hermanos reales, interferido por la lectura de obra de teatro que hablaba del diálogo de tres hermanos frente a un estanque en una casa en el campo.
- ¿Cómo es tu relación de hermandad?
La hermandad es un tipo de vínculo único. Se parece a muchas cosas, pero es absolutamente único el hecho de ser hermano de alguien o tener la suerte de tener hermanos. Todas las familias son diferentes, todas las personas son diferentes pero al mismo tiempo todos somos muy parecidos en algo. Y provenir del mismo tronco, de la misma raíz, del mismo padre y madre. - O de diferentes padres y madres, porque también nosotros, y yo mismo en este caso personal, somos hijos de familias extendidas. Donde los matrimonios de los padres se han ido modificando, entonces las hermandades son totales, parciales, sanguíneas, o no sanguíneas- . De cualquier manera es un vínculo que tiene que ver con un proyecto de familia que genera reglas y mandatos, y cosas muy particulares. Y que son materia prima de algo como el teatro en este caso, y que es fascinante.
- Uno de los temas que toca la obra, es la diferencia de edad entre las parejas que eligen vivir el amor, ¿Cuál es tu mirada sobre eso?
Cualquier cosa que nos separe, que nos clasifique en viejos y jóvenes: en rubios y morochos; en ricos y pobres; en oficialista o antioficialistas, en una limitación. Es una limitación que nos achica el horizonte. Personalmente yo no divido a la gente entre más grandes y más jóvenes, a pesar de que hay realidades cronológicas que tienen que ver con eso. pero lo que nos vincula siempre son otras cosas. Y en esta obra por ejemplo yo tengo encuentros con una de los personajes más jóvenes de la obra que es el que hace (Ailín Zaninovich), y que es como la Nina de la Gaviota de Chéjov que encara justamente esa juventud que junto con la madurez de mi personaje, crean un puente vinculado con el arte. Siempre hay un puente que nos puede vincular con lo distinto.
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