La siguiente entrevista incluye detalles sobre abuso y depresión.
Si bien lleva largo tiempo en un perfil bajo y alejada de la exposición mediática, Erika Mitdank brindó una entrevista exclusiva a Pronto en la que por primera vez relató su lucha contra la depresión, enfermedad en la que cayó tras la triste muerte de su mamá. En esa misma nota le reveló al periodista Nicolás Peralta otro capítulo durísimo de su vida.
¿De qué estamos hablando? La modelo, actriz y ex pareja de Ricardo Fort contó con detalles que fue abusada sistemáticamente desde que era una niña por ocho personas distintas, entre conocidos, vecinos y familiares directos. Llegó a tocar este tema después de ahondar sobre la depresión y la muerte de su mamá: Lidia Esther Zurakoski.
-¿Cómo sobrellevás el día a día si extrañás a tu mamá?
-Tengo una fotito con mamá al lado de la cajita musical con sus cenizas. Casi todos los días le doy cuerda, la escucho y soy la única de todos los hijos que tiene una foto de ella: yo siendo bebé y mamá agarrándome sonriendo, apoyadita en su pecho. Cuando estoy mal le hablo y cuando estoy contenta también. Siento que es mi ángel y le pido que me cuide. Sé que ya no sufre más su enfermedad mental y que está bien en donde está. Sería muy egoísta de mi parte pretender que siguiera en la tierra porque el estado en el que estaba ya era insostenible. La extraño horrores pero sé que está en un lugar mejor. Mi depresión fue muy fuerte y siento que fue así porque cuando ella murió, a mí se me vino toda la vida encima.
-¿A qué te referís específicamente?
-A que desde que nací hasta que ella falleció, mi mamá siempre tuvo esa enfermedad. Entonces, se me vino toda una vida encima. Aunque suene feo quizás, siento que me saqué una cruz de encima, que traje desde que nací y que es la enfermedad de mamá: la esquizofrenia. No tuve una infancia normal y por no tener el cuidado básico de mi mamá, nada en mi vida fue normal. Tuve una infancia demasiado dura. Todo lo que te puedas imaginar que le pueden hacer a una criatura, a mí me lo hicieron.
-(Erika se quiebra y llora) ¿Te abusaron?
-Sí: desde desconocidos, conocidos y familiares. Fueron varias veces, distintas personas. Mi papá trabajaba todo el día y mi mamá no era mamá, no me cuidada, no nada…
-Es tremendo lo que contás.
-Cuando era chica, ella se ponía agresiva. En mi adolescencia también en una época se puso muy violenta y viví situaciones muy fuertes. Entonces, cuando hice el duelo de mamá también hice el duelo de mi infancia y de todo el dolor que atravesé hasta ser quien soy hoy. Es más, hace poco publiqué una foto de mi niñez y le escribí una carta a esa nena chiquita que fui. Hoy puedo hablar del tema y llorar pero no me quedo todo el día tirada en la cama. Termino esta nota, me ducho y sigo con mi vida. Me voy a trabajar, a comer con mi prima o a entrenar. No hago como antes que tocaba un tema duro y me quedaba todo el día mal. Hoy puedo soltar y seguir porque aprendí a manejar todo esto. Pasé de no querer vivir y planear a cómo irme de este mundo a querer vivir todo y ser la más feliz del planeta. Pienso todo lo que me falta por vivir.
-¿Le encontrás una explicación a tanto sufrimiento?
-Siento que todo lo que viví y lo que atravesamos con mamá era algo que tenía que pasar. Este duelo y la depresión tenían que pasar por mi vida para quitarme de encima ese estigma y esa mierda que acarreaba desde la infancia y la maldita enfermedad mental de ella. Me purifiqué y después de varios meses dedicándole a hacer catarsis y el duelo, todo quedó atrás y soy una nueva Erika. Volví a mi personalidad pero mejorada. Antes reaccionaba diferente frente a las cosas tristes y hoy cuento con otras herramientas. Mi médico Tito Rosan me salvó la vida.
-Hablaste de abuso. ¿Psicológico, físico, sexual?
-Sexual. Es un tema muy delicado y es muy fuerte hablar esto públicamente y es la primera vez que lo cuento. No se debería normalizar pero lamentablemente la mayoría de los abusos son intrafamiliares y yo lo viví en carne propia. En mi caso, fui abusada por ocho personas diferentes. Recién a los 12 años supe y entendí lo que me habían hecho. A esa edad me volvió a pasar y ahí lo entendí
-¿Se lo contaste a tu papá?
-Sí. Fui y se lo conté a él, le dije todo lo que había pasado y él en ese momento no hizo nada. Me abrazó y nada más. Pero no me llevó a terapia; dejó el tema ahí. No supo cómo reaccionar como hombre; no sé. Con el tiempo, ya de grande, le pregunté por qué no había hecho nada cuando era chica y me dijo que tenía la cabeza en otro lado y no supo cómo manejarlo. La enfermedad de mamá nos afectó a todos como familia y cuando convivís con una persona enferma mental, quieras o no te termina afectando. Mi papá estuvo 25 años al lado de ella con esa enfermedad e hizo lo que más pudo dentro de todas sus posibilidades. Todo esto que te cuento fue en el barrio de Francisco Alvarez, partido de Moreno, que fue donde me crié.
-¿Pudiste decirle a tu papá quiénes fueron los familiares que te abusaron?
-De uno se lo conté cuando pasó y a la otra persona la tenía totalmente anulada. Y cuando murió mi mamá y entré en depresión, ahí saltó a la luz. Era algo que tenía muy escondido porque era un familiar totalmente directo a mí. En ese momento, no se lo dije a mi papá pero lo hablé con esa persona, me reconoció el abuso y quedó ahí. Después, cuando mejoré pasaron otras cosas malas con esta persona y corté totalmente relación. Hace poco se lo conté a mi papá.
-¿Algo peor que haberte abusado?
-Sí, peor pero no voy a hablar del tema. Un infierno. Otro más.
Por Nicolás Peralta
La entrevista completa con Erika Mitdank está en la edición digital de abril de revista Pronto, se puede descargar y leer de manera gratuita haciendo click en este link