Su historia es de lucha, sacrificio y resiliencia. Hoy Barbie Di Rocco brilla con luz propia y además de formar parte de Sex La evolución, la transgresora obra de José María Muscari con Diego Ramos y Romina Richi en el Gorriti Art Center, se destaca como escritora infantil, activista independiente y oradora sobre identidad trans en ciclos de educación sexual integral. Nació en San Nicolás de los Arroyos pero a los 19 años la echaron de su casa y llegó a Buenos Aires sin dinero ni un lugar dónde quedarse. Trabajó en la calle, ejerció la prostitución y de a poco logró una estabilidad económica que le permitió correrse de ese lugar. En televisión tuvo su gran oportunidad al lado de Moria Casán en Incorrectas, por América, y espera con ansias el estreno en la pantalla grande de su primera película. Mientras tanto, la rompe en Sex. “Estoy chocha con esta oportunidad que me dio Muscari. Te voy a contar una anécdota: una vez en un shopping le pedí una foto a Diego Ramos hace 15 años y lo veía tan lejano que hoy me parece mentira estar trabajando con él”, relata Barbie.
-¿Y cómo lo vivís?
-Con una gran felicidad. Estar trabajando a la par de Diego es una locura. Es más, tenemos un monólogo juntos, un ida y vuelta muy lindo y para mí es increíble estar al lado de compañera de una persona que admiraba. Diego, además, es un amor y re buen compañero. Todos son muy copados en el elenco. Salimos a cenar, vamos a tomar tragos y una de las chicas que mejor me recibió fue Virginia Gallardo. Es una genia absoluta y re buena onda desde el día uno. Ahora ya no está más en el elenco pero no me voy a olvidar que el día que llegué, ella me fue a recibir y me dio la bienvenida.
-¿Cómo te llegó la propuesta de Sex?
-Cuando me llamaron para sumarme, estaba justo de viaje. En ese entonces, estaba Sol Despeinada en el espectáculo y se bajaba y me preguntaron si me quería sumar. Muscari ya me había llamado anteriormente para un proyecto que se iba a dar en cuarentena pero se canceló por un tema de protocolos. Eso no se dio pero saber que José me había tenido en cuenta una vez, ya para mí era un montón. Dije: “Bueno, más adelante se va a dar en otra cosa”.
-¿Y te llamó él?
-Claro. Me llamó para Sex cuando quedó bacante el lugar de Sol Despeinada y me sirve mucho estar porque me identifica en casi todo el espectáculo. Habla en una parte de la deconstrucción, luego tengo un monólogo de humor al estilo stand up, también bailo y tengo mi parte hot y sexy. Me representa en todo lo que me hubiera gustado hacer y el papel me queda increíble.
-¿Te sentís cómoda?
-Re. Sí, desde el día uno me sentí como en mi casa y toda la gente que labura en este proyecto es increíble. La compañía tiene muy buen trato con todos y eso lo hizo fácil. Lo re disfruto. Cuando uno toma un trabajo, espera que lo traten bien y que uno mismo tenga ganas de ir a laburar. Si bien es cansador porque hago cinco funciones por semana, en el balance está buenísimo. Los sábados son tres y ya la última es agotadora pero no me puedo quejar. Lo hago con ganas y mucha alegría. Algunas personas no me conocen y está bueno porque en Sex me terminan de conocer. Me esperan a la salida, nos sacamos fotos, me dan un abrazo o me comentan que les encantó lo que dije. Eso me llena.
-¿Sos bailarina?
-No. Nunca bailé y si bien he trabajado en boliches donde me llamaban para hostear o hacer perfos y coreos, no soy bailarina. Nunca había hecho cosas muy pactadas de baile o destreza. Soy de las que se mandan para adelante y con la mejor de las ondas, siempre le pongo todo para que salga bien. La coreografía que me propusieron en Sex la preparé y gustó, así que chocha. Mati Napp, el coreógrafo, me marcó cosas y trato de reivindicarlo y cumplir con creces lo que me propuso.
-¿Cuál es tu trabajo principal: escribir?
-Escribí libros infantiles, di charlas de educación sexual integral en colegios y estuve de panelista con Moria Casán, un tiempo en Incorrectas por América. He hecho de todo en la vida. Estoy preparada para hacer lo que sea. Me den lo que me den, arranco. Ahora estoy como actriz y filmé una película con Camila Sosa Villada, la escritora del libro Las malas. Camila es una escritora trans con premios a nivel internacional. Es la best seller de editorial Planeta del momento. De uno de sus libros quisieron hacer una película y ahí estoy yo.
-¿Cómo se llama?
-La corriente del golfo. La productora de Gael García Bernal y Diego Luna apostaron a una productora en la Argentina para hacer una de las películas de los libros de Camila. A mí me llamaron para ser una de las protagonistas, soy una de las amigas de Camila y la terminamos de filmar hace poquito. Se va a estrenar en cine antes de fin de año y será un mega proyecto.
-¿Tu debut en la pantalla grande?
-¡Sí! Estoy muy entusiasmada. Es re importante el proyecto y me tiene expectante. Además del cine, estoy con Sex en el teatro, hice radio un tiempo en Vorterix pero terminé en juicio porque había un temita de pagos. No sé cuánto tiempo llevan los juicios pero no importa, lo seguiré. El programa era re lindo, lo hacíamos con la gente de Fiesta Plop para la audiencia LGBT. Pero se pudrió todo y prefiero no nombrar a nadie.
-Estás en un gran momento, Barbie.
-Sí. Además de todo esto, soy parte de los que escribimos el guión de la serie de Cris Miró, que se viene para el año que viene. No tiene protagonista aún, el casting no está cerrado pero sí sé que hay tres nombres en mente. Ya están semi decididos y todos estamos expectantes esperando que se confirme. Igual no estoy en la parte de casting sino en la de guión.
-¿Hasta cuándo viviste en San Nicolás?
-Hasta los 19 años y mi historia es similar a la de muchas chicas: me echaron de mi casa, caí en una pensión en Buenos Aires y luego pasé a un hostel. El tema era con mi papá. No había buena relación y mi mamá murió de cáncer. El problema en casa fue cuando empecé a manifestar el género femenino y a vestirme de determinada manera: a mi papá eso no le gustaba y claramente algún problema había en ese entorno y no quería permitir que siguiera viviendo en mi casa. Por eso me echó y me vine a Capital.
-¿Sola?
-Sí, me vine sola en plena transición. Fue difícil. En esa época ya era Barbie para mis amigos. Te hablo del 2010 y todavía no existía ni la ley de matrimonio igualitario. Estaban en pleno debate y la ley de identidad de género no existía. En ese entonces empecé a militar en grupos LGBT y me comenzó a interesar el activismo. Donde sí me metí fuerte fue en la ley de identidad de género. Íbamos al Congreso, hacíamos debates, pedíamos por la ley.
-¿De qué trabajabas a la par de eso? ¿Cómo te sostenías económicamente?
-Cuando llegué me puse a buscar trabajo por todos lados, entré en una peluquería pero no querían que fuera vestida como me gustaba a mí y renuncié. Querían que vaya de pibe, el cuerpo me decía que no, planteé ir vestida de mujer y me lo negaron. Renuncié, conocí a unas chicas y empecé a trabajar en la calle, en los bosques de Palermo primero y después en departamentos privados.
-¿De prostituta?
-Sí, claro. Situaciones peligrosas viví miles porque no es fácil estar en la calle a las 4 de la mañana un martes. Podía pasar cualquier cosa que la policía ni se acercaba. Podían matar a alguien adelante tuyo y no pasaba nada. Eran situaciones heavy de ver, por suerte no de vivir porque no me tocó vivir tantas.
-¿Entre las trabajadoras de la calle hay competencia, camaradería, son amigas o se pelean?
-Por suerte, conocí un grupito que hasta el día de hoy seguimos conectadas. Es más, hace poco festejé mi cumpleaños en Club 69 y fue todo el grupito a saludarme y bailar conmigo. Son las chicas con las que empecé a trabajar hace 13 años. Nos hicimos súper amigas, son todas fieles y ese grupito siempre fue lo más. Después, claramente, había competencia, peleas y nosotras tratábamos de estar unidas porque sabíamos que el problema no era entre nosotras sino con algún tipo que se zarpaba. O las trabajadoras mayores que te venían a querer cobrar por estar en la calle.
-¿Cuándo dejaste de trabajar ahí?
-La última vez que estuve en la calle fue en 2018. Entre la calle, prostíbulos y privados, estuve más de 10 años. Cocodrilo en el medio también. En el boliche de Omar Suárez están los clientes tomando algo y ya sabés que los que van ahí te van a buscar. No me da vergüenza contarlo porque es mi historia de vida.
-¿De dónde sale tu nombre artístico?
-Di Rocco es mi apellido y el Bárbara es por el personaje Bárbara Don´t Worry de Antonio Gasalla. Siempre fui fan de El palacio de la risa. En mi infancia lo mirábamos en mi casa y me encantaba.
-¿Sos amiga de las chicas trans famosas?
-A ver: con Lizy Tagliani tenemos mucha buena onda, hicimos una actividad juntas y nos charlamos a veces por WhatsApp. No somos amigas al nivel de que venga a mi cumpleaños o que me haya invitado al casamiento pero sí mucha buena onda. Nos mensajeamos, nos llamamos y la mejor. Con Costa, sin embargo, no tengo onda porque cuando ella trabajaba en los boliches tipo antros, siempre hacía shows despectivos con las trans. Siempre tuvo una cosa carrasposa, nunca tuve buena onda y se lo hice saber.
-¿Cuándo?
-Después de un tiempo de conocerla, le hice saber que nunca me gustó su humor y nada. Igual no tenemos por qué ser amigas todas. Con Florencia De la Ve tampoco hay amistad ni enemistad. No tenemos buena onda pero sí con Daiana Zurco, que es la que conduce el noticiero en la Televisión Pública. Con ella tengo la mejor. A Mariana Genesio Peña me la he cruzado en boliches, nos saludamos y tenemos amigos en común, entre ellos Muscari. Entonces, sabemos quiénes somos y nos saludamos. Con Payuca Del Pueblo y las chicas que estuvieron en la serie Pequeña Victoria también buena onda con todas.
-¿Seguís escribiendo?
-Estoy escribiendo mi autobiografía y muchos guiones para proyectos nuevos que se vienen este año. Aparte de lo de la peli y lo de Cris Miró, estoy por hacer un documental y una muestra en el Cultural San Martín sobre la historia trans y el activismo dentro de los medios de comunicación y los shows y los espectáculos. No es sobre la militancia sino sobre la visibilidad.
-¿Estudiaste Literatura?
-No, nunca. Todo lo que hago es de autodidacta. Si bien lo hago amateur, trato de hacerlo todo lo mejor posible. Por eso, me interiorizo, estudio, me formo. Me rodeo con personas que saben y me ayudan, consulto, pregunto, me asesoro. Quiero hacer todo de la mejor manera.
-¿Tu mamá cuándo falleció?
-En 2012. Yo tenía veintipico. Estaba muy enferma de cáncer, yo estaba en Buenos Aires en ese entonces y me la pasaba trabajando entre la peluquería y la calle. Era una mezcla de las dos y cuando enfermó, trataba de ir a visitarla a San Nicolás. Pero a veces no podía porque no tenía siquiera plata para el pasaje, estaba en la lona, muy ajustada. Laburando en la calle podía juntar más plata, iba a verla y estando en San Nicolás también hacía la calle. Dependía de eso y podía darme la opción de ir y venir.
-¿Hoy por hoy con tu papá no tenés relación?
-No. No estamos en guerra pero tampoco hay una relación. Quedó eso del pasado no muy charlado, no hubo disculpas y no estamos en guerra. Si paso por San Nicolás y lo cruzo lo saludo pero no tenemos diálogo y ni nos saludamos para los cumpleaños o Navidad.
-¿Qué familia te quedó?
-Ninguna. Tengo hermanos pero todos con la mente muy cerrada, no tenemos buena onda y yo no charlo nada con mi familia. Te puedo decir que mi verdadera familia son mis amigos, que fueron quienes me tiraron un colchón en el piso cuando llegué a Buenos Aires. Lo mismo en San Nicolás: amigos de toda la vida que me acompañan al día de hoy, que me van a ver y que fueron los primeros en ir a Sex cuando debuté. Sé que van a estar en cualquier proyecto que haga. Esa es la verdadera familia.
-¿Estás en pareja?
-No, solita. Hace bastante ya. Largos años que no tengo pareja. Me siento cómoda así. He conocido tipos que no valían la pena y no eran una compañía real. Si bien a la hora del sexo disfruto mucho de estar con un tipo, en lo cotidiano no sé si podría estar acompañada. Quizás di con los equivocados. Tampoco estoy buscando nada. Siento que si se da, se da pero tampoco es necesario. Soy muy independiente.
-¿La parte económica se acomodó un poco?
-Sí. Trabajando en la calle logré hacer una base, luego pasé a prostíbulos y privados, ahí fui trabajando cada vez mejor y por suerte pude lograr una economía más estable. Pude ahorrar y estar dentro de todo tranquila. Después, se fueron dando situaciones en las que pude ahorrar un poco más y me quedé tranqui. No te digo que tiro manteca al techo pero entre mi trabajo en Sex y todo lo otro que estoy haciendo, vivo bien.
Nicolás Peralta
Fotos: Gentileza Eric Baez @baezershot