Sus días transcurrían con total parsimonia en Madrid, España, ciudad en la que estaba estudiando arquitectura e interpretación, hasta que de repente un llamado telefónico del otro lado del océano le cambiaría el rumbo. A través de su representante artístico, le estaban ofreciendo a Toni Gelabert (22) presentarse en un casting virtual para una telenovela en la Argentina. El actor español aceptó hacerlo y después de algunos imprevistos que supo sortear, terminó quedando seleccionado. Lo que jamás imaginaría Toni era que unos días después se iba a estar mudando de país y encontrando el amor en brazos de Santiago Talledo (33), su compañero de elenco en la ficción ATAV Argentina tierra de amor y venganza, que emite Eltrece todas las noches.
En la tira, Gelabert le da vida a Toni Salvat, el nieto de Lucía (Delfina Chaves) y Bruno (Albert Baró), que está enamorado de su amigo Segundo Machado (Tato Quattordio) y también vivirá un romance con Marcos Soria (Talledo). Aunque la ficción se terminó de grabar en diciembre pasado, ahora Gelabert vino unos días a Buenos Aires para compartir tiempo con su novio y hacer algunas notas por el estreno de ATAV. En diálogo exclusivo con Pronto, el español contó cómo vivió su llegada a nuestro país, repasó su historia, habló de su presente profesional y sentimental y se entregó a un mano a mano súper cálido e íntimo.
-¿Cómo te recibió nuestro país?
-Para mí son dos momentos distintos. Una cosa es cuando llegué para grabar ATAV y otro muy diferente es ahora que vine para las promociones. Al principio, no conocía a nadie y para mí fue difícil porque grabar una telenovela no es sencillo: son muchísimas horas al día y cuando tenés un personaje como el de Justina o el mío, que grabábamos de lunes a viernes 10 horas diarias, más aún. Porque a eso se le suman las dos horas de viaje entre ida y vuelta para grabar y luego llegar a casa a estudiar las escenas del día siguiente. Entonces, ya no era cuestión el cambio de país sino adaptarme a una rutina que ya era ajetreada de por sí. Eso me costó bastante.
-¿Y esta última vez?
-Ya era diferente porque ahora cuando volví ya tenía mi círculo de amigos y mi novio. El elenco para mí se convirtió en una especie de pequeña familia. Me hizo muy feliz volver y estoy chocho de estar acá sobre todo porque tengo tiempo para recorrer y conocer mejor el país. Todo lo que no pude hacer mientras grababa, ahora lo estoy haciendo. La semana pasada conocí El Chaltén y el Calafate y ahora me estoy yendo a Bariloche. ¡Es tan hermoso este país!
-¿Conocías la Argentina antes de llegar para grabar?
-No, no conocía pero mis padres estuvieron aquí de luna de miel, hace 29 años. Fue el viaje de sus vidas y todo el tiempo se la pasaban hablándome de la Argentina. Mi padre llevaba cinco años diciéndole a mi madre que quería volver pero como mi mamá le tiene miedo a los aviones, le respondía que no. Ahora que yo estoy acá, ya cambió de parecer y dice: “Bueno, tal vez sí, tenemos que ir”. En su momento eligieron venir de luna de miel porque aquí tenemos familiares lejanos. La prima segunda de mi abuela se vino a Buenos Aires y a raíz de ahí quedaron descendientes. Mis padres vinieron a conocerlos y yo ahora los reencontré. Viven en Floresta y cada tanto me invitan a comer un asadito. Yo feliz de conocer gente con mi sangre en la Argentina, aunque sean familiares muy lejanos.
-¿Tus papás qué dicen?
-Están tan felices como yo con todo lo que estoy viviendo. Fijate qué casualidad: mi papá en la vida real se llama Pedro y en la ficción, que lo hace Rafael Ferro, también. Cuando me llegó el casting y leí el guión, encontré tantas casualidades que pensé: “Si no me llaman para este papel, no trabajo más”. El chico se llama Antonio y yo soy Antoni; mi papá es Pedro como en la tira y mi abuela de la tira, que es Virginia Lago, se llama Luisa y mi madre en la vida real es María Luisa. Todo lo que leía y hasta la historia de amor que se contaba, algo siempre me resonaba con mi vida personal. “Creo que puedo hacer esto perfectamente”, sentí. Lo único que desconocía era el tema de la dictadura militar y el contexto histórico pero lo bueno es que tuve tiempo para estudiar y empaparme. El 21 de diciembre de 2021 me dijeron que había quedado y recién me vine al país el 27 de abril de 2022 así que tuve cuatro meses para leer libros, mirar documentales y escuchar podcast. Me metí mucho en los 80 y hasta escuché mucha música argentina de la época.
-¿Cómo te seleccionaron?
-Soy de Mallorca pero estaba viviendo en Madrid y ahí me llamó mi representante de España para comentarme que estaba esta propuesta de trabajar en Pol-ka. Le dije que me interesaba y que quería hacer el casting pero no fue como me lo esperaba. Me llamaron, fue por zoom y en el correo que me habían mandado anteriormente me decía que podía ser con un chico o una chica que supiera leer bien. Entonces, lo preparé con una amiga actriz. Estaba muy nervioso porque en ese momento estaba también con mis exámenes finales de Arquitectura, la carrera que estaba haciendo.
-¿En qué año de Arquitectura estabas?
-En tercero, justo en la mitad de la carrera, cursando en la Universidad Politécnica, que es pública y está dentro de las 30 mejores universidades de Arquitectura del mundo. Así que estaba cursando la carrera, en exámenes finales, haciendo planos a tope y a la par estudiando interpretación con todos mis cursos. Ahí cayó el casting y cuando estaba a punto de empezarlo, del otro lado del zoom me dijeron que no podía ser con una chica.
-¿Qué hiciste?
-Me quedé helado, no sabía qué hacer y me dijeron: “Te damos un ratito y mientras respondemos unos WhatsApp, buscate un chico que te pueda dar las réplicas”. Pero no es tan fácil de encontrar en un segundo un chico que se pueda conectar a zoom, que sea actor y me pueda ayudar. Entonces, quedé en shock y mi amiga actriz con el dedo me señaló el cuarto de mi compañero de piso, que se llama Joaquín y no tiene nada que ver con la interpretación. Está estudiando cocina y estaba en su cuarto escuchando rap y fumando, con los pies arriba de la mesa. Le dije: “Por favor, Joaquín, ven al salón y ayúdame con esto”. Aceptó, vino, empezó a leer y lo hicimos, aunque él estaba muy trabado y nervioso. A pesar de eso, le pude devolver todo de forma correcta.
-¿Con qué sensación te quedaste?
-Lo pude resolver bien y se lo agradecí a Joaquín porque no es actor y me salvó la vida. Es uno de mis mejores amigos y creí que no me había ido bien hasta que luego me llamó mi representante y me comentó: “Les encantaste, te quieren volver a ver y saber si estarías disponible de tal fecha a tal otra para ir a la Argentina”. Estaba justo en la Plaza España de Madrid y me puse a gritar de la felicidad en medio de la plaza. Luego sí ya hice otro casting con un actor argentino, Santiago Achaga, y quedé. Me eligieron el día después pero esa semana no sabés lo que fue, todo salía mal.
-¿Qué te pasó?
-Di positivo en covid, mi tía tuvo un accidente en auto, mi prima perdió a su bebé y fue una semana con un montón de noticias horribles. Necesitaba que terminara el año. Era diciembre y me fui a pasar las fiestas a mi pueblo, Manacor, que es el mismo pueblo donde nació Rafael Nadal. Tiene 35 mil habitantes y básicamente todo el mundo se conoce. Es muy tranquilo, a 10 minutos del mar y para mí Mallorca es un paraíso. Eso sí lo echo de menos: aquí me falta estar conectado con el mar.
-¿En tu familia hay otros artistas?
-No, nada que ver: mi padre es campesino y tiene una pequeña empresa de productos agrónomos, mi madre es administrativa y mi hermano, Sebastián, es ingeniero eléctrico. Soy el artista de la casa aunque papá siempre fue muy comediante, de hacer bromas en las cenas, vestirse y ponerse pelucas. Esa parte de showman la tengo de él y mi prima siempre fue muy histriónica y en las comidas familiares nosotros hacíamos obras de teatro para nuestros padres. Tengo videos grabados de un Toni pequeño haciendo performances. Esos son los verdaderos inicios para mí.
-¿Cuándo sentiste que tu vida iba a ir por este lado?
-A los seis años comencé con clases de teatro y si bien hacía otras actividades como judo, atletismo, acrobacia y demás, todo eso lo iba cambiando pero teatro seguía siempre. Cuando miraba el programa El hormiguero, que es muy exitoso en España, escuchaba que los actores comentaban que habían comenzado desde muy pequeños a actuar. Y reflexioné: “Lo único que hago desde pequeño también es actuar, entonces no tengo otra opción”. Es un trabajo que me gusta y me hace feliz porque me brinda la posibilidad de encarnar mil personajes y vidas que jamás tendré. Nunca voy a ser astronauta pero a lo mejor algún día puedo vivir un poco esa experiencia actuando.
-Sin embargo, también estudiás Arquitectura y ese es tu plan B, ¿no?
-Sí. Es que las dos cosas van de la mano. Crecí en el campo y siempre pensé en reformar cabañas y demás cuestiones que son muy de arquitecto. Cuando lo pienso en perspectiva, siento que siempre estuvo eso en mí. Claro que es mi plan B y si pudiera elegir siempre me dedicaría a la interpretación pero bueno, como este mundo es muy inestable prefiero tener el otro título por si acaso.
-¿En España qué hiciste como actor?
-Teatro y series pero nunca una telenovela. ATAV es la primera. Estuve en tres series: Amor de cans, Furia y Treu Foc. En teatro hice el musical de Aladín, era el protagonista y me rompí el pie el día del estreno. Los primeros 10 minutos, di un salto mal y me rompí el quinto metatarsiano. En ningún momento se me planteó parar la función y quise seguir adelante. Como se dice habitualmente, el show debe continuar y así lo hice: continué y cuando mis compañeros me vieron el pie todo lila e hinchado, no parecía real. El resto de las funciones las hice con muletas y a fin de cuentas estuvo bueno porque dimos un mensaje inclusivo. Los príncipes siempre son perfectos y esta vez mostramos otra cosa.
-¿Y ahora cómo vivís hacer tu primera novela?
-No solo es mi primera telenovela sino que es mi primer protagónico de ficción en televisión. Lo vivo muy intenso y por eso a veces necesito parar y poder procesar todo esto. Al final, llegué a un país nuevo sin conocer a nadie, otra cultura, un nuevo trabajo y con una historia complicada que no me pertenece y para la cual me tuve que empapar de mucha información. Los primeros meses me costaron más y a medida que iba pasando el tiempo me asenté y me sentí mucho más cómodo. A nivel repercusión estoy bien, tranquilo. Desde el exterior muchas veces parece más boom y al menos en mi caso estoy re tranquilo.
-¿Te reconocen por la calle?
-Solo me piden fotos si voy con Santi. Lo reconocen a él y me dicen a mí: “Ay, vos también sos el de ATAV”. Solo una vez me pidieron un autógrafo: fui al Teatro Colón a conocerlo y me sentí tan nervioso que escribí mal mi nombre. Todo esto es tan nuevo que me impacta. Por dentro soy como un perrito mojado que no sabe muy bien cómo proceder.
-¿Cómo se cruzó Santi Talledo, tu actual novio, en tu vida?
-Santi hizo el casting para hacer de Segundo, mi pareja en la ficción y fueron cinco los candidatos para ese papel, que finalmente quedó en manos de Tato Quattordio. Se ve que la química con Santi no la quisieron desperdiciar y lo pusieron de Marcos, el tercero en discordia. En ese momento él me empezó a seguir en Instagram y yo no entendía nada. “¿Por qué me sigue el chico de Patito feo?”, me preguntaba yo sin entender del todo lo que estaba pasando porque no nos conocíamos.
-¿El primer cruce fue por Instagram?
-Claro. Yo estaba con covid en mi casa de España y él escribió en sus historias “aisladín” porque también estaba con coronavirus en la suya. Nos pusimos a hablar, todo bien pero soy muy colgado, no vivo pendiente de las redes y estoy tratando de trabajar eso para encontrar un equilibrio de forma sana y estable. Cuando llegué a la Argentina no tenía ni siquiera Instagram en el celular sino solo en la tablet y entraba cada tanto. Incluso me quité tres semanas en enero el WhatsApp del teléfono para poder desconectarme. El me estaba buscando por todas partes, no me encontraba y cuando lo volví a instalar, retomamos el diálogo. Un día, me dijo: “Vas a disfrutar más de Argentina si te venís soltero”.
-¿Vos en qué andabas?
-Estaba en pareja en España hacía un año y medio pero ya en el final de la relación. Cuando Santi me preguntó si tenía pareja, le dije que sí pero en un mal momento. Estaba en esas rupturas de las que volvés, rompés y volvés. Estaba en esa y él, de la nada, me tiró ese comentario de que iba a disfrutar más si me venía soltero.
-¿Qué pensaste?
-Que era un atrevido. “¿Serán todos los argentinos así?”, pensé. Yo con novio y él tan directo que me impactó. Al final, me consiguió y me enamoró.
-¿Le costó enamorarte?
-Sí, mucho. Si bien habíamos hablado algunas veces, llegué a Buenos Aires sin conocer a nadie y desde el primer minuto él me invitaba a cenar y pasear o ir a conciertos. Me hacía sentir bien pero en ningún momento pensé en algo sexual. ¿Qué pasó? Nos hacían mirar una serie de referencia para ATAV, que se llama It´s a sin por HBO, y le propuse mirarla juntos, una vez en cada casa. El tema es que en mi primer departamento tenía un sofá muy incómodo, la tele se veía con pixeles y le dije que si él quería, podíamos verlo en mi cama, que era muy grande, por el portátil.
-Bueno, ¡ahí ya le estabas tirando onda vos Toni!
-Te lo juro que no. Literal que no había otro espacio en mi departamento, entonces fuimos a mirarlo a la cama y cuando terminó el capítulo, me miró a los ojos de tal manera que supe me quería chapar. Y yo no sabía qué hacer. “Quiero que sepas que ahora mismo me gustaría darte un beso”, me comentó y yo ahí le dije que no, que no tenía chances.
-¿Así lo cortaste?
-Sí. Soy muy ordenado y empecé a tirarle punto por punto los motivos por los cuales eso no iba a pasar. Como yo estaba solo en Argentina, no quería estar con otra persona solo por el hecho de no sentirme solo. “Si lo hago, lo quiero hacer porque me apetezca y no porque me sienta solo”, pensaba. Otro motivo era la diferencia de edad y eso me daba un poco de miedo porque nunca había estado con alguien tantos años más grande que yo. Tengo 22 y Santi 33 y quieras o no son 11 años de diferencia. Otra cosa muy importante: como se dice en España: “Donde tengas la olla, no metas la polla”. No quería mezclar el trabajo con los sentimientos y como íbamos a trabajar juntos, no sabía si era oportuno. Por otro lado, venía de una ruptura y mentalmente no estaba preparado para empezar ninguna relación.
-¿Entonces?
-Tenía muchas contras. Le dije que me parecía muy lindo y atractivo pero no sabía… Tenía miedo y no quería hacer algo que luego pudiera perjudicarme a futuro en mi estancia en la Argentina. No quería sentirme incómodo y como teníamos que grabar de pareja, si lo nuestro no funcionaba bien, podía ser un problema. Intento ser siempre lo más previsor posible pero a la hora de contarle todos los puntos, ya estábamos ahí dándonos besos. ¡No me pude resistir!
-¿Y te gustó?
-Sí, es que es muy lindo Santi. Y a partir de ahí quedó todo bien pero yo seguía poniendo distancia. Si tengo algo con alguien, quiero que sea de la manera más sana posible y para él no iba a ser justo si me ponía de novio aun teniendo todos mis problemas con mi ex pareja. Porque mi ruptura anterior no había sido en los mejores términos. Pero él a los dos besos ya me dijo que estaba enamorado. “Es muy pronto”, le respondí. Fuimos dos polos opuestos: yo venía de una separación reciente y él de estar tres años soltero. Necesitaba parar y él iba a quinta marcha.
-¿Cómo lo resolvieron?
-Santi se estaba enamorando pero yo no, entonces decidió poner distancia porque la estaba pasando mal. Al final, poco a poco seguimos, finalmente cedí y nos pusimos de novios oficialmente el 8 de diciembre pasado, cuando estábamos terminando las grabaciones. El primer beso fue el 12 de mayo de 2022 y recién nos pusimos de novios el 8 de diciembre.
-¡Pasó un montón de tiempo en el medio!
-Sí. Igual yo ya estaba comiendo con su padre y lo estaba acompañando a las bodas de sus amigos pero aún no era oficial. La forma de oficializarlo fue un trámite y para reírnos un rato. Fue en la fiesta de final de rodaje de ATAV. Estábamos en la fiesta y daban premios: al mejor compañero, al que llegaba siempre tarde, todo para reírnos un poco. En el premio a la mejor pareja salimos Santi y yo y ahí le dije que había llegado a la Argentina sin pareja y que no me quería ir soltero. Me arrodillé delante de todo el mundo, le pregunté si quería ser mi pareja y me dijo que sí. Ahí ya fue pura fiesta.
-¡Qué romántico!
-Soy muy romántico y con una persona como Santi, más aún. Ahí me fui a España a pasar las fiestas con mi familia y luego Santi vino a finales de enero para conocer a mi gente. Fluyó todo muy bien y aunque mi madre estaba asustada por la diferencia de edad, cuando lo conoció estuvo todo más que bien. La diferencia se resume en una cantidad de experiencia que la otra persona no tiene. En nuestro caso, cada cual tenía su casa y su laburo, entonces no había un poder de uno por sobre el otro. Eso es muy importante.
-¿Cómo van a seguir a la distancia?
-Pasamos el verano juntos en Europa, luego me vine yo a Buenos Aires por las promociones de ATAV y no tengo vuelo de vuelta a España. Creo que me quedo hasta finales de mayo. Luego él viajará en junio y julio a Mallorca conmigo y en agosto volveré a la Argentina por otro proyecto que se está hablando. La idea es quedarme un tiempo largo en este país. Me enamoré y me apetece vivir acá. Mi prioridad igual es el laburo y si tengo que estar acá, en España, China o México lo haré.
-¿Con la facultad cómo vas a hacer?
-De momento, lo tengo parado. Me gusta mucho y la quiero terminar de a poco, no a las corridas. La idea es terminarla en Madrid y hasta no tenga en claro dónde viviré, prefiero tener eso parado. Mis padres quieren que la termine y se preocupan por eso pero saben que lo haré. Me apetece hacerlo con calma ya que el ritmo de Arquitectura es intenso: no dormís durante horas y horas porque tienes que entregar muchos planos y maquetas para que luego te las rompan en la cara. No es una carrera fácil y tenés que estar 24 por 7 metido ahí. Tengo mucho tiempo aun.
-Si tuvieras que definirte, ¿qué dirías?
-Soy un chico que se puede definir con tres palabras: soy muy organizado, empático y cariñoso. Antes de terminar, me gustaría dejar el mensaje de que está bueno que la gente consuma ficciones nacionales. A ATAV le pusimos muchísimo amor, es un producto de calidad y nada nos haría más felices que la gente sea partícipe de la historia que estamos contando.
Por Nicolás Peralta
Fotos: Gentileza Eltrece y álbum personal de Toni Gelabert