A los 33 años, Santiago Talledo vive un momento muy especial de su vida. Recién separado del actor español Toni Gelabert (22), a quien conoció en las grabaciones de ATAV Argentina tierra de amor y venganza, en lo profesional brilla con su personaje en la novela de las noches de Eltrece que está al aire con su segunda temporada. Además, tiene su propia productora con la que está trabajando a full en una serie basada en su cruda historia de vida y tiene previsto rodar una película. En una charla íntima con Pronto, el artista que comenzó su carrera cuando era una adolescente en la exitosa tira juvenil Patito feo, habló de este presente maravilloso pero ahondó en el capítulo más triste de su vida, que lo tenía sumergido en una profunda depresión, con ataques de pánico e ideas suicidas.
-Arranquemos por tu presente. ¿Cómo fue participar de ATAV?
-Hermoso, muy lindo. Un proyecto distinto de Pol-ka porque se metió muy fuerte con la temática gay y es la primera vez que se cuenta una historia gay entre tres hombres y con aristas que van a reflexionar sobre el sida y otros temas densos. Celebro que se hable abiertamente en una novela de estos temas porque aun hoy hay cierta resistencia de personas que no quieren ver estas cosas. Me ha pasado de recibir mensajes en mis redes donde algunas personas me escribieron: “No pienso ver un programa con actores gays”.
-¿Sentís que todavía hay resistencia con el tema?
-Sí, re. ¿Como que no? Sí, todavía hay. Mucha gente no está preparada para enfrentar temas como una relación entre hombres o mismo la dictadura argentina, de la que se habla mucho en la novela y quizás prefieren ver algo más alegre o para no pensar tanto. Eso puede pasar pero he visto muchos mensajes que me sorprenden y a la vez no tanto. Uno cree que estamos bárbaros con la aceptación de la comunidad LGBT y que no pasa nada pero en realidad, sí. Lo hablo desde mi lugar privilegiado en el que puedo estar de novio y no esconderme pero hay muchos lugares por fuera de lo que es Capital donde las realidades son distintas. Me encanta que suceda esta incomodidad y siento que la lucha del colectivo todavía hay que batallarla. Me hace feliz poder estar en una novela que representa una época tan fuerte.
-¿Recibís mensajes de chicos contándote sus historias?
-Sí, todo el tiempo porque yo hablo mucho en mis redes sociales de salud mental, sobre todo. Es una de las banderas que más alzo y tiene que ver mucho con esto también. La salud mental en mi caso y el haber estado tan mal como estuve fue tremendo y lo que desencadenó todo fue el hecho de reprimirme tanto. Entonces, fueron años en los que no pude decir lo que era y mi cabeza, que es muy fuerte, me castigaba.
-¿Qué edad tenías cuando estuviste tan mal?
-Era muy chico. Empecé a estar muy mal a los 12 años, que fue cuando empecé a tomar medicación psiquiátrica y estaba todo el día entre psicólogos, psiquiatras, medicaciones de todo tipo y terapias. Como tuve anorexia nerviosa, iba a nutricionistas, médicos, deportólogos. Sentía que me asfixiaba con la comida y que no podía respirar. Era algo que no podía sacar de la garganta y llegué a pesar 37 kilos. Estaba muy mal.
-¿Tu familia qué rol ocupó?
-Uno fundamental. Mi familia está compuesta por mi papá, Guillermo, mi mamá, Fabiana, y mis dos hermanos: Juan Manuel y Delfina. Soy el del medio de los tres hermanos. Mi viejo tiene una empresa frigorífica, que viene de mi abuelo, y mi mamá es odontóloga. Mi hermano trabaja en la empresa de mi papá y mi hermana es diseñadora gráfica y vive hace varios años en Australia. Cuando yo me empecé a sentir mal, era otra época y no había tanta información como ahora. Para mí era tremendo porque me sentía muy incomprendido.
-¿Dijiste que sentías que te ahogabas?
-Sí. Cuando empecé a sentirme tan mal y que no podía respirar, directamente no podía tragar y me tenían que licuar la comida. Una cosa muy extrema. Me hicieron endoscopías y estudios de deglución para ver qué tenía pero en realidad no salía nada. Era todo de la cabeza. Ahí empezaron a darse cuenta de que era una cuestión psicológica.
-¿Vos ya sabías que tenía que ver con la represión de tu sexualidad o todavía no?
-No, no lo podía exteriorizar, lo tenía tan reprimido y sentía tanto miedo que ni siquiera yo sabía qué me pasaba. No me daba lugar a mí para poder sacar todo eso. Entonces, no me daba cuenta. Siempre tuve inclinaciones y de chico ya lo sentía pero cuando sos chico, decís: “No, esto no, vamos a dejarlo a un costado”. Así fue como empezó a querer brotar por todos lados. El tema de la salud mental fue cada vez peor, comencé a ir a psiquiatras y me empezaron a medicar muchísimo. Probaban de todo: antidepresivos, estabilizadores del ánimo, ansiolíticos. Eso me imposibilitaba todo: no podía salir de mi casa y del colegio me volvía todo el tiempo porque no podía estar ni siquiera en clases.
-¿Repetiste de curso?
-No porque siempre terminaba rindiendo todas las materias a fin de año y las daba bien. Pero sí, me llevaba todas las materias y sufría bullying, obvio. No solo por mi orientación sexual sino también por mi salud mental. La pasé muy mal y los primeros años de la secundaria fueron un infierno para mí en todo sentido. Por suerte, mis viejos fueron mi salvación. Supieron tratarme y llevarme por un lado que no cualquier padre puede hacer. Estuvieron conmigo todo el tiempo, mi vieja me llevaba a todos los médicos y mi viejo iba a laburar y me llevaba con él porque yo no podía estar solo. Empecé a ser también como una especie de carga para ellos y mucho no podía estar solo porque cuando me dejaban solo, empezaban los ataques de pánico y la muerte.
-¿Sentías que te morías?
-Sí, todo el tiempo. Me moría y me moría, eh. Literal. Era todo el tiempo y lo peor es que esa sensación era diaria. Estaba todos los días mal.
-¿Cuándo empezaste a salir a flote?
-Cuando quedé en Patito feo empecé a estar un poco mejor pero no estaba bien del todo, entonces tampoco lo podía disfrutar. Mi primer trabajo fue Patito feo y mi hermano siempre me dice que le tengo que agradecer a él. Cuando fue el casting de Patito, yo estaba con ataques de pánico y no podía ir al casting porque me sentía muy mal. Entonces, me llevó mi hermano y para mí era una locura pensar en estar con otras mil personas en un casting abierto. Me mandé con el anuncio que había visto en la tele y quedé.
-¿Por qué fuiste? ¿Ya estudiabas actuación?
-Sí y me encantaba desde muy chico. Estudiaba canto, en el colegio cantaba y una maestra me dijo que tenía que presentarme en ese casting que había visto en la tele. Quedé en Patito y era un gran sueño para mí pero a la vez seguía mal. Tomaba la medicación a escondidas y no quería que nadie me vea por miedo a que se enteraran que estaba mal y me saquen de la novela. No podía comer nada afuera y de los millones de shows que hicimos con el elenco, a muchos me los perdía porque no podía salir al escenario por mis ataques de pánico. De las giras no fui a ninguna y fue un momento muy angustiante. La gente me decía: “No podés perderte esto, tenés que ir igual” y yo no podía con mi vida y con mi cabeza.
-Patito feo fue un exitazo. ¿Hoy qué sensación tenés cuando recordás ese boom?
-Fue hermoso porque fue mi primer laburo y fue increíble todo el proyecto. No podíamos caminar por la calle, era un fenómeno lo que pasaba y todo lo que se generó. Lo recuerdo bien y también lo recuerdo mal por mí porque hubo momentos en los que no la pasé bien. Después de Patito feo tuve una recaída muy fuerte. Me salieron otros laburos, incluso en el exterior y yo no podía viajar. Lo peor es que decía que sí a los proyectos porque me moría de ganas de hacerlos y a la vez la cabeza me jugaba en contra y no podía contra eso. Me perdí laburos en Los Angeles, en otra oportunidad me bajé de un avión, era todo una locura y para mis viejos también porque no dejaba de ser un peso enorme para ellos. Al menos yo lo sentía así.
-¿Te gustaría contar tu historia en una ficción?
-Bueno, sobre eso estamos trabajando a full con mis socios en la productora Crea contenidos. Estamos con un proyecto muy grande de salud mental y la idea es realizarlo en la segunda mitad del año. Es una serie que está basada en mi historia. Hace tres años, encontré un diario mío que había escrito a los 12, que fue mi peor época. Todos los días volcaba todo ahí, una vez lo compartí en mis redes sociales y se generó algo muy fuerte, que ni yo imaginé. Millones de mensajes, lo levantaron hasta en los noticieros y fue la primera vez que hablé de mi salud mental. Se ve que la gente necesitaba escuchar a alguien hablar de eso.
-¿Entonces?
-Desde ahí empecé a hablar públicamente de la salud mental. Primero, sentí que me estaba sacando un peso de la mochila que tenía y también entendí que a la gente le hacía muy bien escuchar hablar de un tema que no se tocaba. Conté hasta la medicación que tomo hoy en día y hablé de la ansiedad que generan las redes, que te llevan a estar mostrando todo el tiempo solo las cosas lindas. En mi caso, siempre mostré todo: lo lindo y si viajaba y me agarraba ansiedad y no podía conmigo mismo, también lo contaba. No quería que quede todo perfecto y que el mensaje sea: “Miren qué lindo dónde estoy y viajé divino”. No, no. Cambié y fui por: “A mí me costó un huevo viajar, me perdí vuelos, no todo es tan fácil”.
-¿Actualmente estás medicado?
-Sí, claro, obvio. No sé si es de por vida pero por ahora, sí. La serie trata un poco de eso también. La escribí hace diez años, que fue el momento en el que dije que no quería tomar más medicación psiquiátrica. Me daba vergüenza socialmente, sentía que era un peso y no quería depender de eso. Dejé la medicación, empecé a escribir y fue un proceso horrible porque caí en un pozo que fue muy fuerte. Y tuve que volver. No pude ni puedo estar sin medicación diaria. Probé un montón de métodos naturales y cosas pero no puedo.
-¿Cómo se llama tu serie?
-Todavía no puedo decir el nombre. Es una serie basada en mi vida y luego va a tener un propósito mucho más grande que la serie en sí misma. La idea es poder ayudar a gente que está atravesando momentos duros. El proceso de la serie me pega muchísimo y a la vez siento que se lo debo a mi yo de 12 años. Hoy en día veo a gente que está muy mal como estuve yo pero en aquel momento no tenía a nadie para escuchar ni un referente que contara que le pasaba lo mismo que a mí. Me sentía solo y para mí era yo solo el que tenía eso. No podía compartirlo con nadie que estuviera igual que yo. Me pasa que siento mucha responsabilidad social y quiero que la gente que está como estuve yo, esté un poco mejor. Esta serie es especialmente para eso y toca hasta el tema del suicidio.
-¿Tuviste intentos de suicidio?
-No intentos pero sí pensamientos. Llegó un momento en el que me preguntaba: “¿Por qué sigo viviendo así? ¿Por qué tanto sufrimiento?”. No lo entendía. Era chico y veía a todos mis compañeros bien, disfrutando de la adolescencia y de empezar a salir pero yo no podía pisar la vereda. No entendía por qué a mí. Cuando retomé con mis socios este proyecto, nos pusimos a full y se está armando algo muy grande, que nunca me lo esperé. Es muy necesario. Mis socios en Crea contenidos son Santi Ramundo y Diego Vago, más dos chicos que se sumaron para este proyecto. Escribimos el piloto de la serie, que es una locura y estamos encarándolo con todo.
-¿Qué te gusta más: actuar o producir?
-Las dos cosas. Hoy no te elijo una. Vengo de hacer ATAV y me encantó. Me estoy reencontrando con el Santi actor porque en una época me alejé mucho de la actuación. Hace unos años, me fui a protagonizar la serie Chica vampiro a Colombia y no me dejaban decir que era gay ahí. La pasé muy mal porque era muy importante protagonizar y ser el principal de una novela pero a la vez era horrible no poder contar quién era. Por como soy, llegaba a mi casa y sentía un vacío enorme. “Si estoy haciendo lo que me gusta, ¿por qué no puedo ser yo? ¿Por qué hacer lo que amo implica dejar de ser yo?”, me preguntaba. Eso me dio vuelta y empecé a dirigir. Me alejé un tiempo de la actuación y no quería estar dándole a la gente que me sigue un mensaje no real y que piensen que soy una cosa que no soy.
-Qué fuerte.
-Muy fuerte. La dirección siempre me gustó y me sentí atraído por la imagen, el diseño y la fotografía. Empecé a hacer eso, me fue bárbaro y ahí se generó la productora Crea. Contar historias, poder plasmar lo que uno tiene en la cabeza y hacer emocionar a otras personas me vuelve loco. La dirección tiene algo que es fascinante. Hoy, en lo laboral estoy con ATAV que ya se grabó toda, más los proyectos de Crea y dirijo a Momi Giardina en su espectáculo unipersonal que se llama Cualquier cosa te llamamos. Momi la está rompiendo. Soy el escritor y director de la obra de Momi, que ahora se va de gira por Europa. Una locura lo que se generó.
La entrevista con Santiago Talledo está en la edición digital de junio de revista Pronto, se puede descargar y leer de manera gratuita haciendo click en este link