Karina La Princesita ha expresado en varias oportunidades momentos duros que tuvo que atravesar y que tuvieron secuelas en su salud mental. Reconoció que está siendo tratada por psicólogos y psiquiatras debido a su lucha contra la depresión. Ha experimentado ataques de ansiedad y está tomando medicación para estabilizar sus emociones, lo cual le dio una gran ayuda en los últimos meses.
Ahora en una entrevista para el programa Seres libres, conducido por Gastón Pauls, dio más detalles de la dura lucha que lleva adelante para superar sus problemas emocionales.
"Dije que sí a venir a un programa como éste porque es el momento. Me parece que si hubiese sido un tiempo atrás tal vez hubiese dudado, pero después de padecer ciertas situaciones y comprenderlo decís sí, porque entendés de qué se trata. Antes tal vez no entendía la importancia que merece y que tiene el tema, la falta de educación que yo tenía con respecto a este tema en todas sus ramas, porque es muy amplio".
"Se trata de entender a la gente que antes yo no entendía. Porque muchas en muchas ocasiones escuchás decir "bueno me siento mal, no puedo con esto, no puedo con lo otro" y vos decis "qué exageración" o lo que me dijeron a mí muchas veces de teniendo todo no valorar. Entonces una vez que entendés lo que sentís, las sensaciones, las emociones, el no poder controlar las emociones, entendés a la otra gente, tenés más empatía".
"Siempre repetí a medida que fui creciendo una frase que después entendí que la decía sin sentirme identificada del todo. Siempre dije "la verdad que la vida tan dura que tuve y yo bastante bien estoy, no me afectó". Pero claro, después a medida que pasan los años y empezás a mirar para atrás y decís "uy, acá me va mal siempre en lo mismo, de acá no puedo salir" y muchas emociones muy fuertes que yo no podía controlar, que pensé que eran cosas muy normales, naturales, que calculo que le pasaban a los demás. Entendí que no estaban bien, y yo que era tan pensante y tan inteligente, no tenía el control de esas cosas y no las podía manejar. Y eso se fue haciendo más oscuro, más oscuro hasta que en algún momento empezó a afectar mi trabajo, bueno vida social mucho no tengo, pero a mi familia. O ver que mi hija me ve que no estoy bien... Entonces empezás a decir "bueno no ok acá esto no es normal, como yo lo creía y hay un problema".
"¿Qué es lo que me pasa? Depresión. ¿Dónde la siento en el cuerpo? Mirá que loco que yo siendo cantante a mí era acá, el nudo en la garganta y en los pulmones. Yo respiro, pero siento que no se me llenan los pulmones. Porque vivía constantemente con lo que era una angustia, heridas, pero era como que por momentos era más intenso todo. A veces se le sumaban los nervios de subirse al escenario o si tengo que hacer TV o estar en una peli o hacer algo desconocido... La adrenalina y los nervios que eso tiene más las emociones que tengo, se hacía trágico".
"El año más duro fue cuando ya no lo podía ocultar más. Yo me subía al escenario y nadie se daba cuenta de esto porque yo era muy profesional. Yo no se lo decía a nadie, era "me puedo arreglar sola". Entonces era estar una gira una semana, en un hotel llorando todos los días sin dormir, pero después salía así a cantar y a darle alegría a la gente y me hacía bien en un punto, pero duraba lo que era subirme o bajar del escenario y era volver a lo mismo".
"Me di cuenta que no podía seguir así cuando veo que ya antes yo le decía a mi hija Sol, 'mamá está cansada, vengo de gira, me voy a dormir'. Y no es muy normal que duerma tanto tiempo, que no quiera ir a comer. Ya se empiezan a dar cuenta. Entonces decís 'a ver, si todo esto que yo vivía, a mí me afectó, yo no quisiera hacer lo mismo con mi hija. Ya que no tuve fuerzas por mí al menos por la persona que más amo, en este mundo. Tengo que reconocer que no tengo todo tan bajo control como yo creí toda la vida y que me tengo que ocupar de este tema'".
."Yo conviví con esto toda mi vida, lo que después entendí que eran ataques de ansiedad, lo que después entendí que eran ataques de pánico. Cuando yo era chiquita y mis padres se separaban, se juntaban, se separaban, se juntaban, cada vez que mi papá nos venía a visitar, la despedida era un ataque de pánico, en el que yo sentía que si se iba, me moría. Sentía que me pasaban cosas en el cuerpo, que me faltaba el aire. No podía expresar 'che, siento que me va a agarrar una ACV, siento que me agarra un paro cardíaco'. Hoy de más grande entiendo que yo sentía eso en el cuerpo y terminaba en patalear, en darme la cabeza contra la pared y hacer todo lo posible para frenar esos nervios, esa falta de oxígeno, que no podía respirar y el lograr que mi
papá se quede. Y al final lo conseguía porque siempre volvían por mi".
"Con 19 años la primera vez que canté en el Gran Rex, yo había empezado hace ocho meses y era el primer teatro que yo hacía. Se atrasó el show porque yo tuve un ataque, que hoy entiendo que fue de pánico y de ansiedad. No podía parar de temblar y tenía un ataque de nervios con la gente ya ahí, gritando 'Karina'. Nadie sabía lo que pasaba. Yo salí y lloré todo el show. Fue un show desastroso, pero la gente lo recuerda como muy emotivo porque yo era chiquita y estaba viviendo un sueño pero artísticamente fue muy feo. No afiné, estaba mal y lloré todo el tiempo. Para mí era algo normal por la emoción muy grande de lo que estaba viviendo en ese momento, pero eran cosas con las que yo convivía"
"La etapa más marcada de esta etapa de depresión y ataques de ansiedad es cuando en mi cabeza ya era una decisión el querer morirme, pero yo me acuerdo de lo que sentía y de lo que veía en ese momento era negro, no me acuerdo ni dónde estaba, calculo que estaba de gira o en mi habitación. No fue una sola vez fueron varias, de sentir que ya no había salida de ningún tipo. Ya había probado todo, ya había hecho terapia, pero lamentablemente a veces nos quedamos con esas malas experiencias de haber hecho terapia con la persona que, te puede pasar con amistades o con la pareja, no siempre es la persona correcta. Tenés que encontrarla y empezar a entender que le importás a alguien, porque también ese sentimiento que da vueltas de que no le importás a nadie, viste... A mí lo que me pasaba es que yo no me quería matar, pero me quería morir. No es que yo decía bueno, de qué forma me puedo quitar la vida, no lo pensaba, quería morirme. A mí no me pasó de querer matarme, pero sí, de querer morirme."
"En los momentos que yo decía, 'me quiero morir' decía '¿por qué?', pensaba. Hay muchos tipos de dolores y cosas que te pueden pasar, pero hay uno que es el más grande de todos que gracias a Dios no me pasó y no me va a pasar, porque lo manifiesto que no me va a pasar. Siento que pasé por muchos tipos de dolor desde el de violencia familiar cuando sos chico, o uno de los momentos más vulnerables es cuando estás embarazada y quedarte sola y que te abandonen en el embarazo, es como que decís 're fuerte'; bullying durante todo el colegio con golpes que te querés morir". Bullying en los medios, maltrato en los medios y no era solamente la gente en las redes, era la gente que está frente a una cámara que a veces son súper crueles, lo siguen siendo y lo van a seguir siendo"
"Siempre lo hablaba con mis amigas, que fueron con una de los pocas personas con las cuales me abrí lo más que pude, no del todo. Les decía que era como que no tengo descanso de dolor, yo sufría por lo de 'sos una gorda de mierda' y todo eso fue lo que más me dolió. Pero hoy convivo con eso y no me importa lo que dice la gente. Como me pasaron cosas tan duras, tan importantes que no me interesa y no es algo que me haga daño. Me da lo mismo es como que con el tiempo aprendí a seleccionar qué leo y qué quiero escuchar. A mí me importa la crítica constructiva, la que sirve para aprender y mejorar, y me quedo con los buenos comentarios. Y no por necia, pero hay cosas que ya hasta altura y con esta edad, sabes de qué lado vienen".
"Yo sigo en tratamiento, obviamente cuando fui a al psicólogo que fue lo primero que hice, entendimos que tener tristeza y tener angustia, y llorar varios días todo está bien Llega un punto en el que deja de ser normal, que es el no llorar y no tener emociones, o el no poder frenar esa angustia. Y ese era mi caso, entonces es cuando te derivan al psiquiatra y vos ahí decís 'me van a internar' porque está también la falta de educación que hay, que vos decís yo a mi hermano o alguno le aconsejo y 'por qué no vas a terapia'', y te dicen 'no, yo no estoy loco'. Con un psicólogo y peor si le nombras al psiquiatra y más si nombras medicación. Hoy entiendo que es lo mismo cuando vas al médico y te duele algo y te dan un antibiótico. El cerebro también es parte del cuerpo y también tienen sus medicinas y sus cosas que nos ayudan. A mí estoy medicada todavía y obviamente no es, como los antibióticos fuertes que en siete días se te va, tardé tres meses en que me hagan efecto porque son mínimas dosis y se van sumando muy de a poquito. El momento más oscuro de mi vida fue el año pasado a mitad del año, y estuve varios meses y creo que para fin de año empezó a hacer efecto."
"Voy a tocar un tema de la marihuana, que se dice 'el libre consumo no te hace nada'. A mí me hizo mucho daño y no fui adicta, pero en todo esta búsqueda de la felicidad, que yo no tenía, pasé por probar muchas cosas que me di cuenta que no eran lo mío y gracias a Dios no tuve un tema de adicciones con estas sustancias. Porque en realidad fui adicta a otras cosas, a personas. Probé marihuana en tres oportunidades y las tres veces sentí que me iba a morir y si yo no hubiese estado con las personas correctas, no sé, tal vez sería una más que hoy está diciendo que se aprovecharon de mí. A mí me hizo muy mal. Son cosas que yo con mi hija tengo mucha comunicación y le digo 'vas a estar entre amigos, te van a decir, no te hace nada, si lo vas a probar, yo no te voy a juzgar, pero si te pasa algo, llámame a mí que no te voy a decir nada porque a mí me hizo daño, no me hizo bien."
"Hay como dos lados muy opuestos en mi, el hecho de que puedo sola pero en las relaciones de todo tipo llega un momento en el que yo siento que si la persona se iba de mi vida, yo me iba a morir"