Este jueves 17 se conoció la triste noticia de la muerte de Mariano Caprarola. Tenía 49 años y estaba internado desde hace unos días luego de unos chequeos de rutina que no le dieron del todo bien. Según contó Daniel Ambrosino, le aparecieron piedras en los riñones, algo que era cotidiano tras las cirugías que le hizo Aníbal Lotocki, y eso lo llevó al quirófano. En medio del procedimiento se descompensó y los médicos no lograron reanimarlo.
¿Quién era Mariano Caprarola? estudió para ser productor de moda y asesor de imagen. Con ese título bajo el brazo empezó a escalar hasta transformarse en el gurú del mundo fashionista. Con un estilo propio, descubrió su lugar en la televisión, para siempre poner su impronta. Muchas figuras recurrían a él en busca de asesoramiento por su buen.
Su acercamiento a la moda se dio desde muy chiquito, cuando tal vez ni imaginaba que esa pasión se iba a transformar en su estilo de vida. Sobre todo, porque a los 11 años había empezado a desempeñarse como bailarín. Pero las vacaciones familiares lo cambiaron todo. Años atrás contó que cuando se iba a otras ciudades con sus padres, él se escapa en los locales de ropa, y se quedaba un buen tiempo mirando la indumentaria, sobre todo, cómo estaba confeccionada, las telas usadas.
Allá por el año 2017, habló con Infobae sobre su primer desafío laboral, y dijo: “Sucedió cuando tenía 18 años, mi primera vez con famosas. En aquel entonces vivía en Chile y trabajaba con el diseñador Rubén Campos, quien ha vestido siempre a las grandes estrellas chilenas siendo su musa inspiradora Cecilia Bolocco”.
“En la presentación de una multimarca Rubén se enfermó y venía como estrella internacional Claudia Schiffer y él no pudo asistir, por lo que yo fui quien vistió a Claudia y también a Cecilia. Ellas dos fueron mis primeras mujeres internacionales y primeras desde que empecé”, agregó sobre tamaño desafío.
Cuando regresó a Argentina, empezó a trabajar con mujeres del mundo del espectáculo y de la moda. Araceli González, Luciana Salazar, Isabel Macedo, Nicole Neumann y tantas otras que lo tenían como referente de consultas. Caprarola tenía el don de involucrarse con la persona que lo elegía, se lo tomaba como algo mucho más que un trabajo. “No soy una persona que cobro, trabajo y me voy; me involucro, estoy horas sin dormir pensando que es lo mejor para cada mujer. Me gusta que no les falte nada y que se sientan unas reinas”, contó sobre sus cualidades que lo diferenciaban.
Alegrías y carencias
Involucrarse en el mundo que eligió, siendo varón, no le fue fácil. Hoy los tiempos cambiaron, pero cuando Mariano comenzó todo era diferente. “Mi mamá ya veía que me pasaban cosas diferentes al resto. Les costó entender que yo eligiera a un hombre para mi vida, son convencionales. A mi mamá le costó poquito tiempo entenderlo, fue en mi adolescencia. Mi papá no alcanzó a saber, pero lo intuyó”, le contó en una oportunidad a PRONTO.
Otras circunstancias tuvieron que ver con que no lo dejaron elegir su camino, y el chocar todo el tiempo con lo que quería ser. “Nunca sufrí el bullying del maricón, pero sí sufrí el bullying por ser diferente. Mientras mis compañeros iban a jugar al Italpark, a mí me gustaba mucho más el plan de ir al teatro o a ver una clase de danza. No me formé en la academia, para mi mamá y mi papá era muy difícil que su hijo fuera a estudiar ballet, a una cuadra de mi casa había un estudio de danza y yo me pasaba horas y horas mirando la clase desde un balconcito, no me permitían anotarme”.
Por otro lado, su padre murió cuando él era muy chiquito, de hecho, cuando debutó en teatro, a los 11 años, en el musical Annie, ya no estaba. “Falleció de un infarto. Fue un golpe enorme, mi primera pérdida. En ese momento mamá no tenía control sobre sus hijos, tomábamos decisiones sin rumbo, sin su consentimiento”, remarcó y agregó que con sus hermano siempre tuvo una relación de poca comunicación, de verse poco, pero que se llevaban bien.
Sobre su crianza, en la nota había dicho: “Siempre tuve amor, pero en silencio. Eso se le recriminé mucho a mi mamá. Nunca me faltó nada. Siempre dormí en sábanas planchadas. Montar una vida pretenciosa me aburre y me provoca rechazo. Lo que ves es lo que soy…Muy malhumorado, eso sí, pero porque soy perfeccionista.
Sobre las cirugías y modo de cuidarse, dijo: “Llevo una vida sana y no como harinas. Estoy a favor de las cirugías… Soy muy coqueto. Me acabo de tallar los abdominales con Carlos, un doctor que es escultor de cuerpos. Me hizo una lipoescultura láser: remarca partes del cuerpo que tal vez están tapadas”.
Actualmente se desempeñaba como productor y panelista en La jaula de la moda, el programa que conduce Horacio Cabak. Seguramente, el recuerdo será permanente, ya que era muy querido por todos. Además, se dio todos los gustos, hasta el de las malditas cirugías que lo llevaron a esto. Le quedó un sueño pendiente, el de ser padre.