Andy Kusnetzoff y Eduardo Feinmann son de los periodistas y conductores más famosos del país. Ambos mantienen un bajo perfil en sus vidas privadas. Lo que se sabe de ello es porque lo muestran en redes sociales o comentan cada tanto en sus programas. Lo cierto es que tiempo atrás se armó una grieta entre ambos muy difícil de cerrar.
A finales del año pasado se conocieron todos los detalles de esta gran enemistad. Todo comenzó cuando se presentaron las nominaciones a los Martín Fierro de Radio. En esa edición se sumaron los ciclos del 2019, 2020 y 2021. Todo surgió por la terna de 'Mejor programa periodístico matutino diario', en la cual Andy Kusnetzoff y Eduardo Feinmann fueron nombrados.
Andy, con su show 'Perros de la calle', y Eduardo, con 'Alguien tenía que decirlo', competían directamente por el premio. Pero más allá de la competencia por la estatuilla, lo que realmente ha salido a la luz es la tensión palpable entre ambos presentadores al ser interrogados sobre sus respectivas nominaciones.
Feinmann comenzó diciendo sobre su contrincante: “¿Quién? Ah, el notero de CQC. ¿Es paseador de perros?”. Luego agregó tajante: "Era un notero de CQC. Recuerdo las maldades que hacía. Hasta Mario Pergolini habla mal de él. Es una persona falsa y oscura".
Eduardo Feinmann detalló los motivos de su gran enojo: “Él me dijo que ya no era el joven que era antes, que había crecido y se arrepentía de las cosas que había dicho o hecho sobre otras personas y sobre mí mismo. No le creí nada. Me ha llamado facho durante mucho tiempo. Ahí cruzó un límite del cual no se vuelve".
Sobre esto, Andy Kusnetzoff dio su versión: “¿La verdad querés? Es una relación que ya estaba así cuando empezamos PH..“Lo llamamos cuando inició el programa y nos dijo algo así como: 'No, si dice que soy un energúmeno...', algo así. En ese momento de PH me esforcé mucho con gente que no es mi amiga, que no es de mi palo ni nada que ver. Feinmann entraba en eso, entonces yo remaba personalmente con invitados que no son los que solían venir”.
En ese sentido, continuó: "Conseguí el teléfono y le mandé un mensaje. Le dije '¿Por qué no nos tomamos un café y yo te explico de qué va el programa?'. Me respondió: 'un café no se le niega a nadie'. Nos juntamos en un café de Recoleta y habremos charlado 30-40 minutos. Quedó ahí. Después no vino nunca, pero para mí fue un montón”. Y agregó: “Yo tengo que poner el ejemplo de lo que yo hago, que dos personas que no se hablan puedan charlar”.