Silvina Luna se dio paso en la televisión en la edición 2001 de Gran Hermano, la conducción estaba a cargo de Soledad Silveyra, y el rating del programa era uno de los más altos si de programas en vivo hablamos. Allí conoció a dos de sus mejores amigos, Ximena Capristo y Gustavo Conti, que también dieron inicio a su romance en el reality. Su sueño era hacerse un lugar en los medios, y así lo logró, con su carisma y constancia.
Silvina vino de Rosario a los 17 años y se presentó al casting, a sus 21, en dónde explicó: “Mi vida es una lucha constante, pero casi siempre logro lo que me propongo", y también aclaró: "Quiero ser feliz y trabajar en el medio”.
Tiempo después en una entrevista para Intrusos, Silvina explicó cómo fue su experiencia por el reality: "Cuando lo veo me da ternura, éramos muy naif, sí, nos veo más auténticos, porque no sabíamos dónde nos estábamos metiendo, ni tampoco lo que había afuera, había inocencia".
"Entré con 48 kilos, y aumenté 10 kilos en el programa, pero no lo sufrí para nada. Estar ahí, era comer y hablar boludeces, no teníamos muchas cosas para hacer", agregó la modelo.
En el video que presentó para el casting, se la ve con un carisma y simpatía que llevó a Marcos Gorban, productor ejecutivo del programa a elegirla: "La vimos, la entrevistamos y nos pareció fascinante. Fue la última y terminó entrando a la casa”.
En el video de presentación Silvina contó: "Trabajo de recepcionista en un restaurant y en una agencia de publicidad, haciendo algunas fotos, comerciales, eso me encanta. Me puede jugar en contra que soy demasiado frontal, y cuando me molesta algo, lo digo, porque si no lo digo, me siento mal".
Silvina fue la séptima eliminada, pero después por un repechaje, volvió a ingresar y quedó dentro de los dos últimos finalistas, junto a Gustavo Parra, quién finalmente fue el ganador.