Cuando Julián Pucheta (44) aceptó su papel en ATAV (Argentina, Tierra de Amor y Venganza), sabía que estaba metiéndose en el gran desafío: transmitir empatía para hablar de la homosexualidad en los ochenta, con un personaje ambientado en una época de puertas cerradas.
Hoy se luce en televisión como José María / Majo en la temporada 2 de la ficción de Pol-Ka y El Trece con una historia que toca temas como el HIV, el travestismo, las relaciones entre personas del mismo sexo o el inicio de la democracia en la Argentina de los ochenta.
Participa en “Benito de la Boca” en el Teatro de la Ribera y acaba de terminar la tercera temporada de “El Gato con Botas”, el clásico cuento de Charles Perrault dirigido por Chacho Garabal en el Auditorio de Belgrano. Fue parte de musicales como Drácula, Las mil y una noches, Por amor a Sandro, Rent y Aladin. Fue tres veces ganador del Premio Hugo y dos Premio Atina.
Se define como un hombre "del Oeste, Lomas Del Mirador. La posta y lo digo con orgullo, soy de Villa Insuperable". La pandemia provocó una enorme tristeza para su familia: perdió a su madre, el gran sostén de su vida y quien le aconsejó seguir sus sueños.
En medio de su intenso trabajo, dialogó en exclusiva con REVISTA PRONTO donde abrió su corazón.
-¿Qué significó para vos ser El Gato con Botas?
Yo me mando, soy pelota de trapo. Cualquier desafío actoral primero voy a decir que “sí” y después lo pienso. Sobre todo, cuando es con amigos como Chacho Garabal, el director. Fue ver cómo encararlo, cómo se viste y no caer en algo tan infantil. Ver cómo se para o camina. Me pasé viendo videos de gatos, fue un trabajo de observación y trasladarlo al cuerpo. La gente lo recibió hermosamente. Los chicos flashean. Me gusta mucho hacer teatro para infancias.
-En ATAV tenés un personaje con un gran desafío, ¿cómo lo encaraste?
Me gratifica mucho, me agradecen tocar ciertos temas. Es una gran historia, excelentemente actuada y es fundamental en la tele. Los fans de ATAV charlan sobre lo que ven y, si bien tienen mente abierta, hay temas de lo que cuesta hablar como la homosexualidad o la identidad de género. Todavía hay discriminación, homofobia. Los chicos empezaron a leer lo que pasaba en los ochenta con el HIV. Tengo un sobrinito más chico que me dijo “tío que pasa en la novela porque mi papá no me la deja ver”. Me pregunté el por qué y es porque aún hay prejuicios.
-A veces se peca desde el desconocimiento.
Creo que a veces a los chicos no hay que explicarles nada. Toman todo con naturalidad, están desintoxicados y no crecen con prejuicios. Los adultos son los que dicen "no me gusta que se muestre eso”. Tengo sobrinos, lo ven y no preguntan nada. Atav es una historia de amor entre hombres.
-Y tu personaje está en pleno cambio.
Mi personaje empezó a hacer con una transición, con operaciones y eso te abre otra puerta que es la salud pública. Sin ir más lejos, lo de hoy de las operaciones con Silvina Luna, pobrecita, imaginate en el ‘84 lo que pasaba con eso. En esa desesperación por cambiar, por identificarse consigo misma caían en manos de mercenarios. Si eso tenía una consecuencia, como era gente marginal, no les importaba. Hoy, la expectativa de vida de las travestis sigue siendo de cuarenta y pico.
-¿Qué encontraste de vos en este personaje tan polémico?
Que linda pregunta, porque me la hice mucho yo. Lo quise mucho al personaje de José María. Me hizo rever cosas de mi vida y mi infancia. Él es tan valiente y pude parecerme a él en eso. Tengo una familia amorosa, que me acompañó en todo, pero la sociedad es abrumadora a veces cuando vos no te encajas, no sólo por la sexualidad sino por cualquier cosa. A los chicos los mandaban a la psicopedagoga o te querían encajar en un lugar si no eras estándar. Yo nunca fui estándar en nada. Yo sentía que no encajaba y a José María eso no le importaba. Ahora empieza a soñar con las luces del teatro, con las plumas.
-Hablaste de libertad, ¿estás en pareja actualmente? ¿Creés en la libertad de pareja?
No estoy en pareja, no creo en cómo está concebida. Los paradigmas cambiaron. Me preguntan “¿por qué no estás en pareja?" y yo le pregunto “¿por qué estás en pareja?”. No es algo que anhele y el día que esté en pareja es porque me generó esa necesidad. En mi casa tuve el mejor ejemplo, mis viejos profesaban el amor y me tuvieron muy jóvenes y no se separaron hasta que la muerte los separó, porque mi mamá murió en pandemia y fue muy fuerte. Creo en el amor, pero las parejas de antes eran otro tipo de uniones. Hoy, mientras sigamos viendo al otro como una pertenencia u objeto de deseo único, estamos complicados.
-¿Qué pasó con tu mamá?
Se enfermó de covid, de neumonía. Se llamaba Claudia. No podíamos verla o acompañarla. La veía detrás de un vidrio cuando me dejaban pasar. Se estaba recuperando y fue un coletazo último que no entendemos como pasó. Es triste aún hablar de esto. Cuando te dicen que no está más, es traumático. Tardé mucho tiempo en darme cuenta de que el duelo no era normal. Tenía 59 años, era divina y siempre tuvimos una conexión importante. Me tuvo a los 16 años, yo estaba en su panza y ella en el pupitre de su secundaria. Vivo en San Telmo, mis viejos en Villa Insuperable y a veces no nos veíamos, pero esa conexión nunca se cortó.
-¿Cuál es el recuerdo más lindo que tenés de ella?
La risa, me hacía reír mucho y yo a ella. La palabra de definirla es alegría. Construía su felicidad y si había algo que resolver, se las arreglaba para correrlo del medio y ser feliz. Era una constructora de felicidad.
-Hay un paralelismo entre ATAV y el tema del HIV y la pandemia...
El sida era una sentencia de muerte. El desconocimiento que había, no lo podían parar. En la pandemia que tuvimos había esperanza de curarse, pero había miedo, a los médicos “los echaban” de sus casas. La pandemia nos sacudió a nivel mundial. Amo ver la historia de ATAV porque trata temas fuertes que son la génesis de la mayoría de nuestros conflictos que aún siguen en Argentina. Faltan nietos por recuperar, las deudas eternas, todo contexto político y social, el regreso de la democracia. No puedo creer que aún hoy, en 2023, se horrorizan con el beso de dos hombres.
-¿Qué proyectos se vienen después de ATAV y El Gato con Botas?
Para televisión tengo una propuesta para una biopic para una plataforma (de streaming) con un personaje bastante controvertido en la historia de un famoso de la actuación. En teatro, me ofrecieron una obra sobre la tragedia de Cromañón y vamos a charlar con familiares que perdieron a sus seres amados. Está en marcha y las charlas son por respeto a quien sufrió una tragedia. Yo perdí un familiar en pandemia y comprendo eso. Quiero tener la aprobación de los familiares.
La nota completa con Julián Pucheta la encontrás en la edición de agosto de Revista Pronto