Se llama Lucila Villar pero todos la conocemos como La Tora, el apodo que la popularizó en Gran Hermano. Nació y se crió en Berazategui, tiene 29 años y una personalidad arrolladora, que la llevó a distinguirse dentro de la última edición del reality que condujo Santiago Del Moro y que emitió Telefe. De novia con Nacho Castañares (21), a quien conoció adentro de la casa más famosa del país, Lucila también comparte parte del trabajo con su chico ya que juntos conducen el ciclo Fuera de joda, que se emite de lunes a jueves a las 19 por el streaming room del canal de las pelotas y donde, además, están Julieta Poggio y Daniela Celis.
En una charla distendida con Pronto, La Tora habló de su gran presente, desandó un poco su historia hasta llegar a la actualidad y proyectó sus sueños futuros. “Si tuviese que definirte este momento te diría que es el más feliz de mi vida. Estoy muy contenta, con trabajo gracias a Dios y pensando siempre a futuro. Con muchas ganas de quedarme trabajando en Telefe y metiéndole mucho a Fuera de joda. Además, tengo mi propio canal de Twitch, con el que transmito todos los días en distintos horarios desde mi casa. Por lo general es cuando llego de Fuera de joda y también los fines de semana, que es cuando estoy más libre”, arrancó.
-¿Te imaginabas este presente?
-Siempre me lo proyecté en la cabeza pero no sé si me lo imaginaba tan perfecto. Mis ganas siempre estuvieron y mi sueño era vivir lo que estoy viviendo hoy. No sabía cómo pero sabía que iba a llegar. Ya de chica sabía que iba a entrar en Gran Hermano. Dije: “Esto es para mí”.
-¿Cómo fue eso?
-Ya de chica miraba el programa, me encantaba y notaba que era un perfil muy para mí. Siempre supe que iba a entrar a GH y que iba a llegar lejos. Así fue. En 2016, cuando se hizo en América, había hecho un casting pero no quedé. En esta edición se me dio. Estaba con mis amigas celebrando el Día del Amigo, el 20 de julio y el casting estaba abierto. Todas me decían que mandara mi material pero yo no sabía si hacerlo. Tenía el video grabado hacía 20 días y esa noche lo mandé. Al otro día me contactaron y ahí empezó todo.
-¿Qué sentiste cuando te llamaron?
-Fue raro. Siempre tenía ese típico mini paro cardíaco, que es lo que te pasa cuando te llaman de estos lugares, pero no me quería ilusionar, como me pasó en 2016. Entonces, siempre lo tenía ahí. “Si va a ser, será y sino tendré otro plan”, me repetía para mí misma.
-¿Cuál era tu otro plan?
-Irme a vivir a Europa. La idea era instalarme en Italia para terminar mi ciudadanía. Tengo mitad de la familia italiana y la mitad española, y ahora también estoy con los trámites para la ciudadanía española.
-¿Qué era de tu vida hasta que llegaste a Gran Hermano?
-Laburaba con mi doctora, Mariana Bouvier, que la amo con todo mi corazón y es quien me hizo la reducción de mamas. Es mi doctora de hace años y siempre me quiso para el sector de ventas pero yo no podía porque trabajaba como vendedora en el local de carteras de Juanita Jo, en Palermo. A la doctora la conocía del local, me vio vendiendo, conoció mi manera de laburar y me quería con ella en su consultorio. Entonces, cuando renuncié a Juanita, entré a trabajar con Mariana y vendía las operaciones.
-¿Eras su secretaria?
-No. Más que secretaria, estaba en el área comercial, de ventas. Los pacientes veían a la doctora y yo me encargaba de terminar de cerrar el precio y coordinar los pagos. Cuando empecé con los castings para Gran Hermano, fui a dos sin avisarle y ya al tercero le tuve que contar la verdad a Mariana porque no le podía mentir más. Sin saber si quedaba o no, dejé el trabajo en el consultorio y aposté todo por el programa. “Está todo encaminado para que entre; cualquier cosa te aviso”, le dije a la doc. Ella me súper entendió porque es lo más. La amo.
La entrevista completa con Lucila Villar está en la edición digital de agosto de revista Pronto, se puede descargar y leer de manera gratuita haciendo click en este link