Aunque siempre ha mantenido un perfil bajo sobre su vida personal, cada tanto Gustavo Yankelevich sorprende con algún recuerdo de su hija Romina Yan, quien murió a sus 36 años en 2010 de manera repentina.
Durante una entrevista con Luis Majul para el programa El Observador, que se transmite por FM 107.9, Yankelevich habló de lo mucho que extraña a su hija y de los momentos más difíciles que vivió por el duelo.
Gustavo contó que siempre viaje con una foto de su hija y que suele hablarle a diario en presente. Además, el productor se animó a revelar que una vez le pidió ayuda a Romina y que en ese momento vivió una rara experiencia que lo marcó.
Tras detallar que hace unos años estaba esperando un tren en Milán, Yankelevich contó: “Me apareció otra vez el agujero negro y dije: ‘No lo voy a poder soportar’. Yo viajo siempre con una foto de Ro, siempre le hablo como le hablo ahora, en presente, porque Ro está acá. Y le dije: ‘Ayudame en esta porque no salgo. Sacame de esta´”.
“Dije eso y me fui a la estación de tren con mi mujer, Rossella. Llegamos y había mucha gente en el andén. Todavía no habían puesto el andén que iba a Milán”, dijo y siguió: “Mi mujer me preguntó si la acompañaba a tomar un café y le dije que no, por primera vez. Siempre estamos juntos, pero le dije: ‘No, andá, no te acompaño. Me quedo acá’”.
Luego, recordó: “Me quedé mirando para arriba el cartel. Después escucho: ‘Señor Yankelevich’. Entre una multitud, habría dos mil o tres mil personas. Y bajo la vista y veo una mujer muy luminosa que se me acerca y me dice ‘¿le puedo dar un beso?’”.
“Le dije que sí, que claro y nos abrazamos. Ahí le dije que yo no la conocía y le pregunté si era de ahí y me respondió: ‘No, estoy de paso. ¿Pero tiene un minuto? Le quiero contar algo'”, explicó.
Además, el empresario detalló: “Me dijo: ‘Yo tenía dos hijas, de 12 años y de 10 años. Y todas las tardes las buscaba en el colegio y merendábamos en casa viendo Jugate conmigo. Con mi marido habíamos decidido no tener más hijos y quedé embarazada. Pasaron unos meses cuando me entero que iba a tener una nena. Cuando les pregunté a mis hijas qué nombre le querían poner a su hermanita, las dos me dijeron Romina, por Romina Yan’”.
“Entonces yo le dije ‘¿vos tenés una hija que se llama Romina por mi hija?’. Me dijo que sí, me dio un beso y se fue”, dijo y continuó: “Nunca supe hasta el día de hoy quién era. Por supuesto me puse a llorar, llegó mi mujer, me preguntó qué me pasaba. Lloraba de felicidad, me sacó del agujero negro en menos de dos horas que le había hablado y le había pedido a Romina, porque me dio una felicidad lo que acababa de pasar y yo sabía que era ella porque se lo pedí y lo tuve”.