Sin dudas el amor ha marcado la vida de Pampita. Pero no sólo por las cosas lindas que tiene este, sino que también por los distintos caminos de espina que le ha tocado transitar, ya sea por consecuencias de sus propias decisiones o por el accionar ajeno. En este sentido, uno de los escándalos más grandes de su vida se dio con Martín Barrantes, su primer esposo.
Corría el año 2000 cuando la modelo se lucía en todas las pasarelas del país y comenzaba a posicionarse como una de las más importantes. Fue en este momento de su vida en el que el amor la atravesó de la mano del polista, con quien tuvo un año de amistad hasta que nació el amor.
Tan es así, que para octubre del 2002, Pampita y Martín Barrantes ya estaban casados, por lo que celebraron con una gran fiesta para sus familiares y amigos. Sin embargo, pese al revuelo que generó verlos pasar por el altar, el amor no tenía mucho hilo en el carretel.
Sucede que en el 2003, antes de llegar a cumplir el primer aniversario de casados, la pareja terminó en malos términos. Tan es así, que incluso todo terminó con un juicio a la modelo por adulterio, dado que había comenzado a salir con Benjamín Vicuña cuando aún no había firmado los papeles de divorcio.
En Pampita Online, la modelo esclareció qué fue lo que le sucedió con Martín Barrantes: “Vamos a contar esta historia que hasta el día de hoy sigue tergiversada. Me separé, conocí a otra persona, rehice mi vida y quedé embarazada. Pero todavía el divorcio no había salido en ese momento porque había que esperar un tiempo”.
Tras hacer referencia a que en ese entonces debía esperar a los dos años para separarse, explicó: “Con la inocencia de la juventud, no sabía que tenía que esperar al papel firmado para quedar embarazada y que en ese momento eso era adulterio, a pesar de que estaba separada, que ya no vivíamos juntos y yo vivía en otro país”.
Ante esto, no temió a la hora de demostrar su fastidio con Martín Barrantes, ya que aprovechó la ocasión para propiciarle un golpe bajo y así ganar el juicio por adulterio: “No sabía que había ciertas reglas o que me podía pasar algo así. Tampoco sabía que la otra persona iba a hacer uso de la ley”.