En su casa siempre se respiró arte. Desde que Mariana Torres (56) tiene uso de razón, en su hogar jamás dejaron de sonar canciones. Hija de la legendaria Lolita Torres y el joyero Julio César Lole Caccia, es hermana del también músico Diego Torres, tía de Angela Torres y de muchos otros sobrinos que se dedican al arte. Ya de chiquita, Mariana supo que quería trabajar en el mundo del espectáculo y debutó como actriz a los 15 años, al lado de su famosa mamá. Desde entonces, no paró y como la carrera del artista muchas veces es inestable, a la par ella se dedicó a la joyería, oficio que heredó de su padre. En diálogo con Pronto, contó: “Tengo las dos facetas y agarré los dos kioscos: tanto el de mamá como el de papá. ¡Trabajo no me va a faltar nunca! Uso Mariana Torres para la música en mis redes sociales y Mariana Torres Joyas para mi otra actividad”.
-¿Eso es para tener los huevos repartidos en dos canastas?
-Sí, claro. Mi papá era joyero, cosa que heredó de su papá y su abuelo, así que soy cuarta generación de orfebres y joyeros. Me asocié con mi primo, Sergio Caccia, que es orfebre y paralelo a mi carrera musical, tengo el Instagram Mariana Torres joyas, donde hace más de 20 años hago alhajas y tengo mi propia colección. Vendo y laburo de eso cuando el arte no da, ¿vio? En realidad, tendría que usar el Caccia por papá pero me puse finalmente Mariana Torres joyas. El me diría que soy una falluta, ja. Todos los aros que uso son de mi colección y trabajamos plata, oro y mi socio es orfebre. Le he hecho cosas a Diego, a Carlos Vives, a Rubén Blades.
-Venís de hacer tu show en Café La Humedad.
-Sí y fue hermoso. Toqué el 20 de septiembre en Café La Humedad y también en Castor y Pólux (Tacuarí 955), en pleno San Telmo. Es un café concert que hizo Lino Patalano antes de fallecer y es una hermosura. Era como el galpón del Teatro Maipo y él hizo un café concert bellísimo. Y lo de Café La Humedad fue maravilloso y surgió después de que Raúl Lavié me invitara a cantar con él en un show que brindaba en el café.
-¿Sos amiga del Negro Lavié?
-Lo adoro a Raúl y nos conocemos de hace mil años porque mi primer laburo fue a los 15 años en Tu cuna fue un conventillo, un sainete en el Presidente Alvear donde estaba mamá, Eva Franco, Beba Bidart, Raúl Lavié, Tincho Zabala, Ignacio Quiróz, Laura Bove, Nelly Fontán, Marta Albanese, Luis María Castro y un elencazo.
-Vos tenías 15 años, o sea que fue a la par del secundario.
-Exactamente. Estaba en tercer año del colegio. Había arrancado a estudiar actuación a los 12 años porque ya de chiquita quería hacerlo y mi mamá me dijo: “Ok, cuando termines la primaria si seguís con ganas, empezás a estudiar teatro”. Insistí tanto que cuando terminé la primaria, me metí con Alejandra Boero, luego con María Esther Fernández y tuve distintos maestros con distintas técnicas de actuación y canto. Mi debut fue ahí, a los 15 años en ese sainete espectacular. Desde entonces quedó un cariño y una onda bárbara con Raúl Lavié y Laura, su esposa. Años después, escucharon mi CD que está en Spotify y Raúl me invitó a cantar con él en Café La Humedad. Ahí surgió después tener mi propia fecha, la del 20 de septiembre.
-Arrancaste a trabajar al lado de tu mamá, Lolita Torres. Un espacio de contención enorme, ¿no?
-Sí, sin dudas. Fue espectacular porque estaba muy nerviosa, era un elenco enorme y de mucha gente muy grosa, de teatro de toda la vida. Todos artistas muy experimentados y salíamos con mamá y teníamos una participación juntas. Cantábamos un pedacito de una sevillana y eso fue lo primero que hice.
-¿Desde ahí no paraste o tuviste baches?
-No, sí, tuve baches. Pero hice cosas muy lindas a la vez. En el Maipo hice la comedia musical de El Zorro, con Eleonora Wexler, Pablo Rago, Fabián Gianola y mi hermano Diego Torres, dirigidos por Santiago Doria. Después hice El loco de Asís en el Cervantes, con dirección de Manuel González Gil y fue una temporada increíble junto a Germán Palacios y un elenco de 20 bailarines. También actué en El cuarto de huéspedes, en el Tabarís, con Rosa Rosen, que fue su última obra de teatro y yo era su coprotagonista. Trabajé en Talismán, con Graciela Pal y Luz Kerz, en el Bauen, y El Moreira en el Cervantes, dirigida por Claudio Gallardou, donde le hicimos también un homenaje a mamá en el momento más dramático de la obra. Mis hermanos no podían creerlo y me decían: “Esto parece un cuadro salido de una película de mamá”.
-¿Te ves parecida a ella?
-Sí, ¿sabés que sí? Hay momentos en los que hago gestos o cosas y mis hermanos me dicen: “Ay, nena, ese gesto es de mamá”. Hace poco estuve en La peña de morfi, en Telefe, y cuando me vi después en la repetición noté muchas cosas de mi vieja en mí. Me pasa cuando miro también fotos familiares y videos nuestros. Sí, me veo re parecida a ella. Ahora me encanta pero en una época a nivel profesional eso me acobardó mucho. Por suerte me ayudó mucho la terapia a amigarme con esto y a entender que mamá es única. Lolita Torres hay una sola y su voz era y es increíble.
-¿Te molestaba que te compararan?
-Al comienzo sí pero después entendí que la comparación siempre iba a estar. Las críticas y los comentarios van a estar siempre y habrá quién dirá: “Es un desastre, ¿por qué no se dedica a otra cosa?” y a la vez quien opinará: “Me encanta, tiene su propio estilo”. A las malas la dejo pasar y a las buenas las tomo y las agradezco. Sé que tengo mi canto, mi forma y mi estilo y por suerte ya superé todo lo otro. Tomo y me quedo con todo ese orgullo que me da ser la hija de Lolita Torres.
-La hija de Lolita y la hermana de Diego Torres, que tiene un carrerón. ¿Te pesa eso?
-No es fácil. En un momento eso me pesó mucho y me ayudó un montón hacer terapia. En un momento fue mamá, después empecé yo a querer surgir pero de repente surgió Diego y reventó todo. Recuerdo que nos presentamos los dos a un casting y quedó él pero yo no. Y explotó todo.
-¿Para qué era el casting?
-Para Nosotros y los otros, que fue la primera ficción que hizo Diego, con producción de Silvia Montanari. Estaban en el elenco Rodolfo Bebán, Fabián Vena, Adrián Suar. Yo me presenté a ese casting pero no quedé y Diego, sí. Encima él se había presentado en joda, bien a su estilo, y quedó. Para mí fue tremendo eso, una cosa horrible y hasta me enojé con él. “¿Cómo vos quedaste y yo no no?”, le decía. Y después entendí que no tenía que ser. La vida es así y las cosas a las personas nos llegan cuando nos tienen que llegar.
-¿Y a vos cuándo te llegó?
-A mí me pasaba que me presentaba en los castings y desafinaba al cantar. Pero era yo misma la que me tiraba abajo. Hasta que un día, me dije: “Mariana, chau, listo, basta, sé vos y fluí”. Ahí todo cambió. Con Diego somos recontra unidos, me canto todas sus canciones y me encanta lo que le pasa. Se lo merece, es un artista increíble y un gran laburante. Es muy buen hermano, buena persona, súper compañero pero el rollo pasaba por mí, no por él. Ni por mamá ni por Diego. Mamá jamás me dijo: “Cantá como yo”. Al contrario, me decía: “Cantá como vos y hace lo que vos quieras hacer”. Era mi inseguridad.
-Venís de una familia de artistas. ¿No tenías escapatoria o pensaste un plan B?
-No porque siempre, desde muy nenita, me miraba al espejo y decía. “Quiero ser actriz y cantante como Marlyn Monroe y Rita Hayworth”. ¡Mirá qué dos diosas tenía en la mira! Hablaba sola, actuaba, me miraba al espejo y ahí arranqué con querer estudiar teatro. Mi mamá, que conocía el ambiente, quería esperar a que terminara la primaria. Mi único sueño era cantar y actuar.
-¿Qué fue lo primero que hiciste en tele?
-Socorro quinto año. Tenía 21 años y fue un boom. Recuerdo que el casting me lo hicieron en donde estaba Crónica, sobre la calle Riobamba, y me lo tomó Rodolfo Ledo junto con Silvia Montanari, que estaba en la producción con en Nosotros y los otros. Pasé el casting y quedamos con Laura Novoa y varios más. Eran ocho protagonistas, yo estaba ahí como en el lugar nueve y ya en el segundo programa, Ledo me puso en el grupo de los protagonistas. Tuve una historia re fuerte y linda porque mi personaje quedaba embarazada en el colegio y dudaba si tenerlo o no. Hace más de 30 años, no se hablaba de temas como el aborto o la marihuana en la televisión y fue re fuerte. Lo quiso prohibir la iglesia y finalmente el Comfer lo terminó prohibiendo.
-¿Fue un quiebre en tu vida?
-Sí, re. Era mucha popularidad, fue muy fuerte estar en ese programa y recuerdo que salía por la calle y se daba vuelta todo el mundo. “Mirá la de Socorro, la hija de…”, murmuraban. Si salía comer, me saludaban y cuando salía del teatro, tenía que tener seguridad porque era una locura lo que pasaba con el programa. Recuerdo que hasta fuimos al programa de Bernardo Neustadt en la radio que era política y nos quiso entrevistar por la sensación que causaba la novela. Fue bisagra, sí.
-¿Y luego de eso?
-Trabajé en otros programas pero ninguno fue tan fuerte como Socorro quinto año. Tuve una participación en Amigos son los amigos, también 90 60 90 modelos con Nati Oreiro y hacía de la mala. Hace poco filmé Freeks, en Disney e hice una participación en La jefa, la nueva serie que está filmando Nati Oreiro en Disney. Salí en Limbo y Santa Evita pero lo más fuerte, sin duda, fue Socorro. Tenía escenas ahí con Norman Briski y moría porque lo amo como actor.
-¿Dónde vivís?
-En Villa Elisa, cerca de La Plata. Me casé hace 34 años con un platense, Gabriel Maluendez, y tenemos dos hijos: Sol (25) y Juan (21). Sol es profesora de Ciencias de la Educación y canta como los dioses. Cantó con Diego en el Rex y conmigo en varios shows. Pero un día dijo: “Mamá, hay muchos artistas en la familia”. Tiene amor por la música y creo que va a volver a cantar en algún momento. Juan estudia Abogacía y a la par es músico y tiene sus primeros temas en Spotify. Compone, canta, toca el piano y su pasión va por ahí. Mi marido también es músico y toca el cajón peruano. Labura de otras cosas pero ha hecho música para películas, como El entretenedor, con Raúl Taibo y Betiana Blum.
-¿Cómo se conocieron?
-En una fiesta que había hecho en el departamento que mis viejos tenían en Santa Fe y Paraná, en Capital. Venía mi ex cuñado, o sea el ex marido de mi hermana, y lo trajo a quien hoy es mi marido. Armé una fiesta divertida, cayó Gabriel y nos conocimos. El tiene diez años más que yo y recuerdo que se lo comenté. “Uy, qué grande que sos”, le dije. A los diez días me invitó a salir y no nos separamos más. A los tres meses nos casamos.
-¡Qué rápido!
-Sí. A los 45 días ya estábamos viviendo juntos y a los tres meses nos casamos con papeles y con todo. Llevamos 34 años juntos. Tengo 56 y él, 66. ¿Si siento la diferencia de edad? No. Siempre había tenido la idea de estar con un tipo más grande porque los de mi edad me parecían unos boludos. Por eso me terminé enganchando. Me gusta que sea más grande. Cuando lo conocí, él ya vivía solo y al comienzo se notó. No fueron fáciles los primeros dos años de convivencia. El quería tener hijos ya y yo no. Tardamos nueve años en ser padres. Sol llegó a los nueve años de estar casados. Todo a su tiempo. Viajamos mucho, nos hicimos la casa y pasamos tiempo solos, que fue muy bueno para la pareja.
-¿Sortearon crisis?
-Sí, miles y hace un año y medio estuvimos tres meses separados. Me fui tres meses a Buenos Aires. No es fácil pasar un matrimonio de tantos años. El se fue a Australia y volvimos porque quisimos apostar de nuevo. “Quiero seguir, acá hay mucho amor y respeto”, me dijo él y coincidimos. Nunca entre nosotros hubo maltrato ni una puteada ni una falta de respeto. Eso siempre fue regla en nuestra pareja. El amor jamás dejó de estar, nos dimos cuenta de que nos seguíamos queriendo y volvimos.
-¿Cómo reacomodaron todo?
-Con terapia cada uno por su lado; ya habíamos hecho antes terapia de pareja. Quisimos intentarlo, con bases nuevas para que la rutina no nos mate. La rutina es lo que más en contra juega en un matrimonio de tantos años. Nuestra hija ya no vive con nosotros y nuestro hijo cuando se reciba se quiere mudar a Capital. Hoy estamos bien, volviendo a encontrarnos en esta nueva etapa.
-¿En qué etapa están?
-Los chicos crecieron y como fueron los dos muy buscados, durante muchos años la prioridad absoluta fueron los chicos. Ahora que ellos se están yendo de casa, nosotros todavía somos jóvenes y la pregunta es qué hacemos con nuestras vidas. Ahí nos estamos reencontrando.
-Otro tema. En tu familia de artistas, está también Angela Torres.
-Sí, que es súper talentosa y trato de acompañarla. La he ido a ver a lo primero que hizo y a lo último también. Cada vez que hace algo me llama para invitarnos a los cuatro y allí vamos, siempre en familia. Es súper talentosa Angela y también está mi sobrino Benja Torres, que es el hijo de mi hermana Angélica y la rompe. Tiene su banda, su música y temas en Spotify que suenan mucho. Hace poco hizo un tema con Diego y con Angela muy lindo. Trato de estar y acompañar siempre cada proyecto que nace en la familia.
-¿Cuántos sobrinos tenés?
-Muchos. Somos cinco hermanos: Santiago, Angélica, Marcelo, Diego y yo. Marcelo es papá de Angela y de Mía, que tiene 11 años y estuvo en los musicales de Matilda y School of rock, en el Gran Rex. ¡No sabés lo que canta y lo que baila Mía! Las condiciones que tiene esa nena son tremendas. Mía es hija de Marcelo con Vanina y Angela es hija de Marcelo con Gloria Carrá. Mi hermana Angélica tiene a Benja, a Laura que es escritora de libros y a Pedro, que es guitarrista profesional y está en la banda de Diego. El arte está muy presente en toda la familia.
-Diego es papá de Nina, que vive en Miami.
-Sí, ¡y es tan hermosa! Trato de viajar mucho a Miami para verla. Nina estuvo en julio acá en Buenos Aires y en diciembre pasado pudimos pasar la Navidad todos juntos en mi casa. Vino Diego con Nina y juntamos al primaje chiquito en pijamadas y estuvo espectacular. Ahora a fin de año creo que Nina vuelve para una de las dos fiestas. ¡No sabés lo que toca el piano ella! Para terminar con mis sobrinos, por parte de mi hermano Santiago tengo a Santiaguito y Lola. Son chicos y ellos son los más deportistas de la familia: Santi hace karate y Lola juega al fútbol.
-Son un batallón. ¿Cuándo se logran juntar todos?
-Por lo general, para las fiestas. Pero en la Navidad pasada faltó Santiago. Estuvimos los otros cuatro con nuestros hijos, además de nuestras primas hermanas. Sí, éramos un batallón gigante, cosa que amo.
-¿La evocan a Lolita? ¿Aparece en recuerdos?
-Todo el tiempo, en miles de anécdotas. Mamá siempre está presente. El invierno pasado, armé una pijamada en mi casa, en el que estuvieron todas las nenas, incluida Nina y las hijas de Pedro, o sea, mis sobrinas nietas. En un momento en que estábamos merendando, con Angela, Benja, mis hijos y todo el resto, dijimos: “Guau, lo fuerte que es el arte y la música en esa familia. Cómo la abuela nos marcó a todos”. Mi marido, que es un fanático de filmar todo, empezó a sacar filmaciones de mamá y papá en casa y fue re emocionante para todos. Fue una noche mágica, que duro hasta las 7 de la mañana y todos sentimos que los viejos estuvieron ahí, acompañándonos como siempre.
Por Nicolás Peralta // Fotos: Gentileza Mariana Torres