Después de la trágica muerte de Natacha Jaitt en 2019, su hija mayor, Antonella Olivera, y su hermano menor, Valentino Yospe, quedaron bajo la luz de los medios debido a la intensa cobertura mediática que envolvió el caso. La pérdida de la actriz y conductora, reconocida por su estilo directo y controversial en televisión, marcó un antes y un después en la vida de sus hijos, quienes quedaron expuestos en medio de un proceso judicial y la vorágine mediática. Sin embargo, en 2021, Antonella decidió alejarse de la exposición pública y empezar de nuevo en otro país: España.
Con solo 25 años y marcada por la compleja situación familiar, Antonella confesó en una entrevista con Clarín que su decisión de mudarse fue también una promesa a su madre. “Me vine a España. Es una promesa que le hice a mi madre en caso de que le pasara algo, y porque es una de las tantas razones para volver a empezar, encontrar mi rumbo. Luego de su muerte quedé muy dolida, no sabía para dónde ir, qué camino escoger”, reveló. Además, detalló cómo asumió el papel de querellante en la causa de su madre, una experiencia que le dejó marcas profundas. “Vi cosas que hubiese deseado no ver, y por el futuro de mi familia y el mío decidí venirme para acá”.
En España, Antonella busca abrirse camino en el medio artístico, siguiendo en cierta forma los pasos de su madre. “Estoy intentando encontrar mi camino, abrir puertas y armar mi carrera. Es un proceso y me estoy acomodando, aprendiendo mucho y conociendo a personas que me acompañan todos los días. Es duro, pero sé que también es la única forma de abrirle las puertas el día de mañana a mi hermano, Valentino, que sigue en Argentina”, explicó. La joven aspira a construir una carrera sólida en el arte, pero consciente de que su apellido y la historia de su madre le acompañarán siempre.
A pesar de la distancia, Antonella mantiene el vínculo emocional con sus raíces y, en especial, con el recuerdo de su madre. En su cuenta de Instagram, donde comparte detalles de su vida en España, suele publicar fotografías de momentos compartidos con Natacha, a modo de homenaje. Estas imágenes muestran a una hija que, a pesar de las adversidades, sigue conectada emocionalmente con el legado de su madre, recordando momentos familiares y manteniendo viva la memoria de Natacha en cada etapa de su vida.
Además, en su perfil se pueden ver imágenes de sus recorridos por diversas ciudades de España, retratos de su día a día y postales de las vacaciones que disfruta, tanto sola como en compañía de amigos. También comparte recuerdos con su hermano Valentino, quien aún reside en Argentina y es una de sus principales motivaciones para seguir adelante y trabajar por un futuro mejor para ambos. La conexión que Antonella mantiene con él es notoria y, aunque están separados por un océano, el lazo fraternal sigue fuerte.