Su belleza es proporcional al nivel de escándalos que envuelven su vida. A poco tiempo de confirmar su separación de Roberto García Moritán, se rumorea que Carolina Ardohain ya encontró el amor nuevamente, en brazos del polista Martín Pepa. El glamour campestre del mundo del polo y sus caballos de elite suele ser un plo de atracción para las mujeres en general y para Pampita en particular. Tal es así que Pepa no es el primer polista de su vida, ya que es muy recordada su historia con Martín Barrantes: fue su primer esposo con quien se casó en una romántica boda que terminó tiempo después en un divorcio controvertido porque él la demanó por adulerio.
Corría el año 2001, Pampita era la chica del momento que con apenas 20 años todas las marcas querían tener. Había llegado tres años atrás de La Pampa y soñaba con convertirse en modelo. Su gran oportunidad llegó cuando protagonizó la campaña de la marca John L Cook y Pancho Dotto quedó deslumbrado con su belleza.
Barrantes, por su parte, era un soltero codiciado, polista de gran renombre y sobrino de Susan Barrantes, la madre de Sarah Ferguson, duquesa de York, la ex esposa del príncipe Andrés de Inglaterra. Al igual que en las películas y como por obra del destino, la vida unió a la modelo y al polista. Si bien al principio preferían ocultar su romance, ella confesaba a PRONTO que “a mí me gustaba de hace mucho, lo que pasa es que no me daba bolilla”.
El noviazgo comenzó a fines del 2002 y a tan solo ocho meses de relación, la pareja apostó por la convivencia mientras organizaban detalles para el gran paso que habían decidido dar: el casamiento. A un año de comenzar su relación, en diciembre de 2003, los novios daban el “sí” en la Iglesia de Tres Lomas. Allí, la familia Barrantes tenía una elegante estancia donde el matrimonio había organizado una exclusiva fiesta para familiares y amigos. Entre los invitados famosos estuvieron: Iván de Pineda, cuñado de Barrantes, Pancho Dotto y Huberto Roviralta.
En aquella época PRONTO le preguntó si no había sido muy apresurada la decisión de casarse, a lo que Pampita respondió sin pelos en la lengua: “Si, es verdad, hoy justo cumplimos un año de novios, por eso pusimos este día para casarnos”. El matrimonio parecía andar sobre ruedas. A días de celebrar la boda, Ardohain retomaba sus compromisos laborales, mientras Barrantes la esperaba en la casa que compartían en Pilar. “El casamiento no me cambió la vida; Martín y yo seguimos nuestro ritmo normal, pero de alguna manera, fue una confirmación de lo que sentimos”, aseguraba la modelo a principios de 2004.
Pero no todo lo que brilla es oro y en la vida de casada de ensueños de Pampita, de a poco una nube negra empezó a opacar la felicidad del matrimonio. Para octubre del 2004, los medios hablaban de una fuerte crisis de pareja. Según los rumores, la rutina, los infinitos viajes de ella por trabajo, una supuesta pelea con la madre de Carolina por la herencia de su padre y la pérdida de un embarazo de ocho semanas, hicieron estallar en añicos la relación.
Sin embargo, Pampita apostó a Barrantes e intentó recomponer la familia que habían comenzado a formar. A pesar de sus esfuerzos, algo ya estaba roto. Para julio de 2005, la modelo y el polista hicieron pública su separación. La gota que rebasó el vaso fue que a ella la vincularan sentimentalmente con Gonzalo Valenzuela. rumores que Barrantes no pudo soportar.
Dolida por el fracaso amoroso, la morocha se refugió en los brazos de Benjamín Vicuña, a quien había conocido durante una entrevista que le realizó en Chile en 2005. A tres meses de confirmar su separación de Barrantes, Pampita blanqueó su romance con el actor en medio de una horda de especulaciones sobre un posible embarazo: “No le hemos hecho daño a nadie. Nos queremos mucho”, le declaraba ella a PRONTO. Un mes más tarde, la foto de Carolina embarazada de cuatro meses invadió todas las tapas de las revistas.
El divorcio con Barrantes no fue menos escandaloso: él la acusaba de infidelidad y ella de maltrato, lo que dio inicio a una batalla legal de tres años. En 2008, la justicia falló a favor de Barrantes, aunque tiempo después Pampita aseguró que no debía pagar la compensación millonaria que se rumoreaba.
Hoy, Pampita vuelve a apostar al amor. Aunque algunos dicen que su cercanía con Martín Pepa es una estrategia para alejarla de los titulares que la vinculan a su exesposo García Moritán, la historia de amores intensos y mediáticos que rodea a la modelo y conductora permite pensar que, tal vez, es genuina.