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ENTREVISTA A FONDO
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Ana Acosta, íntima: "Estoy con mi marido desde los 14 años y ya siento que es como mi hermano"

La actriz se reparte entre su trabajo en el teatro -está con Pepito Cibrián haciendo la obra Wilde, un hombre- y el local de ropa que tiene en el Once. Además, está por abrir una cafetería y todo lo hace a la par con Fabián, su marido de toda la vida y padre de sus dos hijas.

Por Nicolás Peralta
Escrito en ESPECTÁCULOS el 6/10/2024 · 13:12 hs
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Actriz versátil si las hay, Ana Acosta (63) puede hacer el drama más escalofriante o provocar risas en la platea con la más desopilante de las comedias. Dueña de una ductilidad única y mucho pero mucho oficio sobre las tablas, actualmente se luce en Wilde, un hombre, junto a Pepito Cibrián en el Teatro Regina. “Es una responsabilidad y un verdadero honor hacer el personaje que en su momento hizo la gran Ana María Campoy”, expresa Acosta.

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Ana Acosta

Mamá de Talía y Stefanía y en pareja desde hace 50 años con Fabián, la artista se reparte entre la actuación y sus otros dos negocios: el local de ropa Ana Acosta Modas -ubicado en Balvanera- y una cafetería que está en su recta final y con vista de abrirse antes de fin de año. ¿Si ella va todos los días a Once? “No. Sí voy todos los sábados pero te podría decir que desde que tengo dinero en el bolsillo, siempre fui a Once a comprar, al menos una o dos veces por semana”, se sincera en charla con Pronto. Y agrega: “Ahora el pretexto es el negocio porque, además del local de ropa, estamos por inaugurar una cafetería. La excusa es ir a comprar cosas para el local nuevo”.

-¿Vas a abrir un café?

-Sí. Es la primera vez que lo voy a contar. Ya está bastante avanzado todo y puedo decir que sí, que antes de fin de año estaríamos inaugurando la cafetería. En un terreno que compré en 1998, ¡siglo pasado! Los actores de teatro cuando tenemos trabajo, tenemos plata pero no tenemos tiempo y cuando no tenemos trabajo, el tiempo nos sobra y la plata nos la comimos. Así se me iban pasando los años y el click fue en pandemia.

Ana Acosta

-¿Qué te pasó en la pandemia?

-El local de ropa estuvo cerrado por seis meses y no se veía un futuro de organizar fiestas. Nosotros vendemos vestidos y ropa para fiesta pero como estaba todo incierto, me agarró como una especie de ataque. Dije: “¿Si salimos de esta y dentro de dos años estamos de nuevo en otra pandemia por otro bicho u otra cosa?”. Me agarró vértigo porque Ana Acosta Modas funciona muy bien pero pensé en abrir otro kiosco que no tuviera que ver con el encierro.

-¿Así nació la cafetería?

-Claro. Se me prendió la lamparita y dije: “Tengo un terreno baldío hace tantos años sin hacer nada, hagamos algo que sea al aire libre”. En 2022 arrancamos a limpiar el terreno y ya llevamos el 2023 y lo que va de este año poniéndole trabajo y guita al proyecto. Estamos en la parte de revoques, pisos y techos. Está ubicado a la vuelta de mi casa, en pleno Caballito, con 37 metros de fondo. La parte de adelante queda al aire libre por si viene otra pandemia, además de una terraza arriba de la cafetería, también al aire libre.

-¿Tiene nombre?

-Estamos ahí. Yo quiero un nombre pero a mi familia mucho no le gusta y prefiere otro. Me copa Fat´s, que es ´de gordos´ pero a la vez son las iniciales de nuestros nombres: Fabián, Ana, Talía y Stefanía. Pero mi prima me dijo que la gente lo va a conocer por la casa de la palmera ya que adelante hay una palmera que mide 30 metros y se ve desde todas las terrazas de Caballito. Es la más alta de la zona y construimos detrás de la palmera. Estamos viendo el nombre y todos estamos muy ansiosos, sobre todo con mi hija Stefanía, que es chef. La más grande, Talía, es actriz y la más chica, Stefanía, es chef recibida en la UADE.

Ana Acosta

-¿Va a estar a cargo de la cocina?

-Sí, claro. Va a laburar en el local y estará a cargo de todo. Mi marido, Fabián, si Dios quiere se va a quedar en Ana Acosta Modas y yo voy a estar yendo y viniendo. Al local de ropa le va tan bien que sería un loco cerrarlo. Todo dependerá de lo que nos lleve de tiempo la casa de la palmera.

-Y vos a la vez estás haciendo teatro con Pepito Cibrián.

-Sí, con la obra Wilde un hombre, que es hermosa. Debutamos el viernes 16 de agosto y es una sorpresa y una emoción enorme forma parte. Estoy haciendo el personaje que hace 20 años hizo Ana María Campoy y eso me da todas las noches un cagazo inmenso y mucha responsabilidad. En su momento, no llegué a ver Wilde con la Campoy. Las cosas que no vi, te aseguro que fue porque estaba haciendo temporada. Sino me veo todo. Me encanta ver todo. Ana María era mi madrina artística y si no la fui a ver fue porque estaba trabajando de temporada. Pepe me dijo que está en Teatrix pero no la quise ver para no condicionarme.

-¿Pepe mismo te convocó?

-Sí. Es un honor que Pepe me haya convocado. Mirá que Pepe conoce a todos los actores y actrices porque ha trabajado con todo el mundo y que se acuerde y piense en mí para este personaje fue un honor. Todo el mundo hablaba maravillas de lo que Ana María hacía ahí y fue el último trabajo de ella porque al poquito tiempo se descompensó y tuvo que dejar la gira. Es una responsabilidad enorme, sobre todo porque mucha gente la vio con Ana y ahora el desafío es que la vean conmigo en ese personaje tan lindo que es Speranza.

Ana Acosta en Wilde

-Vos ya habías trabajado con Pepito anteriormente.

-Sí. Esto se dio de casualidad. En realidad, él me había convocado para otra obra pero desistió hacerla porque una de las actrices, que no diré quién es, estaba justo de gira, le dijo que no y Pepe decidió patearla para más adelante. A la semana, me llamó Pepe y me dijo: “Ana, tengo la obra. Vamos a hacer Wilde”. Lo felicité, pensando que yo no iba a formar parte pero cuando me dijo que quería que hiciera el personaje que había interpretado su madre, se me aflojó todo. Ahí arrancamos a hablar, en mayo de este año y a los diez días nos convocó a todos. “Con la letra sabida y sino nada”, aclaró. El 15 de mayo todo el elenco se sabía la letra, ¡imaginate!

-Qué exigente.

-Es la manera de que las cosas funcionen y tengan excelencia. Desde mediados de mayo que estamos ensayando y haciendo pasadas como si fueran funciones pero sin luces ni sonidos ni nada. Ensayamos mucho en la sociedad hebraica, en Once, y por eso llegamos tan bien al estreno.

-No sabía que Ana María Campoy había sido tu madrina artística.

-¡Sí! Pero no porque ella me lo haya propuesto sino porque yo, cuando laburé con ella en 1992 en la obra Las dulces niñas, le dije: “Me encantaría Ana que fueras mi madrina artística”, y ella automáticamente me contestó: “Por supuesto, claro que sí”. Aceptó y a partir de ahí, cada vez que me preguntaban por algún referente en el arte y el humor, siempre respondía: “Ana María Campoy, mi madrina artística”. Pepe lo sabe e incluso él fue quien me habló por primera vez de Ana a mí. En uno de los ensayos de Los Borgia, la primera obra que hice con él, Pepito se me acercó en un ensayo y me dijo: “Le gustaste a la Campoy”. Yo era una pichi, era mi tercera obra recién y eso fue un halago inmenso. Yo salía a la cancha con el pecho hinchado y eso me dio mucha confianza y me ayudó mucho. Esa frase me enterneció y me dio alas.

Ana Acosta y Pepe Cibrián

-Se te nota entusiasmada, Ana.

-Estoy muy contenta, sí, en un re lindo momento. Además de todo lo que te vengo contando, durante septiembre estaré en Microeteatro con una obra preciosa. Se llama ¿Qué pretende usted de mí, Mi-rna? Se cayó una actriz de Microteatro, me llamó un compañero, me pidió que les hiciera la gauchada y me encantó. Debutamos ahora y estaremos en cartel todo septiembre, así que combinaré Wilde con esta obra.

-¿Tu hija mayor se llama así por Thalía, la cantante?

-No, no. Se llama Talía, sin H, y Thalía la cantante apareció un año después del nacimiento de mi hija. En el 94 nació mi Talía y en el 95 se la empezó a conocer en la Argentina a Thalía. Es por la musa inspiradora del teatro. ¡A la pobre chica ya la asigné desde chiquita con el nombre! Ya ahí le marqué un rumbo y ella lo terminó eligiendo con placer. Se recibió en la UNA, ex IUNA, ama el teatro y la actuación. Es feliz arriba de un escenario como la mamá.

-¿Cuánto tiempo llevás con Fabián, tu marido?

-Más de 50 años. Estamos juntos desde los 14 años. Fue y es mi único hombre; nunca tuve otra historia. Nunca, nunca, ni necesité tenerla tampoco. Claramente me han gustado otros hombres y he dicho: “Qué guapo tal tipo” porque me ha pasado de trabajar con compañeros y decir: “Qué lindo hombre; si no estuviera enamorada de mi marido seguramente le habría dado bola a este tipo”. Eso sí pero nunca tuve la necesidad ni siquiera de meterle los cuernos. Siempre estuvimos muy bien y aunque molesta la palabra hermano, siento que un poco somos eso.

Ana Acosta y su marido Fabián

-¿A ver? ¿Cómo sería?

-Cuando digo que mi marido es casi un hermano, muchas veces la gente lo toma a mal y dice que no debería serlo. Pero me refiero a que después de compartir 50 años, ya somos de la misma sangre. A eso voy. Ya es parte de vos también esa persona con la que conviviste tanto tiempo.

-¿Pasaron crisis o separaciones?

-Sí, miles, ¡muchísimas! Te diría que cada dos o tres años hay una eclosión y cada uno necesita no darle bola al otro. El se iba a la casa de la madre, aunque últimamente no tanto. O sino yo me iba a la casa de mi vieja, a la vuelta de nuestra casa. Sí, hemos tenido muchas crisis pero jamás hubo infidelidad. Desde que estamos casados jamás hubo cuernos y de parte de él tampoco, que yo sepa.

-¿A qué atribuís la base de tu matrimonio?

-No lo sé, qué te puedo decir. Lo sigo eligiendo y él a mí también. Por ahí es esto de tantas cosas compartidas. Con una mano en el corazón y absoluta sinceridad, si llegara a desenamorarme de mi marido y no querer vivir más con él o compartir más nada, no tengo ganas de conocer a otra persona. No me interesa porque lo que viví, lo viví muy bien. Supongo que es lo que les debe pasar a las viudas, que no quieren volver a contarle todo a otra persona. Me pasaría lo mismo. Si no estuviera con Fabián, no me veo con otra persona. Lo tengo absolutamente seguro. Ni Tinder ni nada que se te ocurra.

Ana Acosta y su marido Fabián

-¿Cuándo se vieron por primera vez?

-Yo tenía 16 años y él, 14. Nos llevamos un año y un poquito. Justo cumplía 15 la prima de Fabián y lo conocí por eso. Mi primo era amigo del primo de él. Así empezamos a salir y lo conocí en aquella época en Geba, en los 70. Había pocos lugares bailables, contados con los dedos de la mano y Geba era uno. Fui con mi primo a un baile y también fue su amigo con el primo, o sea Fabián. Ahí nos conocimos y mucho después yo me le declaré a él.

-¿Cómo lo avanzaste?

-Primero fuimos muy amigos todos, armamos una barrita de seis y un buen día, dije: “Me voy a retirar del grupo”. Éramos tres pibes y tres pibas y salíamos los seis viernes, sábados y domingos, todos los fines de semana sin parar. Nos gustaba mucho salir a comer y bailar; era nuestra cita obligada, pero en un momento me di cuenta de que él me gustaba. “Voy a dejar el grupo porque hay uno de ustedes que me gusta y no quiero jorobar esta relación”, dije. ¡Una boluda, un horror lo que hice! “Ustedes sigan como amigos y yo los veré a cada uno por separado”, acoté. Fue tan evidente que era para Fabián, que después se me declaró él a mí. Pero era algo que estaba cantado porque sabía que no lo iba a patear.

-Claro, se tiró con toda el agua en la pileta.

-Exacto. Cuando se me declaró, yo tenía 17 cumpliditos, él 15 y ese mismo día, 14 de febrero, fui a hablarlo con mis papás. “Tengo que ver qué dicen ellos y si me dejan”, le respondí a Fabián esa tarde. “Te digo igual que sí a pesar de que ellos no me dejen”, le aclaré. Cuestión que se lo conté a mis viejos y los dos aplaudían porque lo conocían de chico y ya había entrado en casa como amigo. “Sí, claro, decile que sí”, me respondieron al unísono. Fue todo muy loco, muy como de hace mucho tiempo. Te cuento esta historia y pareciera de la época de mis abuelos, no de mi generación. Incluso Fabián le pidió la mano a mi papá para casarnos; todo muy tradicional.

Ana Acosta y su familia

-Y él te habrá acompañado en toda tu carrera, la popularidad, la tele y todo lo que se vino.

-Sí, claro. Fabián me vio desde que empecé en el Conservatorio, tirando pétalos de rosa corriendo de una esquina a la otra, en el personaje de la primavera. Eso fue lo primero que hice como actriz, sin hablar porque en primer año estaba prohibido hacer texto pero sí improvisar. El me vio tirar pétalos, corriendo de aquí para allá. Mis papás, Ana María y Alvaro, también estaban ahí y me decían: “Fuiste la mejor, se notaba, la mejor lejos”. ¿Cómo no iba a sacar alas yo con esos padres que siempre me apoyaban?

-¿Ellos viven?

-No, ya no. Mi papá se fue el 4 de julio, día de mi cumpleaños, del año pasado. Y mi mamá el 7 de julio, poquitos días después de mi cumpleaños, pero de 2015. Los dos partieron en una fecha cercana a mi cumpleaños, como para que no me olvide. No hacía falta que me lo hicieran así porque los tengo presentes todos los días de mi vida.

-¿No festejás tus cumpleaños por eso?

-El del año pasado evidentemente no lo festejé. Lo gracioso fue que el año pasado a las 12 de la noche subí un video en mi cuenta de Instagram, donde decía: “Bueno, acá estoy arrancando mi cumpleaños…”. Y a partir de ahí empezaron a caer mensajes por IG y por WhatsApp y minutos después era: “Ana, no lo puedo creer; Ana es increíble lo de tu viejo; besos, te abrazo, fuerza”. Fue tremendo y no festejé nada.

Ana Acosta y sus hijas

-¿Y este año?

-Este año sí tenía ganas y dije: “Bueno, si mi viejo lo decidió así es porque quiere que el día de mi cumpleaños me acuerde de él”. En el momento de soplar las velas, dije: “Viejo, acá estás con nosotros”. Será así para el resto de mi vida. El venía medio mal y estaba internado pero evidentemente lo decidió así. Fue muy loco que haya decidido partir el 4 de julio. Dicen que cuando es así es porque eligen a la persona a la que le quieren dejar el legado, con lo cual es una mochila enorme y una gran responsabilidad. Sé que los dos me han amado y yo los seguiré amando toda mi vida.

Ana Acosta y sus hijas

Por Nicolás Peralta

Fotos: Gentileza Fernando Maldonado prensa y álbum personal de Ana Acosta

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