Desde que Okupas llegó a Netflix, muchos fanáticos, tanto los seguidores de la primera emisión como los nuevos espectadores, han sentido curiosidad sobre la vida de los protagonistas de la serie, en especial de Franco Tirri, quien interpretó al entrañable "El Chiqui". Proveniente de una familia ligada al arte, Franco es hijo del reconocido crítico de cine Néstor Tirri, lo cual marcó su crianza y formación. En una entrevista con La Nación, Tirri recordó cómo, desde niño, su padre le mostraba películas de directores de renombre como Fellini, Tarkovski y Kurosawa, lo que despertó en él un amor temprano por el cine y la actuación.
El camino de Franco Tirri hacia Okupas estuvo en parte marcado por su amistad con Omar Chabán y por sus estudios en el Conservatorio de Arte Dramático y en la Universidad del Cine (FUC). Fue en la FUC donde también se formó como guionista y comenzó a labrar su camino en el mundo del cine y la televisión. De hecho, fue a través de un amigo cercano, el hermano de Bruno Stagnaro —director de la serie— que llegó a su icónico papel como "El Chiqui", el personaje desinhibido que completa el grupo de amigos de la serie. Esta actuación le permitió a Tirri conectar con el público y destacarse con una interpretación memorable.
Sin embargo, la vida de Franco no siempre fue fácil y su carrera estuvo marcada por desafíos personales. En una conversación reciente con Gastón Pauls, Franco habló abiertamente sobre su lucha con las adicciones, un tema que comenzó a marcar su vida en la adolescencia. Aunque hasta los 15 años no había probado ninguna sustancia, consideraba el alcohol y las drogas como “un fantasma” o “un monstruo” que le generaban temor. No obstante, su curiosidad creció y, a los 17 años, probó marihuana por primera vez. La experiencia fue traumática; describió haber sentido “el peor ataque de pánico” de su vida, una sensación tan intensa que llegó a pensar que había perdido el control de su cuerpo.
Con el tiempo, Tirri decidió darle otra oportunidad y, en su segundo intento, en lugar de miedo, experimentó una reacción de euforia. Sin embargo, la aparente calma era engañosa. Durante dos años sufrió ataques de pánico, lo que finalmente lo motivó a alejarse de las drogas por un tiempo y enfocarse en sus estudios en la Universidad del Cine. “Realmente salí muy afectado de eso. Me costó y justo empecé la universidad del cine a los 21, y ahí me enganché con la carrera”, explicó Tirri. Esta coincidencia entre el inicio de su carrera y sus problemas de adicción le generó una relación complicada con el éxito y la presión que implica el ambiente artístico.
La situación se complicó aún más cuando, a los 22 años, comenzó a consumir cocaína. Aunque inicialmente la droga le producía una fuerte reacción física, lo que él llamó una “contractura en el cuerpo”, con el tiempo le proporcionaba un sentimiento de euforia, una sensación que comparó con la de “ser el Diego haciendo el gol contra los ingleses”. Sin embargo, con la llegada de la pasta base a Argentina y las malas influencias que lo rodeaban, Tirri se dio cuenta de que estaba en un camino peligroso y decidió buscar ayuda profesional. Fue durante este proceso de recuperación que logró comenzar su trabajo en Okupas, un proyecto que, según él, llegó en el momento preciso.
Hoy, a sus 44 años, Franco Tirri ha logrado superar esos tiempos oscuros y lleva una vida más equilibrada. Desde 2019, el actor ha estado activo en redes sociales, compartiendo reflexiones y fragmentos de su vida actual en Twitter, donde detalla con orgullo su carrera en cine y actuación. Además de continuar desarrollando proyectos de guión y dirección, Franco se ha dedicado a dictar talleres de escritura y guion cinematográfico, transmitiendo su conocimiento y experiencia a nuevas generaciones.