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Mónica Villa: su experiencia como profesora en la China, qué haría con el INCAA y por qué no le interesa ir a ver Esperando la carroza al teatro

La actriz deja por un rato la interpretación para ocupar la dirección de "La tentación de vivir", una emotiva y divertida comedia. Recordada por su papel de Susana Musicardi, cuenta su experiencia en una universidad china y propone salidas a la crisis del cine

Por Susana Elena Ceballos
Escrito en ESPECTÁCULOS el 2/11/2024 · 16:00 hs
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Mónica Villa es de esas artistas que emanan talento y vida. A los 12 años descubrió que quería ser actriz cuando vio actuar a Alfredo Alcón. No quería ser famosa sino expresar lo que ese hombre emanaba desde el escenario. Se formó en la Escuela de Teatro de Hedy Crilla y Lito Cruz, la más prestigiosa de esa época. Trabajó en cine, teatro y televisión, pero por la calle la gente suele recordarle dos papeles a Susana de Musicardi, la histérica mujer que compuso en 1985 en Esperando la carroza y a Martillo en Chiquititas. Apasionada del teatro cursó la Maestría en Teatro Argentino y Latinoamericano en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires y llevó su conocimiento a la China. Incansable y eterna curiosa, hoy dirige La tentación de vivir, una comedia que se presenta todos los sábados en el teatro Espacio Callejón.

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-¿De qué se trata La tentación de vivir?

-Es una comedia que escribió Denise Despeyroux, una autora española y narra una historia de la humanidad. Sus protagonistas son todas personas que si las ves, son personas grises, no te llaman la atención por nada. No hay gente premiada, no hay estrellas, no hay exitosos. Solo son personas comunes que quieren ser felices. Personas que quieren y buscan la felicidad de una manera o de otra y otros que quieren ser felices pero se resisten. Tienen miedo, tienen miedo a la vida, pero la mayoría se dejan tentar por la vida.

-Y tu tentación fue ser la directora y no la protagonista de esta obra.

-Es que no hay un personaje para que yo pueda interpretar en esta obra, pero me enamoré de ella. Me encanta, y me gusta el mensaje que transmite. Porque como me dijo una espectadora 'salgo de ver esta obra y tengo ganas de vivir'. Es una puesta que transmite alegría, esperanza. ¿Qué más quiero como directora que transmitir ese mensaje?

Junto al elenco de la Tentación de vivir

-¿Cómo fue la experiencia del rol de dirigida a dirigir?

-Salí bien, puedo decir que triunfé sobre el material, pero fue difícil, difícil. Me costó ubicarme en el rol de lo que es ser un director. En ese rol a veces uno tiene que tomar decisiones duras y tenés que hacer cirugía si querés un buen resultado. Me costó llegar a ese momento, pero en algún momento tuve que hacer cirugía y lo hice, y me fue muy bien.

-¿Es una experiencia que querés repetir la dirección o preferís volver a la actuación?

-Me gustaría repetirla, me gustaría volver a dirigir. No sé cuándo ni qué obra, por ahora defiendo La tentación de vivir. También deseo seguir actuando. La actuación no la dejé, pero esta es una hermosa experiencia. Me gusta, porque la dirección es hermosa. Además comprobé que se puede dirigir sin gritar, sin la cosa sufriente. Obvio que se puede si tenés el material humano adecuado y acá lo tengo. Conté con la ayuda de Mónica Stricker, que no solo actúa, sino que también hace la producción ejecutiva. Ella me ayudó con la elección del elenco, y a encaminar la obra desde la producción.

-¿Qué encontrás en la dirección que no te da la actuación?

-Cuando ya estrenaste, es más descansada, porque voy a ver la función, y anoto en mi cuaderno de notas lo que veo en cada uno que, por otro lado cada vez es menos lo que escribo, porque cada vez es tan mejor. En cambio, el actor en todas las funciones tiene que ir a remar arriba del escenario. Pero es un placer también porque el aplauso lo reciben ellos e indirectamente yo. Pero los miro, los veo al final de cada función, observo las caritas cuando reciben ese aplauso, y siento una gran felicidad y orgullo.

En Crónicas de una santa errante

-Pero, ¿qué pasa con el ego cuando los aplausos esta vez no son para vos?

-Desde ese punto de vista no tengo ego. Estoy feliz porque los chicos hicieron un gran esfuerzo para poder estrenar, y se merecen ese aplauso. Cada vez están mejor, se ponen la camiseta de la obra. Son responsables, se merecen el aplauso y yo también los aplaudo.

-Vamos un poco a tu maravillosa vida. A los que no lo saben del todo contános por qué fue tan importante Alfredo Alcón en tu vida.

-Porque la primera vez que fui al teatro lo vi a él, y lo vi en su plenitud. Alcón fue el más grande actor de todos los tiempos, de Argentina al menos, y de España y lo sigue siendo. A tal punto que los españoles te dicen que Alcón es español. No solo era hermoso, además tenía presencia, voz, estatura y talento. Tenía todo lo que tiene que tener un primerísimo actor, y él nació con todo eso. Es uno en millones el nace con esas condiciones y Alcón las reunía todas. Y justo me tocó verlo. Tendría 12 o 13 años cuando fuimos con mi papá, mi mamá y mi hermana, todos en familia a verlo. Al verlo en el escenario dije quiero ser actriz y actuar con este hombre.

-La respuesta de tu familia cuando dijiste que querías ser actriz fue...

-¡No me llevaron más al teatro, y eso que a ellos les encantaba el teatro! Iban mucho, les gustaba Inda Ledesma, María Rosa Gallo, las obras que dirigía Alejandra Boero, el grupo Nuevo Teatro, Alterio, Ellos veían todo pero después de eso cuando Luis Brandoni y Norman Brisky, actuaron juntos en el Teatro San Martín no me llevaron a verlos.

-Pese al no de tus padres lograste actuar.

-Mi debut fue en teatro, una obra para niños que dirigió y escribió mi maestra, Hedy Crilla y se llamaba Rosa, Rosita, Rosalinda. Al año siguiente, en 1974, debuté con Agustín Alesso en una comedia inglesa y ahí sí vino mi papá. Quedó enloquecido al verme, tanto que me dijo 'Moniquita, naciste para ser actriz'. Y fue una bendición que me dijera eso.

Con Luis Brandoni en Darse cuenta

-¿Cómo esa Moniquita, que nació para ser actriz, terminó dando clases en la Universidad China de Nanjing?

-Porque busqué trabajar en China. Me gusta el teatro clásico chino porque el actor es el centro. Ellos trabajan sin escenografía, -aunque ahora se copiaron de occidente y la incorporaron-, pero el teatro tradicional chino no tiene escenografía. Son distintos códigos. El actor es el centro de la obra, es el que cuenta toda la historia y el espectador va viendo los distintos paisajes, los distintos escenarios, todo a través de su cuerpo e interpretación. Por eso además de actuación saben acrobacia, trapecio, canto, danza. Siempre admiré al los actores chinos y siempre quise ir a China, estudié el idioma hasta que finalmente en el año 2017 conseguí trabajo y fue una experiencia muy enriquecedora para mí, muy linda. Fue una etapa muy linda que me enriqueció mucho y donde conocí a gente maravillosa, además de un país muy interesante.

-¿En qué consistió ese trabajo?

-Di un taller de teatro argentino, español, y español contemporáneo para tres cursos. Y lo que más les interesó,  siguieron y se sintieron más identificados fue con el teatro argentino. También di en seminario de literatura comparada. Trabajé sobre todo con cuentos latinoamericanos que ellos no habían leído nunca. Los alumnos del último año no habían estudiado nada de Latinoamérica, solo de España.

-¿Dabas las clases en chino o con una traductora?

-El taller lo di en castellano y en inglés, y metía alguna que otra palabra. Era dentro del Departamento de Español en el Departamento de Lenguas Exranjeras.

-Protagonista tantos éxitos y tantas grandes películas. ¿Qué opinás de la situación actual del Incaa?

-Creo que lo que debería hacer el gobierno es una auditoría, revisar las cuentas, y el que hurtó fondos, que los devuelva o que le confisquen algo. Que los devuelva porque es dinero nuestro, del Estado, de todo el pueblo argentino. Esa persona no hurtó al INCAA, sino a todos nosotros. Que devuelva el dinero prestado. Así de fácil. También se debería formar una comisión para, como hizo siempre el Instituto de Cine, continuara dando préstamos, porque no hay dinero para subsidios. Así fue como filmamos Esperando la carroza y Darse cuenta. Doria pidió préstamos e hipotecó su departamento para pagar ese préstamo. Con el estreno y el éxito de la película conservó su departamento y devolvió el préstamo. Es decir, que se puede. Además hay que destacar que muchas películas que hizo tanto Doria como Ayala, además del préstamo del INCAA, tenían pequeños inversionistas privados que les permitieron organizar una campaña publicitaria para defender esa película y estrenarla en un cine comercial, aunque nos apagaran las marquesinas, como hicieron con Darse Cuenta y con Esperando a la Carroza. Pero ese es otro tema.

-Los nuevos directores, ¿No perdieron un poco como el pulso de contar historias atrapantes y masivas para dedicarse quizás a historias más de nicho?

-Puede ser, pero también en los años 80, cuando se hizo Esperando a la Carroza, se estrenaron muchas películas argentinas, que viajaron al exterior, viajaron a festivales, ganaron premios y acá no fue nadie a verlas. Fue muy poca gente. Hacés el listado Esperando a la Carroza y Darse Cuenta fueron una excepción, como lo fue La Patagonia Rebelde, o las películas de Aristarain,o Tiempo de Revancha. Pero hubo muchas otras películas que no fue nadie. Como pasa también con el cine de todo el planeta. En Estados Unidos que toda una industria de cine hay películas que son éxitos y otras que no va nadie a verlas. Quizá en la Argentina se tendría que armar un grupo interdisciplinario con algún actor, gente de Sagai, gente del mismo Incaa, sumar a la Escuela de Cine y que cada uno dé su opinión, expresen sus necesidades o lo que piensa que son las necesidades del sector y las necesidades de la gente.

-¿Hay espectadores pero faltan hacedores?

-En los últimos meses la gente está respondiendo al cine Gaumont. Hay bastante gente que se moviliza por ese cine. Si por ahí pudieran poner otro cine en zona norte, en Belgrano, como había en una época y dedicar alguna otra sala para cine argentino, sería fantástico. Una sala chica de 200 espectadores para que el público que quiere ver cine argentino no tenga que recorrer media ciudad para llegar a una única sala. Ir buscando alternativas. Lo concreto es al cine argentino hay que defenderlo porque la gente va. Al Gaumont van. A veces hay películas maravillosas que no golpean al público, no lo movilizan y bueno, mala suerte. Sí. hay películas muy malas que se han financiado mala suerte. Pero eso no significa que haya que cerrar el INCAA. No, no significa eso. Hay que replantearlo. Pero seguir adelante. Todos los países tienen institutos de cinematografía.

-Actuaste en cine, teatro, televisión. ¿En qué rubro te sentís más cómoda?

-Me gustan y me siento cómoda en todos los rubros. Y pude hacer buenos trabajos en todos los rubros. Lo que pasa es que el teatro es del actor, en cambio el cine y la televisión son del director. Esa es la verdad. En el cine y en la televisión el actor es una parte en el engranaje. En cambio en el teatro sos el centro.

-¿Qué sentís por Susana de Musicardi tu inolvidable personaje de Esperando la carroza?

-A esta altura por supuesto mucho cariño siento por ella. Fuera de la actriz que interpretó ese personaje me da un poco de pena porque no pudo resolver su problema, Susana.

-¿Y por la profesora Leguizamón de Relatos Salvajes?

-Nada, no puedo sentir nada porque Susana no conocía a la profesora Leguizamón. Solo Elvira la conocía.

-¿Cuáles son tus personajes favoritos de todos los que hiciste?

- No lo puedo decir porque yo los quiero a todos los quiero a todos. Todos están adentro mío y a todos les puse mi cuerpo, mi alma, mis sentimientos mi emoción. No puedo elegir a uno sería injusta con los demás algunos más importantes otros menos importantes pero a todos los quiero.

-¿Cuál es el personaje que más te recuerda a la gente?

-Susana Musicardi, por supuesto y Martillo, de Chiquititas.

-¿Fuiste a ver Esperando la carroza versión teatral?

-No, no tengo muchas ganas. Mejor quedarse con la uno. No significa que algún día voy pero por ahora no.

-¿Personaje, lugar que te quedaron pendientes?

 -De personajes no tengo ningún pendiente que me gustaría hacer. Cuando leo las obras digo, ay sí, qué lindo personaje este como para mí este como para mí pero no me gusta ilusionarme prefiero que la vida y la carrera me sorprendan

-¿Te gustaría participar en alguna serie?

-Este año grabé una miniserie pero no puedo decir más porque firmé un acuerdo de confidencialidad.

-¿Fue buena la experiencia?

-Sí, me gustó además se grabó en San Martín de los Andes así que todo eso, paisaje hermoso sí, fue muy lindo y con un equipo fantástico. Después con los años te encontrás con gente que conociste en Polka con gente que conociste en Canal 13  y es muy lindo eso.

 -¿Qué otros proyectos se encuentran dando vueltas?

-Hay una película dando vueltas y nada más. A mí me gustaría el año próximo reponer La Tentación de Vivir porque se lo merece. Este año nos está yendo muy bien y me gustaría darle una chance más. Por lo menos tres meses más por lo menos. Después no tengo grandes expectativas para el verano además de leer. Tengo un montón de obras para leer para elegir proyecto mi próximo proyecto de teatro

-¿Qué otras tentaciones para vivir te andan dando vueltas además de teatro y cine?

Tomarme vacaciones que no sé cuándo ni a dónde pero este año sí o sí me las tengo que tomar porque fue un año de mucho -trabajo muy denso y necesito descansar.

Las funciones se realizan todos los sábados de Noviembre a las 18 hs en el teatro Espacio Callejón. Humahuaca 3759. CABA.
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