Nicole y Geraldine Neumann protagonizaron una larga disputa con su madre, Claudia Neumann, que parece no tener fin. Sin embargo, hubo un momento en el que las tres dejaron de lado sus diferencias y se reencontraron para intentar sanar heridas. Este emotivo episodio ocurrió en 2014, y tuvo un mediador clave detrás: Fabián "Poroto" Cubero.
Nicole está peleada a muerte con su madre. Los motivos que las llevaron a estar tan enemistadas de a poco fueron saliendo a la luz. Actualmente su enojo es tanto, que la modelo no la invitó a su boda con Manu Urcera, ni le permitió conocer al menor de sus nietos, Cruz, fruto de su relación con el piloto de automovilismo.
Pero en 2014, la modelo soltó por un momento el rencor y decidió darle una nueva chance a su madre. Todo comenzó luego del nacimiento de Sienna, la tercera hija que tuvo con Poroto Cubero. Gege al enterarse de la llegada de su sobrina, dio el brazo a torcer y dio el primer paso para acercarse a su hermana, con quien llevaba bastante tiempo distanciada.
La relación entre Nicole y Claudia siempre fue compleja. Mientras Nicole criticaba a su madre por no haberse comportado adecuadamente, Geraldine la defendía fervientemente. Pero la llegada de Sienna logró momentáneamente lo que parecía imposible: las Neumann se reunieron para celebrar juntas el bautismo de la pequeña.
La ceremonia tuvo lugar en la parroquia San Gabriel de la Dolorosa y fue organizada en parte gracias a los esfuerzos de Poroto Cubero, quien durante su relación de 10 años con Nicole intentó, sin descanso, fomentar la reconciliación entre madre e hija.
Ese día, Nicole y Cubero posaron felices junto a sus tres hijas, y luego de la ceremonia, Nicole, Geraldine y Claudia se dejaron fotografiar juntas, acompañadas por los niños.
Aunque el bautismo fue un momento cargado de emoción y esperanza, la tregua fue breve. Con el tiempo, las tensiones resurgieron, y esta vez, las hermanas se mantuvieron unidas, dejando a Claudia al margen. Pese a la fractura con su madre, Nicole continúa priorizando su vínculo con Geraldine, a quien eligió como madrina de Cruz, consolidando así su unión como hermanas.