Si le preguntamos a cualquier estudiante que cursa su último año del secundario quién es Jorge Rossi será muy difícil que nos responda. Pero si se lo preguntamos a sus padres, la mayoría sabrá quién es. Hace cuatro décadas era uno de los conductores del mítico Feliz domingo, el ciclo estudiantil que premiaba con un viaje de egresados y arrasaba en audiencias. Tiempo después popularizó la frase "Esa es mi mujer" como conductor de Tal para cual, un ciclo para parejas. Por su presencia y voz, había logrado ganar el apodo de "galán de los conductores", algo que lo hacía sonreir. Por eso, cuando el 19 de noviembre de 2012 se supo que había perdido la batalla contra el cáncer la noticia conmovió.
"Evocar a Jorge Rossi me parece un motivo de alegría, porque esa figura no puede quedar en el olvido eterno. Jorgito fue un gran laburante de los medios, en la tele, en la radio, y fue un chico muy útil para hacer distintas cosas en el mundo de la televisión, a veces tan exigente y que a veces generan encasillamientos caprichosos. Y Jorge fue realmente muy útil y además fue una muy buena persona, buen amigo, buen padre y obviamente muy buen colega que uno siempre recuerda. Así que colocamos en un destacado recuadrito de alguien que, como Jorgito, ha enaltecido esta profesión de locutor, porque además Jorgito tenía no solo una buena pinta, sino que además tenía una voz penetrante, una muy buena voz. Me alegro de poder participar de este recuerdo", rememora Fernando Bravo para PRONTO. Como el maestro y referente que es, Bravo sintetizó en palabras todo lo qe hizo de Rossi un distinto.
Aunque tenía estampa de porteño, Rossi nació el 10 de mayo de 1954 en la ciudad de Trenque Lauquen a 445 kilómetros del Obelisco. Apenas salido de la adolescencia supo que lo suyo eran los medios cuando comenzó a trabajar en una radio zonal. Comprendió que con tener buena voz no alcanzaba y decidió formarse. "En el 79 vine a Buenos Aires para estudiar en el ISER y dos años más tarde gané un concurso para locutor del aquel entonces Canal 2. Pocos meses después pasé a Canal 9 para trabajar como notero de exteriores en Semana Nueve, un ciclo vespertino que conducían Gerardo Sofovich y Teté Coustarot. Después trabajé con el gran y divertidísimo Orlando Marconi en un programa que se llamaba Todo al 9 y de ahí salté a Feliz Domingo para acompañar a Silvio Soldán, reemplazando al ex modelo Carlos Iglesias", solía contar.
Feliz domingo marcó un antes y un después en su vida profesional. Lejos de competir con Soldán formaron una dupla inolvidable. Rossi llamaba a Soldán "el gran maestro" que a su vez lo apodó "el bebé". En vez de tratar de opacarse mutuamente, se potenciaban. Si Soldán era la solvencia y la experiencia, Rossi era la juventud y la picardía. Ambos compartían el respeto por el buen decir, la espontaneidad que no es vulgaridad y la amabilidad con el público pero también con los equipos de trabajo. Durante cinco años, de 1981 a 1986, estuvo en el ciclo del 9 y entonces decidió hacer un cambio del que se arrepentiría.
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En Canal 13 le ofrecieron ser parte de Libremente, con Silvina Chediek, Enrique Masllorens, Guillermo Mazzuca y Daniel Dátola. Él quería arreglar un mejor sueldo y quedarse en Feliz domingo pero Alejandro Romay no estaba y su pedido no fue escuchado. Del 13 lo intimaron a tomar una decisión y cambió de canal. Años después le contaría a la periodista Fernanda Iglesias que "Me hubiera gustado quedarme un par de años más. A mí me parece que tendría que haber habido una respuesta positiva a mi pedido en ese momento para seguir, porque lloré como un condenado. Encima, el programa duró sólo un año. Creo que un par de años más en Feliz domingo me hubieran venido muy bien porque venía creciendo mucho. Pero bueno, el destino quiso que fuera así”. Son muchos los que todavía recuerdan el último programa de Jorge cuando se fundió en una abrazo con Soldán y lloró desconsoladamente.
A partir de ahí, su carrera no se interrumpió pero tampoco despegó. En 1988, reemplazó a Fernando Bravo en Sábados en familia,
en Canal 9. Pero el destino no lo ayudó. “En ese momento tenía un precontrato para irme a trabajar a Perú. Entonces les dije a los del 9: ‘Bueno, les hago enero, febrero y en marzo me voy’. En febrero, me llama Romay diciéndome: ‘Quedate’. Le dije que no. Y en marzo estalló la epidemia de cólera en Perú y me llaman para decirme que se había suspendido el programa. Ahí lo llamé a Romay y me dijo: ‘Que lástima, ya hablé con Leonardo (Simons) para que lo haga’. Chau, me quedé otra vez afuera”.
Comenzó un tiempo de sequía profesional donde las buenas propuestas no llegaban. "Si pasa, por algo fue. Pero si sucede una cosa tremenda en el laburo... ¿conviene para qué? El por algo será, no. No estoy de acuerdo", reflexionaría en una entrevista con La Nación. Casado con Marcela, el gran amor de su vida y papa de Franco, Bruno, Renzo logró que la economía familiar no naufragara gracias a la conducción de eventos y la locución de publicidades. A mediados de los ’90, co-condujo El show de Lita, junto a Lita de Lazzari en Canal 7. Pero aunque a veces parece que las malas duran para siempre, las buenas volvieron en 1998. Telefe lo convocó para para conducir Tal para cual, un programa para parejas que fue un éxito. Allí logro instalar un latiguillo que todavía se recuerda “Esa es mi mujer”. El ciclo duró tres años. "Llegó Gran Hermano y se acabó todo. Pero bueno, son las leyes del juego."
De todos los programas donde trabajó recordaba que "Tanto Feliz domingo como Tal para cual son los dos programas más populares que conduje. Está bien que en aquella época no existía el cable, pero con el programa dominguero hacíamos 27 puntos de rating. A los dos ciclos los quiero enormemente porque me proporcionaron un gran contacto con la gente. Te diría que el cariño del público es lo mejor que me ha sucedido en esta profesión. Muchos me dicen por la calle que soy tal cual salgo en televisión. Y otra cosa muy linda que me ha sucedido son los compañeros de laburo que tuve y tengo, porque yo he trabajado en todos los canales de aire".
Jorge Formento, que fue su gran amigo, contó cómo era ese colega que no solo tenía cara de bueno, lo era. Así se lo dijo a la periodista Liliana Podestá: “Además de ser un gran amigo, fue el mejor conductor de eventos que haya visto jamás. Siempre sonriente, con la mejor onda. Nunca pudimos trabajar en televisión juntos, pero nos divertíamos tanto en los eventos que, sin haberlo pactado previamente, cada vez que llamaban a uno de nosotros, inevitablemente, tratábamos de convencerlos de que sería bueno trabajar los dos. Y hasta bajábamos el cachet para que eso sucediera. Un gran amigo, un fenómeno, muy buena gente además de excelente profesional”.
Con algún altibajo profesional y una hermosa familia, en 2011, la vida decidió propinarle un trompazo a Rossi, de esos que no te tiran del ring pero te dejan noqueado. Una persistente y molesta tos lo llevó a realizar una consulta médica. El diagnóstico fue devastador: cáncer de pulmón. Comenzó un tratamiento de rayos y quimioterapia. También se sometió a una compleja cirugía para extirparle el tumor.
En 2012, se puso al frente de Volver a cantar, por la señal Volver y por el cual ganó el Martín Fierro. Ese día, emocionado Jorge agradeció el primer Martín Fierro que recibía en 40 años de trayectoria. “Cuando dijeron mi nombre, me explotó algo adentro. Fue una noche fantástica. Mis hijos festejaron como si hubiese ganado un campeonato mundial”. Rossi tenía varios proyectos. Pero en sus últimos días, tenía dos objetivos por cumplir. Por un lado, le recomendaba a todos sus conocidos que dejaran de fumar, hábito que él tuvo durante 35 años. “Hace ocho que dejé. Ahora trato de decirle a todo el mundo que fuma, que no fume más. Lo tengo al Negro Formento, que fuma tres atados por día y no lo puedo convencer. El tema es que si no tenés síntomas, no te enterás de que estás enfermo”, dijo.
Aunque parecía controlada, la enfermedad volvió. Acompañado por su mujer y sus hijos, siguió peleándola en un nuevo tratamiento con quimioterapia. Pero sus sistema inmunológico quedó muy afectado y el 18 de noviembre de 2012 fue internado de urgencia. Al día siguiente su cuerpo dijo basta. Jorge falleció la tarde del lunes 19. Tenía 58 años. Demasiado pronto para un hombre que solo deseaba "Viajar y disfrutar de la vida tranquilo".