Un nuevo giro en el caso de Aníbal Lotocki tomó protagonismo: el médico condenado solicitó el beneficio de la prisión domiciliaria alegando que su hija de 11 años se encuentra viviendo una situación de violencia física y psíquica.
El Consejo de Derechos del Niño tomó medidas extraordinarias al quitarle la tenencia de la niña a la madre, otorgando la tutela provisional a Majo Favarón, esposa de Lotocki. Este nuevo capítulo en el caso generó controversia, ya que muchos cuestionan la solicitud de domiciliaria de un hombre acusado de varios delitos graves.
En medio de este contexto, Silvana Di Raimondo, quien fue sometida a una cirugía por Lotocki en 2021, compartió en DDM su desgarrador relato sobre las secuelas físicas y emocionales que le dejó el tratamiento realizado por el cirujano, actualmente detenido. La víctima, quien operó sus mamas y nariz, habló sobre cómo el abuso de inyecciones y la falta de diagnóstico apropiado empeoraron su salud, llevándola a una situación irreversible.
Silvana relató que decidió operarse en noviembre de 2021, sin tener conocimiento de los antecedentes del médico: "No sabía nada. Nunca tuve miedo porque no pensaba que algo podía pasar". Según explicó, fue su pareja de ese momento quien la llevó a Lotocki, quien además influyó en las decisiones sobre las intervenciones que se realizaría.
Los problemas comenzaron dos meses después de la operación: "Empecé a reventar por todos lados. Lotocki siempre me atendió, pero me inyectaba cosas y nunca me decía qué era". Con el tiempo, los efectos secundarios empeoraron: manchas en la piel, infecciones recurrentes, fiebre, y daño severo en el hígado e intestinos. "Mi nariz tiene un agujero que supura hasta el día de hoy. Mi cuerpo quedó destruido", explicó.
Silvana describió cómo las complicaciones de las cirugías impactaron en su día a día: "Hago 15 cuadras y el dolor es insoportable. Siento que algo me pincha constantemente. En el músculo tengo como si fuese un cemento. Hoy me dan antibióticos y hielo. El miedo a morir está siempre". También explicó que requiere tratamientos costosos y constantes lavados con solución fisiológica para intentar controlar las infecciones.
Al referirse al impacto emocional de su experiencia, recordó cómo la muerte de Silvina Luna la sumió en una profunda depresión: "Estuve un mes tirada en el sillón sin poder moverme. Pensaba en mi hija, que tiene 22 años. Esto te llena de ira y odio". A pesar de todo, destacó la labor de los médicos que han intentado mejorar su calidad de vida y su decisión de denunciar a Lotocki en conjunto con otras víctimas.
Además, se hizo hincapié en Majo Favarón, quien la asistió en el quirófano durante las intervenciones: "Al principio pensé que era una buena persona porque me contenía y me ponía música proque me daba miedo las jeringas. Después me empezó a evadir. Dentro del quirofano ella era la acompañante y me acariciaba la cabeza".
Silvana Di Raimondo, en su relato, también mencionó cómo la solicitud de domiciliaria de Lotocki le generó un fuerte impacto emocional: "Cuando me enteré de la domiciliaria, pensé en mi hija que tiene 22 años, pero el sentimiento es el mismo, porque a su mamá la mataron. Este es el día a día. Es un montón la mochila mia".
"Hoy me tengo que volver a operar. Me tienen que sacar costillas para volver a hacerme la nariz. Me tiene que hacer la nariz de nuevo. Eso me sacaría la infección. Lotocki me puso un líquido que los médicos no saben qué es", agregó. Además, aclaró que "en las pericias se habló de hacer una biopsia pero es que no es recomendable", lo mismo que sucedió con el caso de Mariano Caprarola.
El testimonio de Silvana Di Raimondo se suma al de otras víctimas que denuncian el calvario físico y psicológico que enfrentan tras haber confiado en Lotocki, quien permanece detenido desde octubre bajo la acusación de homicidio simple por la muerte de Cristian Zárate y otros casos similares, y puede ser condenado finalmente a entre 8 y 16 años.