Viene de pasar meses muy movilizadores, en los que tocó fondo y volvió a renacer. A los 64 años, Benito Fernández logró reciclarse y gracias a su tenacidad y fuerza de voluntad, pudo salir a flote. “Después del año intenso que tuve, me estoy rearmando y reestructurando. El parate me vino bien, estoy mucho más creativo, me puse de novio y estoy pasando un momento muy lindo. Y con muchos proyectos, que no pensé iban a surgir después de haber estado internado y de haberme sometido a un montón de prejuicios que tienen que ver con las cuestiones de salud mental”, se sincera el diseñador de moda, que este 2024 se animó a participar del Cantando, con la conducción de Florencia Peña por América, y forma parte del ciclo de streaming El mate las pone mimosas, junto a Belén Francese, Mónica Listorti y Celeste Campos.
“Tenía el prejuicio de que después de haber estado internado por depresión, se venía automáticamente la cancelación. Por suerte, eso no sucedió. Es más, fue todo lo contrario y al primer programa al que fui, que fue el de Juanita Viale, coincidí con Belén Francese y ella me invitó a hacer el programa de streaming y a la semana me llamaron para el Cantando, además de que me salieron un montón de desfiles en el interior del país. Hace poco estuve en los campos de tulipanes en Trevelin, en el sur, y luego trabajé en Villa María, Córdoba. Soy un agradecido y los prejuicios con las cuestiones mentales eran más míos que del resto”, añadió Benito.
-¿Tenías miedo?
-Sí, mucho. Porque no estamos tan preparados para hablar de depresión y otros temas de salud mental. Para mí fue un reinventarme, un renacer.
-¿Cómo caíste en la depresión?
-Arrancó un poquito en la pandemia. Tenía mi empresa muy arriba y fui cayendo sin darme cuenta en la depresión, que cada vez se fue agudizando más. Los últimos meses antes de internarme los pasé muy mal. Tuve que cerrar el pret a porter y quedarme solamente con la alta costura y las licencias que tengo de perfumes, sábanas y con la alianza con Topper. Un día exploté, me desmayé, me dio arritmia y terminé internado en el Otamendi. Eso fue en julio de este año.
-¿Tuvo que ver con apremios económicos?
-No, no. Lo mío fue una mezcla de un montón de situaciones y de no sentirme cómodo. Mi padre se suicidó cuando yo tenía 30 años, mi madre murió hace siete años y mi hermano hace tres. Estoy solo. Entonces, tengo a mis hijos pero uno no quiere pasarles problemas a los chicos. Entonces, no lo hablaba y ese fue mi gran error: uno tiene que hablar cuando tiene problemas. Sobre todo con la familia y con la gente que quiere.
-¿Te arrepentís de no haber hablado a tiempo?
-Sí, mucho porque los terminé complicando mucho más a los chicos. Tendría que haberlo hablado. Este episodio fue un jueves a la noche, estuve en el Otamendi unos días haciéndome los estudios y ahí fue cuando mi psicóloga y psiquiatra me recomendaron una internación para poder enfrentar todo lo que tenía que enfrentar.
-¿Ahí le pudieron poner el nombre de depresión?
-Sí. Yo creo que fue acumulación de estrés, depresión y se juntó todo. Tenía que cerrar los locales, echar gente que trabajaba conmigo hacía muchos años y no podía hacerlo porque me mataba. Ese fue el desenlace. Cerré lo que era el por mayor de pret a porter y me quedé solamente con la alta costura que son las novias, los vestidos de 15 y de fiesta; lo que he hecho toda mi vida. Y con las licencias: estoy haciendo ropa deportiva y zapatillas con Topper y mis perfumes, además de los desfiles en el interior. El pret a porter hoy está muy difícil y cada vez va a estar peor para las marcas porque la ropa está más cara, el dólar sigue bajando y estamos cada vez menos competitivos con el afuera. Era una decisión que tendría que haber tomado en pandemia y no pude.
-¿Tus empleados te demandaron? ¿Cuál fue el problema?
-No, lo estamos arreglando. El tema fue que cuando sucedió todo eso que cerré el local, yo estaba internado y en una situación económica que me impedía poder arreglar en ese momento. Ahora ya estamos en tratativas de arreglar todo, hablando con los abogados y poniendo las cosas en orden. Es difícil porque imagínate que venía mal, encima me interné y por dos meses estuve sin poder trabajar. Tras que venía mal, se complicó todo y fue imposible indemnizar a todos en ese momento porque no tenía la plata para hacerlo. Ahora que ya me recuperé, estoy en condiciones de ir arreglando todo. Es más, la semana pasada ya me junté con una de las chicas y estamos en eso.
-Se habló de una quiebra económica. ¿Fue real?
-No, quebrar nunca quebré ni tampoco tuve convocatoria de acreedores ni nada. No tenía ninguna deuda con proveedores ni cheques rebotados ni nada de eso, por suerte. Lo que tenía era que ya no podía ponerle más plata a la empresa y no estaba generando dinero. Es muy difícil hoy hacer pret a porter cuando los precios se van disparando y no sabés cuánto vas a vender. Estamos hablando de hacer 15 mil prendas, no un vestido de fiesta. Tenés que anticiparte a hacerlas antes y después ver si las vendés o no las vendés. Es muy difícil y los últimos tres gobiernos no ayudaron en nada a la industria. Así estamos.
-¿Cómo te recuperaste emocionalmente?
-Estuve internado un mes y una semana. Y cuando salí, me fui a vivir a la casa de un amigo mío, Diego Impagliazzo. Estuve ahí diez días y luego me fui a mi casa. Solo iba al local a probar los vestidos de novia y de 15 que estaba haciendo. También armé el desfile porque necesitaba la plata, entonces tenía que volver a la cancha rápido. Por suerte, salí muy creativo después de haber estado internado y sin celular ni haciendo 100 llamadas por día. Salí con mucha más creatividad, que fue lo que me había quitado la depresión. Hice un desfile divino, al que fueron Valeria Mazza, Pampita, Analía Maiorana, Sole Solaro y todas mis amigas. Ahí empecé a generar de nuevo, aunque reconozco que pensé iba a ser muy difícil salir después de la internación.
-¿Qué aprendiste?
-Mucho pero sobre todo a sacarme de encima los prejuicios respecto a la salud mental. Hay que decirle a la gente que tiene que hablarlo y hacer lo que digan los médicos: si hay que internarse, medicarse o lo que fuera, hay que hacerlo. Es muy importante tener bien la salud mental.
-¿Seguís medicado?
-Sigo tomando lo mismo que tomaba antes. El tema es que yo había dejado de tomar la medicación dos meses antes y eso estuvo mal. No me cuesta dormir, por suerte, y a la noche no tomo nada. Estoy bien. Pero sí lo que me pasa es que estoy más sensible a las cosas buenas y las malas. Y me cuesta estar con mucha gente. En ese punto, estoy sensible pero bien, muchísimo mejor. Y disfrutando a full de mi nieto, Fermín, a quien amo con todo mi ser y antes no lo podía disfrutar por la angustia que tenía.
La entrevista completa con Benito Fernández está en la edición digital de diciembre de revista Pronto, se puede descargar y leer de manera haciendo click en este enlace