En un verano difícil para el teatro, Anita Martínez está terminando la temporada en Carlos Paz con el espectáculo Humor parra toda la familia, en el Teatro del Sol, y a la vez todas las semanas viaja a Buenos Aires para hacer El club del moro, en radio con Santiago del Moro y gran equipo.
Si bien tiene un presente exitoso, la humorista charló de todo con Pronto y contó qué le pasa cuando el público no se ríe y tiene que remarla. "¿Si me pasó de tener que remarla con un público que no se ríe? Sí, miles de veces. Es loco porque muchas veces el público es súper difícil y no se ríe pero cuando termina, se para y te aplaude de pie. ¿Si me pone nerviosa eso? Ahora, con los años, aprendí a tomar las cosas con tranquilidad", aseguró.
Y continuó. "También activo ciertos resortes. Voy haciendo y si no se ríen con algo, sé que con esto otro sí se van a reír. Entonces, voy llevando la posta e intento manejar las energías. Lo bueno es que aprendés muchísimo y ya sabés cómo pararte. Los años que tengo recorridos me ayudan a sortear esos obstáculos. Siempre vuelvo a empezar: soy como una resiliente constante y todo el tiempo vuelvo a empezar. Para mí, todos los estrenos son un empezar de nuevo. Estoy muy acostumbrada al remo; no conozco otra forma".
-¿Cuántos años de carrera llevás?
-Qué se yo, ¡más de 30! He hecho de todo. Empecé como bailarina porque ese siempre fue mi sueño. Me formé en la Escuela Nacional de Danza con todos los maestros del Teatro Colón. He hecho hasta lo imposible para poder entrar al Colón pero nunca pude. Nadie se explicaba cómo no podía entrar, con las condiciones que tenía.
-¿Cuál era el impedimento?
-Nadie lo sabe, ni siquiera de adentro del Colón se lo explicaban. En aquella época era muy difícil ingresar, y solo entraban dos de mil. Nunca era fácil y esas dos entraban por alguna situación a la que yo no podía acceder. Lo bueno es que nunca me rendí y dije: “Si no es en el Colón, igual voy a seguir bailando”. Bailé toda mi vida y lo que me quedó de la danza, me quedó de esa época. Fijate que no tenía un peso y me becaban en todos lados por mis condiciones.
-¿Te quedó esa asignatura pendiente?
-Cuando era pendeja, sí, me quedó eso pendiente. Pero con los años lo superé y no me puedo quejar de la vida que he tenido. Siempre pude trabajar de lo mío y por eso para mí la pandemia fue tan chota. Lo peor que me podés decir a mí es que no trabaje. Para mí el trabajo es un ancla que necesito, es como el hilo del barrilete que te hace remontar si está fuerte. Eso es el trabajo para mí. Por eso siempre digo que las mujeres tenemos que trabajar porque ahí está la fuerza, la independencia, el empuje, la realización. Para poder rajar de donde no queremos, es importante tener una economía propia, que manejemos, que vayamos para adelante y que seamos fuertes. Soy una mina que va muy para adelante.
Por Nico Peralta // Fotos Luis Varela