Camina por la calle y la gente lo saluda con cariño. Le piden fotos, selfies, algún que otro autógrafo y él responde con una sonrisa. Pachu Peña (61) tiene una gracia natural y una popularidad que en Carlos Paz se potencia ya que la villa turística recibe público de todo el país que durante el año lo ve por televisión y en el verano en el teatro. Esta es la tercera temporada que el humorista trabaja con Pedro Alfonso y con la comedia Misterio en la cabaña llenan la doble función diaria de martes a domingos.
“Nos está yendo muy bien y como todos los años, vinimos a Carlos Paz sabiendo lo que buscábamos. Aunque con los aumentos continuos y lo que pasa en la Argentina, uno tiene miedo o se pregunta si la gente saldrá de vacaciones. Por suerte, la respuesta es buenísima y me gusta ver que la gente apueste a reírse”, arranca Pachu.
“El plus de trabajar con amigos es genial y disfruto mucho de ir cada noche al teatro. Se formó como una gran familia ya y con Pedro, Paula Chaves, Rodrigo Noya y Camilo Nicolás somos eso: una familia. Este año se sumaron Sabrina Rojas y Michelle Masson, a quien yo no conocía porque es de la nueva camada pero mis hijas sí sabían quién era y la seguían en las redes. En el escenario nos divertimos mucho y transmitimos eso. Ver al público divertirse es el mayor regalo y lo bueno de las obras de Pedro es que al final tienen un plus, en el que se arma una especie de fiesta en el teatro y el público lo agradece mucho”, sostiene el actor.
-En cada función, Pedro te encuentra un “amor de la juventud” y hace subir a la señora al escenario.
-(Risas) Sí, sí. Lo quisimos cambiar en un momento pero la gente lo pide, sigue funcionando y por eso lo hacemos. A mí me divierte. Anoche subió una mujer de 81 años: ese es mi target. ¡De 80 para arriba! Y lo loco es que están mejores que yo (risas).
-¿A todas las besás?
-Depende. A las que vienen con el marido no. Ahí hacemos un baile y otras cosas. Todos nos divertimos. La señora de 81 que subió anoche tenía una vitalidad tremenda, le pregunté cuál era su secreto y me dijo que era pasarla bien. En Carlos Paz no paro de recibir cariño y eso me gusta porque es una buena señal. Me hace sentir vigente y soy muy agradecido siempre con el público.
-Salís a escena y antes de hablar, la gente te ve y se ríe. ¿Sos consciente de eso?
-Mucha gente me lo dice: “Te veo y me río”. Siempre trato de meterle algo más con el vestuario y me gusta sorprender al elenco y al público. Me encargo yo de buscar la ropa para la obra y me gusta sorprender a Pedro y al equipo.
-¿Qué es lo que más te agradece el público?
-Hace mucho que estoy con esto y me agradecen los años de risa. “Gracias por tantas risas”, me dice la mayoría. “Estuvieron bárbaros, los felicito, gracias por hacernos reír”, nos dicen a la salida del teatro. El humor siempre es bienvenido. La gente necesita divertirse y por eso viene al teatro a pasar un buen rato, despejarse y olvidarse un poco de los problemas. Nuestro plus es que el público ya sabe qué viene a ver. Las comedias de Pedro son blancas y un clásico en la villa. Todos saben que mal no la van a pasar.
-¿Te gustaría darle un giro a tu carrera y hacer drama, por ejemplo?
-Sí, obvio, me gustaría. Qué se yo, un papel en una miniserie me encantaría pero no se dio. Espero tranquilo sin desesperarme porque disfruto de lo que estoy haciendo. Si llega, bien. Y sino no hay problema. No estoy pendiente de eso. Tampoco estoy a la expectativa de los castings. Muchas veces se abren castings para series pero yo ni enterado.
-Basaste tu carrera en el humor.
-Sí, siempre comedia y humor. Claro que en distintos medios, desde televisión a radio pasando por el cine y ahora en streaming. Estoy en Luzu TV con Pachu Stream Master y este 2024 retomamos en marzo. Ahí estoy los lunes y miércoles y quizás haya cambios. El nombre del programa lo puso el productor y a mí me daba vergüenza porque soy perfil bajo y jamás le hubiese puesto mi nombre. Pero quedó y es algo así como el rey del stream.
-¿Te costó entrar a ese mundo?
-No, no. Si bien tiene otro público y otra llegada, sobre todo juvenil, me encanta. Tengo buena conexión con los jóvenes por cosas que ven en las redes sociales o por YouTube y eso me acercó. En la pandemia se viralizaron muchos videos de nuestros laburos con Pablo y tuvimos como un redescubrimiento, sobre todo de la gente más joven. Me asombra a veces cuando paso por un colegio y chicos de 16 años me reconocen y me piden fotos. Está bueno llegar a señoras de 81 años y a chicos de 16.
-Casi que no paraste en estos años.
-Se pasa el tiempo demasiado rápido. Con los chicos lo comentamos en el teatro. Pareciera que ayer terminamos de hacer Un plan perfecto y ya estamos promediando la temporada con Misterio en la cabaña. Estuvo muy bien haber hecho la gira y la calle Corrientes y en el medio también hice otro espectáculo de humor, Tertawa, con Ezequiel Corbo y Fede Hoppe. Estábamos con Sebastián Almada y José María Listorti, con gira por Uruguay, Bolivia y Paraguay. Nos fue muy bien y tenemos ganas de volver este año. Además, saldremos de gira con Pedro.
-Componés a un gurú espiritual en la obra. ¿Te basaste en alguien para armarlo?
-No. Hay muchos hoy en día en las redes y me fui basando un poco en cada uno que veía. Hay buenos y hay chantas, claro. Tomé algunas frases y las fui transformando para mecharlas con humor.
-¿Qué referentes tenías cuando arrancaste?
-Veía mucho humor, siempre me captó mucho la televisión desde chico. He visto a Olmedo, Porcel, Carlitos Balá, Biondi, Marrone y los uruguayos, que para mí fueron increíbles. Tenían otro humor diferente, cada uno con su sello, y me encantaba La tuerca. También Calabró Y Pacheco. Pero no tenía un referente puntual sino que tomaba un poco de cada uno que veía y me gustaba.
-¿Tus viejos a qué se dedicaban?
-Mi papá era jefe de presupuesto en una metalúrgica en Rosario y mi vieja era profesora de Bellas Artes pero no ejercía así que siempre fue ama de casa. Mi viejo era ingeniero y además a la noche daba clases en la facultad. Recuerdo que llegaba tarde y nos quedábamos esperándolo con mi madre. Tengo dos hermanos más grandes: Javier y Ramiro. Uno es arquitecto y el otro comerciante. Todos viven en Rosario, los extraño y tengo que ir a verlos cuando termine acá con la temporada.
-¿Quiénes te quedaron en Rosario?
-Mis viejos, Juan José y Beatriz, ya partieron así que están mis hermanos, un tío y primos. Y muchos amigos. No voy tan seguido como quisiera porque, gracias a Dios, estoy con mucho trabajo. Con las giras siempre estoy afuera y cuando me quiero acordar, empieza Tertawa y me voy afuera de nuevo. Siempre estoy a full pero cuando paro y estoy con ellos, les doy bolilla y me desconecto a full.
-¿Cuál es el primer flash que se te viene cuando pensás en tu infancia?
-Salir a jugar a la vereda con algunos vecinos. Antes se podía jugar en la calle y aunque hoy hay más inseguridad, cuando voy a Rosario me gusta ver que el barrio en el que crecí no cambió. Hay un tema pesado que tiene que ver con los grupos narco criminales pero no es que en Rosario hay más inseguridad que en cualquier otra ciudad grande. Hay robos como en cualquier parte del país, lamentablemente. De chico jugaba en la calle, iba al club, tenía muchos amigos.
-¿Cómo llegaste a Tinelli?
-Con Pablo Granados teníamos un programa en Rosario, Propuesta joven, en el Canal 3, que sería Eltrece de Rosario. Andaba muy bien porque llegaba a San Nicolás, a parte de Córdoba, Entre Ríos y Santa Fe. Entonces, abarcábamos un lindo sector y nos iba muy bien. Una vez vino el Teto Medina de invitado, le hicimos una cámara oculta con Pablo para nuestro programa y se la fuimos a llevar a Marcelo Tinelli, cuando tenía las oficinas en Florida y Viamonte y se llamaba TM Producciones.
-¿Los atendió él?
-¡No nos dio bolilla! Justo que llegamos él se iba y me acuerdo todo a la perfección. Fue un hola y chau. “Me tengo que ir”, nos dijo, se subió a un ascensor y se fue. Entonces, nos cruzamos de verada y nos fuimos a ver a Mario Pergolini. Llegamos a Canal 9 y lo vimos a Mario y a Diego Guebel, que era su productor en ese entonces. Pergolini estaba con La TV ataca y Hacelo por mí; tenía los dos programas. Le mostramos lo que hacíamos, charlamos con Mario y nos contrató.
-¿Cuánto trabajaron con Pergolini?
-Un año estuvimos. Lo que pasa es que nosotros en Rosario teníamos en tele Propuesta joven y en radio Propuesta joven Idem, y ahí nació un grupo musical que se llamó Macaferri y Asociados. Con Pablo y los chicos componíamos las letras con humor. Pablo le ponía la voz y la música, sacamos un disco y andaba muy bien. Eran muy lindos temas. Entonces, cuando la discográfica quiso salir a nivel nacional, arregló la difusión con Telefe y Pablo me dijo: “Tengo que ir a Jugate conmigo, con Cris Morena y a otros programas más”.
-¿Cómo siguió la historia?
-Tuvimos que elegir porque era acá o allá. Recuerdo que Pablo me dijo que teníamos que apostar por Telefe y yo algunas veces lo acompañaba. En un momento, lo llamaron de Ritmo de la noche para que fuera a cantar con el grupo Macaferri y Asociados y ahí Pablo le mostró la cámara oculta que le habíamos hecho al Teto Medina a Claudio Villarruel, que era el productor máximo de Tinelli. “El año que viene arrancás y me gusta también el otro chico”, le comentó Villarruel a Pablo sobre su trabajo y el mío. “Que se venga también”, le dijo.
-¿Tuviste que mudarte ahí?
-Sí. Pablo me lo contó por teléfono. “Probemos”, me dijo y todos fueron golazos. Ahí hicimos diez años ininterrumpidos con Marcelo. Me cambió la vida, nos mudamos a Buenos Aires, era otro mundo, otra pantalla y otro todo. Tenía 28 años y llegamos a la ciudad ya curtidos, no éramos tan chicos.
-¿Y tu familia qué decía?
-Al principio, cuando entré en el mundo de la televisión, me decían: “Pero, ¿te conviene?”. Al principio, lo que hacíamos en Rosario era a pulmón y no ganábamos plata porque lo que nos entraba de auspiciantes lo reinvertíamos en técnica y otras cosas. Después empezamos a crecer bastante bien con shows. Una vez que entramos con Marcelo estuvimos felices y la pantalla era enorme. Nos veía todo el país y no solamente en la Argentina sino en otros países de Latinoamérica. Aquel Telefe era una locura porque íbamos a grabar y nos cruzábamos con Susana Giménez, Nico Repetto, Xuxa, Luis Brandoni con Ricardo Darín que hacían Mi cuñado, Arturo Puig con Grande, Pa!, Guillermo Francella, Cris Morena. Todo era éxito y todo funcionaba a la perfección. Era otra realidad, otro país y nosotros no parábamos de viajar por el mundo a hacer notas. Pedías un helicóptero para grabar y lo tenías.
-Los 90 en Telefe fueron superlativos.
-¡De otro mundo! Hace poco vi una nota de Gustavo Yankelevich hablando de esto y del fenómeno que fue Muñeca brava, con Natalia Oreiro. Todos tanques y ese fue un boom internacional que fue vendido por todo el exterior. Chiquititas, las producciones de Cris, todo maravilloso.
-¿Ahí conociste a tu mujer, Felicitas?
-Sí, claro. Nos casamos en el 98 y nos conocimos el año anterior. Ella estaba trabajando en vestuario de Naranja y media, con Francella, Millie Stegmann y Verónica Vieyra. Nos cruzábamos a la hora de comer, nos fuimos conociendo y ahí empezamos. Llevamos 25 años juntos. Estuvo el otro día con uno de mis hijos de visita. Me banca mucho porque conoce el medio. Sabe que llego tarde porque hago shows o grabo tarde y no tiene problema. Me banca y conoce mis movimientos. Y mis hijos también porque nacieron con un papá que trabajaba en la tele.
-¿Cómo están tus hijos?
-Muy bien. Iñaki es periodista deportivo y está incursionando en el mundo streaming. También está editando en un canal de deportes pero no está efectivo así que llaman cada tanto. Está arrancando de abajo. Después viene Benjamín, que está acá en Carlos Paz con la novia. Olivia terminó la escuela el año pasado, estudió diseño indumentaria pero no se copó así que ahora arrancará comunicación, y la más chiquita, Joaquina, está en el colegio. Estamos en un lindo momento familiar.
-¿Quién te apodó Pachu por primera vez?
-Mi madre, cuando era un bebote de un año. Había visto una película francesa, en la cual había un bebé al que le decían “Pachuli”. Entonces, me empezó a decir Pachuli a mí, mis hermanos mayores tomaron el apodo y por recorte me quedó Pachu. Así que me llaman así de toda la vida. Muy poca gente conoce mi nombre verdadero, que es José María. Es más, si me llaman por José María ni me doy vuelta porque no me suena. Soy Pachu para todo el mundo.
Nicolás Peralta
Fotos: Luis Varela