La historia de amor entre la reconocida cocinera argentina Maru Botana y el ingeniero agrónomo Bernardo Solá es un testimonio de paciencia, complicidad y construcción familiar que ha perdurado por más de dos décadas. Su romance, que comenzó en los años 90, fue revelado por Solá en una entrevista con Susana Giménez, donde confesó: "Me conquistó por la comida y por muchas otras cosas más".
El ingeniero agrónomo, amigo del hermano de Maru y compañero de facultad, compartió que la clave de su relación fue la paciencia y encontrar el momento adecuado para avanzar, considerando la amistad que los unía. A pesar de los temores, el correr del tiempo demostró que la conexión era sólida y duradera.
La historia de amor tomó forma en 1997 cuando se casaron, y dos años después dieron la bienvenida a su primer hijo, Agustín. A lo largo de los años, la familia creció con la llegada de Lucía, Matías, Sofía, Santiago, Juan Ignacio e Inés. Sin embargo, la felicidad se vio empañada por la trágica pérdida de Facundo en 2008, cuando apenas tenía seis meses.
Maru Botana, en un aniversario de la pareja, compartió su reflexión: "¡Cuántas cosas vividas! ¡Cuántos momentos inolvidables! ¡Cuántos difíciles! Nunca imaginé cuando estábamos de novios que llegaríamos a tener un recorrido tan intenso. ¡Pensar que el primer día que salimos pensé que eras uno más! Hoy miro para atrás y se me llena la cabeza de recuerdos".
A pesar de la intensidad de sus vidas, han logrado mantener la armonía familiar, incluso cuando el ingeniero agrónomo pasa largas temporadas fuera de Buenos Aires. El equilibrio encontrado para dividir responsabilidades ha sido clave, permitiéndoles valorar los momentos de soledad y conectar de una manera única.
Bernardo Solá, a pesar de mantener un bajo perfil, sigue ejerciendo su profesión de ingeniero agrónomo y se ha mantenido al margen de la fama de su esposa. Su historia de amor y la sólida familia que han construido son un ejemplo de perseverancia y compromiso que inspira a muchos.