Julián Weich (57) volvió a hacer teatro después de 18 años ya que le llegó una propuesta que lo subyugó y no pudo resistirse. La comedia se llama Velorio a la carta, se presenta en el Teatro Regina y Julián está entusiasmadísimo con su vuelta a las tablas. “Esto es muy loco: la última vez que hice teatro fue hace 18 años, cuando casualmente reemplacé a Diego Reinhold en Cómico stand up pero sin hacer lo que hace él porque no lo sé hacer aunque me hubiera encantado. Pero sí ocupando su lugar en el elenco de Cómico stand up. Y ahora Diego me dirige junto con Gabriel Villalba en Velorio a la carta. Si bien no somos amigos con Reinhold, nos hemos cruzado muchas veces pero jamás imaginé que me iba a convocar para volver al teatro”, relató Julián a Pronto.
¿Si lo llamó directo Reinhol? Weich lo contó así: "No fue él pero sí la autora de su parte. Ni chequeé eso. Surgió mi nombre, Diego lo aprobó porque es el director y acá estoy, actuando de nuevo. Me pasó algo muy loco: leí la obra y me fascinó. No es que me llegan muchas obras por año y que pueda descartarlas: no me llega ninguna y cuando leí esta me atrapó y me reí mucho. Me causó mucha gracia, me pareció buenísima y pensé: ´¿Y ahora qué hago?´”.
Aunque quería volver a actuar, reconoce que le costó aceptarla. "Me costó tomar la decisión. No por la obra sino por el compromiso ya que estoy en la tele los sábados y domingos, aunque todavía no se sabe si el programa de Canal 9 sigue o no sigue. Más allá del desafío artístico, está la vida de uno con sus horarios, la familia y todo lo que se modifica cuando uno acepta hacer teatro. Lo fuerte fue que leí la obra y sentí que quería formar parte. Me divirtió y dije que sí sin saber el elenco. Recién supe con quiénes iba a trabajar cuando se armó el grupo de WhatsApp. A algunos los conocía por nombre y a otros por la foto que vi en sus WhatsApp", se sinceró.
En la extensa entrevista con el periodista Nico Peralta, el conductor habló de muchos temas y como nunca se refirió a sus hijos. "Los chicos están muy bien. Tadeo tiene 25 años. Ahora está dando clases de esquí en Japón mientras que Jerónimo, que es mi hijo hippie y sustentable, está en Córdoba en la zona de Los Hornillos. Mi hija Lara tiene su negocio de ropa usada en Capital y está bueno porque trabaja las segundas oportunidades para la ropa. Y el más chico, Tomás, tiene 19 años, estudia en la facultad, trabaja y la ve bárbaro. Vive la mitad del tiempo conmigo y la mitad con su mamá", detalló.
-Hace poco viajaste a Mozambique a visitar a tus otros dos hijos.
-Eso estuvo buenísimo. Al más grande, Larcio (35), hacía mucho que no lo veía porque se fue de la Argentina hace varios años, sin terminar ninguna de las dos carreras que estaba estudiando. Ahora a raíz de mi visita, está por terminarla a la distancia. Y el más chico, Jossias (30), tiene 30 años, terminó las dos carreras, trabaja y estudia en Mozambique. Con él me había reencontrado en Buenos Aires porque vino de vacaciones hace poco pero yo nunca había podido estar en Mozambique y pude viajar a conocer la obra del Padre Juan Gabriel Arias, que está allá hace 15 años haciendo un trabajo alucinante en un lugar inhóspito como es Mangunze. Desde acá lo ayudamos, hicimos muchas campañas y van muchos médicos a operar gratuitamente varias veces al año. A los que les interese, busquen al Padre Juan Gabriel Arias en Twitter y Facebook y van a conocer su obra.
-¿Viajaste a través de Unicef?
-No, fue por privado. Es la fundación de Juan Gabriel y mi viaje fue solidario, no solo por ir y difundir la obra sino porque le donamos la construcción de algunas casas con el grupo que fuimos. La idea es que vayan grupos de Argentina a conocer, a donar, ayudar, colaborar y hacer todo lo que cada uno pueda desde su lugar.
-No debe ser fácil tener a tus hijos mozambiqueños tan lejos.
-Sí y no. Como los conocimos de grandes, la sensación de distancia no es tal. Mi hija vive a diez cuadras de mi casa y quizás pasa un mes sin que nos veamos en persona. La distancia a veces es relativa y es lo que uno sienta pero no lo físico. Con los chicos de Mozambique cada tanto hablamos y con estar en contacto, ya está. Obvio que verse en persona está bueno pero con saber que están bien es suficiente. Nos hablamos en español y ellos se comunican perfecto. Llegaron hablando en portugués y cuando llegaron a la Argentina a estudiar aprendieron perfecto el español. Aparte son re argentos, fanáticos de Racing y es muy loco lo que les pasa con nuestra cultura. Calculá que estuvieron casi diez años viviendo en Buenos Aires.
La entrevista completa con Julián Weich está en la edición digital de enero de revista Pronto, se puede descargar y leer de manera gratuita haciendo click en este link