En las últimas horas, Julián Weich fue noticia porque contó cómo es su relación a distancia con sus hijos de Mozambique. Y ahora el actor volvió a llamar la atención por un declaración sobre la amistad y los lazos con que tiene con personas que están privadas de su libertad.
En diálogo con el periodista Nico Peralta para Pronto, el conductor habló de su regreso a las tablas después de 18 años con la obra Velorio a la carta, en el Teatro Regina y confió: "Me costó tomar la decisión porque más allá del desafío artístico, está la vida de uno con sus horarios, la familia y todo lo que se modifica cuando uno acepta hacer teatro. Lo fuerte fue que leí la obra y sentí que quería formar parte. Me divirtió y dije que sí sin saber el elenco. Recién supe con quiénes iba a trabajar cuando se armó el grupo de WhatsApp. A algunos los conocía por nombre y a otros por la foto que vi en sus WhatsApp".
-¿No te fijás antes de cerrar un trabajo con quién vas a estar?
-No, no, no. No tengo exigencias con eso, cero. Si me conocen y me convocan, creo que algo deben saber de mí y de mi perfil para determinado trabajo. Nadie te va a meter a jugar al arco si vas de delantero o al revés.
-Deduzco que no tenés enemigos en el ambiente.
-No, no. Obviamente que me llevo mejor con algunos que otros, como le pasa a cualquier persona. Me gusta trabajar en paz, divertirme y que a todos nos vaya bien. Considero que el trabajo es en grupo y en equipo, no es nada individual. A nadie le va a ir bien solo si no le va bien al grupo. Así que lo que me interesa es que la gente vaya a ver una obra de teatro y la pase bien. Que se diviertan todos y los que estemos haciendo el espectáculo, estemos contentos y felices de formar parte.
-¿Y amigos amigos, de esos con los que podés compartir un asado, tenés?
-Tampoco. En el ambiente, no, no tengo. Amigos, no. Sí tengo cariños. O sea, si me encuentro con Esteban Prol, por ejemplo, con quien hice El agujerito sin fin, tengo un cariño tan grande como si hubiéramos compartido el secundario. O me puedo encontrar con cualquier otra persona con la que haya trabajado y tengo cariño. Pero no soy amigo ni de juntarme a tomar un café porque hace mucho no nos vemos. No soy de llamar para los cumpleaños de nadie y no me guío por los estándares tradicionales. La amistad no existe pero sí los vínculos y los lazos.
-¿Perdón?
-Claro, puedo tener un vínculo divino con una persona que conocí hace tres meses y que sea más fuerte que con alguien con quien fui amigo hace 20 años. Me guío mucho por lo que siento en este momento de mi vida y no por el historial. Sino depende el historial de WhatsApp para medir la profundidad de la amistad y me parece que no pasa por ahí. Tengo una vida muy ancha y conozco gente de todos los rubros. Es más, tengo abrazos con espartanos que muchas veces son más lindos que los que tengo con un amigo de años. Por espartanos me refiero a personas que están privadas de su libertad y que tienen que ver con la fundación con la que colaboro. Entonces, ahí decís: “Pero, ¿cómo me abrazo con una persona que está detenida de una manera tan afectuosa?”. Me guío más por el afecto y por lo que siento en el momento que por el historial.
-¿Vas a la cárcel a visitarlos?
-Sí, voy bastante seguido. Casi todas las semanas te diría. Estoy muy en contacto con la fundación y tratando siempre de apoyar y colaborar. Se llama Fundación Espartanos y hace como 15 años que busca que todas las personas que están privadas de su libertad, salgan y no vuelvan a quedar detenidas o delinquir. Y lo logran. El índice de delitos que cometen los espartanos es de un 15 por ciento contra el 70 por ciento de los presos que no pasan por el programa espartano. Así que funciona de maravillas.
-¿Te reconocen en la cárcel?
-Sí, sí. Me conocen pero me tienen mucho respeto. Depende la edad, me pueden hablar de Sorpresa y media o de Justo a tiempo. Lo que más tienen es respeto y agradecimiento porque alguien de afuera se toma el tiempo de ir a la cárcel a visitarlos, a charlar con ellos, a escucharlos y compartir un momento. A darles herramientas, jugar al rugby o lo que fuera.
La entrevista completa con Julián Weich está en la edición digital de enero de revista Pronto, se puede descargar y leer de manera gratuita haciendo click en este link