Cuando Miguel del Sel le propuso hacer temporada de verano en Carlos Paz, el Chino Volpato (62) le pidió un tiempo para pensarlo. Lo charlaron mucho y acordaron montar un espectáculo a todo trapo, con el que luego saldrían de gira durante el año por la Argentina y los países limítrofes. “Mi objetivo era plantar con Miguel un nuevo show y si bien siempre se puede mejorar, hasta ahora nos fue muy bien. Uno cuando hace temporada depende del volumen de gente que viene a veranear o a pasar el fin de semana y hablar del año complicado que estamos teniendo sería una obviedad. Eso ya lo sabemos y nuestra idea con Miguel es salir de gira en este 2024”, contó el ex Midachi, quien encabezó Miguel y Chino en banda en el Teatro Holiday de la villa serrana.
“Mucha gente no se pudo tomar vacaciones y los que sí, no tuvieron la opción de ir a ver tres o cuatro espectáculos. Entonces, eligen de pronto al que recuerda, al que vio el año anterior o al que lo une una historia de 40 años, como en nuestro caso. Sabe que el código sigue siendo el mismo pero en esta oportunidad sorprendimos con nuevos artistas y mucho talento en el escenario. Eso nos llena de orgullo porque trabajamos para la gente, no solamente para nosotros. Queremos que el público salga lleno y sorprendido y que no todo sea milanesa y papas fritas. En este show, que es muy amplio, hay desde magia, banda en vivo, una cantante del calibre de la panameña Idania Dowman, bailarines y mucha alegría”, explica Volpato.
-¿Tenías ganas de volver a subirte a un escenario?
-Sinceramente, no tenía muchas ganas. Estaba trabajando en el campo y escribiendo mucho. Me dedico a producir para terceros, me gusta mucho estar en el estudio y pergeñar cosas para otros. Incluso tengo obras que en algún momento saldrán a la luz. Algunas ya las hice y me fue bien y con otras estoy esperando. No tienen que ver con Midachi sino con otra forma de expresarme. Cuando Miguel me llamó, estaba en otra cosa.
-¿En qué andabas?
-Veníamos con la inercia de la pandemia, que fue complicada para todos. Vivo en Pilar con mi familia y ahí me agarró la pandemia. Puse mi cabeza en algunos negocios familiares que tienen que ver con el campo, una posada y un salón de eventos, además de la lechería. Está todo en Sunchales, Santa Fe. Allí tengo un tambo y entregamos la producción diaria a una usina. Las condiciones no me permitieron crecer y ante tantas idas y vueltas en el precio de la leche, algunos han vendido los tambos y han dejado de producir.
-¿Y vos?
-Yo lo sostuve porque pude invertir dinero de otro lado, en este caso del espectáculo. Es una empresa que genera mucho trabajo, no solo el que tiene el personal del tambo sino que irradia trabajo en todo el sector de la ciudad. Sunchales es una zona tambera y tiene empresas muy grandes como Sancor Seguros, que está plantada ahí, al igual que el sindicato de los lecheros. Hay también metalúrgicas que exportan al mundo. Yo estaba muy abocado al campo cuando me llamó Miguel y le dije que no.
-¿Cómo te convenció?
-Trabajar en teatro no es solamente armar un espectáculo sino tener mucha disciplina. Tenés que estar todos los días bien, preparado psicológicamente y saber que las contingencias del país te van a afectar. Primero y principal tenés que creer en lo que hacés y aceptar el desafío de la competencia. Le dije a Miguel: “Si lo vamos a hacer solo por una temporada, no quiero. Hagámoslo a largo plazo y amorticemos no solamente la parte económica sino las ganas de hacer esto que tanto nos gusta”. No siempre sale bien y con Midachi te puedo contar miles de veces que no nos ha ido como queríamos. Quizás das tres pasos para adelante y uno para atrás. Hasta que encontrás la ecuación lógica para que la empresa se sustente. Ahí fue cuando le propuse la gira en el año porque para que este espectáculo tuviera razón de ser, tenía que trascender más allá de la temporada en Carlos Paz.