Seis años pasaron de la partida física de Guillermo Bredeston y a Nora Cárpena le costó, según sus palabras, mucho tiempo reacomodarse emocionalmente a la pérdida de su marido de toda la vida. Fue Bredeston quien gestó la obra Brujas, que se convirtió en un fenómeno dentro del teatro argentino y actualmente se sigue presentando en el Multitabarís, con Cárpena, Moria Casán, Graciela Dufau, María Leal y Luisa Kuliok.
En una entrevista con Pronto, Nora contó en qué momento especial del día se le aparece su ex marido. Fue en esa charla íntima con el periodista Nicolás Peralta donde, además, la prestigiosa actriz contó el pedido especial que le hizo Bredeston antes de morir. Ella le montó en su momento una clínica en su casa y eso trastocó la cotidianeidad de la vida diaria.
"En lo cotidiano, ¿cómo fue reacomodarte con la ausencia de tu marido?", consultó Peralta y Cárpena respondió: "Difícil. Muy difícil. Guillermo estuvo mucho tiempo en casa en cama porque hicimos la internación domiciliaria. No quise que estuviera en otro lugar y me pareció lo mejor tenerlo en nuestra casa. Entonces, armé una especie de pequeña clínica en el cuarto principal y me mudé a otro cuarto más pequeño".
"Pusimos enfermeros las 24 horas y venía el médico una vez por semana. Dos veces por día tenía kinesiología y por suerte tengo Galeno, que me ayudó muchísimo. Lo nombro porque se portó muy bien conmigo y sino hubiese sido imposible. Tenía fonoaudióloga que lo ayudaba a mover los músculos de la boca, además de los enfermeros permanentes", relató Nora.
Y contó el especial pedido de su marido. "Guillermo no quería enfermeras mujeres y prefería hombres para que lo bañaran y asistieran. Se sentía más cómodo. No me parece mal quien lo hace afuera pero yo decidí que su rehabilitación se hiciera en casa. Incluso era más cómodo para mí, que me iba a trabajar, hacía mis cosas y cuando regresaba, él estaba en casa. En ese interín, me llamó Moria para hacer su programa, Incorrectas. Fue un bálsamo".
Entusiasmada con la charla, la actriz completó: "Me ayudó muchísimo. Siempre dice que, como yo di su nombre en su momento para que hiciera comedia con Brujas, nobleza obliga ella me dio una mano para vivir. Porque en ese momento, necesitaba salir de mi casa. No a pasear sino a tomar aire y trabajar. Entonces, estábamos en América y como vivo cerca del canal, las horas que iba a hacer el programa eran un bálsamo: llegar al canal, charlar con otra gente, peinarme, maquillarme".