Guillermina Valdés y Sebastián Ortega vivieron una historia de amor y desamor que marcó los titulares de la prensa durante años. Se conocieron en 1998, cuando él se deslumbró por la belleza de la modelo en una playa de Punta del Este, y comenzaron una relación que duraría catorce años, con dos de matrimonio y tres hijos en común.
A lo largo de su historia juntos, Sebastián Ortega alcanzó el éxito como productor audiovisual, destacándose tanto en Ideas del Sur como en su propia empresa, Underground, mientras que Valdés, tras una prolífica carrera como modelo, incursionó en la actuación luego de dedicarse al cuidado de sus hijos.
En 2009, la pareja dio un paso más en su relación y se casó en una ceremonia íntima, en la que primó la felicidad y la tranquilidad. Sin embargo, el año siguiente marcó un quiebre en su vida amorosa. A pesar de haber enfrentado juntos una crisis relacionada con la participación de Valdés en la tira "Botineras", la relación llegó a su fin en 2010.
La separación, que en un principio se anunció como una "impasse", se convirtió en definitiva con el paso del tiempo. Valdés confirmó la noticia a la revista Paparazzi, destacando que, a pesar de la separación, mantenían una relación cordial por el bienestar de sus hijos.
Años después, se revelaron detalles desconocidos sobre la relación entre Valdés y Ortega. Según Yanina Latorre, la modelo sufrió mucho durante su tiempo con Ortega, quien la habría mantenido confinada en un country mientras él llevaba una vida separada en la ciudad. Valdés finalmente decidió ponerle fin a esa situación y buscar una nueva vida en la capital.
La relación entre Valdés y Ortega se complicó aún más cuando la modelo comenzó una relación con Marcelo Tinelli tres años después de la separación. Si bien en un principio anunciaron su ruptura en buenos términos, los detalles revelados posteriormente muestran una historia de desafíos y dificultades que marcaron la vida de ambos.