Se crió en un ambiente donde se respiraba arte y ya de chiquita, Rocío Gómez Wlosko (26) tuvo en claro que quería dedicarse a actuar. Hija del Bicho Gómez y la coreógrafa Viviana Wlosko, comenzó a estudiar actuación mientras iba a la escuela y aunque se presentó en muchos castings, su primera gran oportunidad la tuvo en la serie de Telefe El primero de nosotros, donde hizo de hija de Benjamín Vicuña. Ese trabajo le dio cierta popularidad y su nombre empezó a sonar con más fuerza en el medio.
Actualmente, la actriz trabaja en la obra Dora, un ingrediente especial, que se presenta los lunes a las 20.30 en Espacio Callejón (Humahuaca 3759). En diálogo con Pronto, Rocío confió: “Estoy muy contenta porque Dora es una obra bellísima. La escribió y la dirige Martín Goldber y va un poco sobre los vínculos familiares, lo que uno no dice, los secretos y todo lo que se destapa a partir del encuentro de una abuela con su nieta. Es un vínculo precioso, de confianza y sinceridad y muy de amigas también. A partir de un encuentro que tienen Dora y su nieta, se empiezan a destapar un montón de ollas familiares muy profundas y que vienen hace tiempo”. En la obra, Rocío le da vida a Carla, la nieta y la actriz Cristina Maresca hace de Dora. “Tienen un vínculo precioso y es hermoso trabajar con Cristina, que es una actriz grande y divina en todo sentido”, agregó Gómez Wlosko.
-¿Cómo llegaste a la obra?
-A Martín, el autor y director, lo conozco un poco de la vida y él se empezó a meter en el mundo de la dramaturgia hace ya un rato largo. Un año antes de empezar a ensayar la obra, me la mandó y me dijo: “Che, me encantaría que estés y escribí este personaje pensando en vos. Si querés, leela y contame si te interesa”. Al toque, la leí y le dije que sí porque me encantó el material. Está poco visto en el teatro que se cuente una obra desde la perspectiva de una persona mayor. No solo por la mirada sino que, además, es interpretada por una persona adulta. Eso me encantó. Siento que estamos aportando algo que no está tan visto.
-¿O sea que hace un año pusiste el gancho?
-No. Le dije que sí al toque de que me la mandó pero pasaron bastantes meses hasta que se completó el elenco y ahí arrancamos a ensayar. Comparto el escenario con Cristina Maresca, Graciana Urbani y Braian Ross. Es una fiesta lo que pasa en cada función.
-¿Tenés abuelas?
-Me queda una abuela viva, que tiene 90 años y la amo. Se llama Sara y es la mamá de mi mamá. La adoro. Para crear el vínculo de Carla y Dora, me basé un montón en la relación que tengo con mi abuela, que es de mucha confianza y empatía. La pasamos bien juntas y me apoyé mucho en eso. Te puedo decir, entre comillas, que la tuve fácil porque fue trasladar un poco el sentimiento que tengo con mi abuela al escenario. Fue un trabajo hermoso de hacer y nos sirve para repensar en qué lugar ponemos nosotros a nuestros abuelos. La obra te hace replantear cómo es el vínculo con las personas mayores. En escena, somos una nieta, una madre y una abuela y te podés sentir identificado desde cualquier lugar. Es divertida y emocionante a la vez.
-¿Es lo primero que hacés en teatro?
-No. Arranqué haciendo teatro independiente hace un montón. A mis seis años comencé a estudiar actuación y a los 16 hice mi primera obra.
-¿El laburo de tus papás te marcó el rumbo?
-Un poco, sí. Yo creo que sí. No es que actúo por ellos pero seguramente lo mamé y me lo inculcaron de manera inconsciente. Lo tuve siempre muy en la sangre. Me crié yendo a ver ensayos, obras de teatro, funciones en el circo. De chica no conocía otra cosa y la primera vez que pisé una oficina fue a los 20 años.
-¿Qué edad tenías cuando se separaron tus padres?
-Era re chica, cinco años. No bien arranqué la primaria. Casi no tengo recuerdo de ellos juntos. Me resulta más fácil imaginármelos separados. Es más, no puedo creer cómo estuvieron juntos, básicamente. Son muy diferentes. Para mí era normal tener a mis papás separados en la infancia.
-Un papá muy conocido, además. ¿Cómo liaste con eso?
-No era un tema. En mi familia a eso se lo tomó siempre con naturalidad. No fue un tema en sí mismo. Claro que no era lo mismo que le pasaba a otros chicos porque, de repente, salíamos a comer y a mi viejo le pedían fotos. Pero no me molestaba. Aparte eso fue creciendo y de a ratos estaba más en auge que en otros. Lo tomé siempre como algo natural. No me resultaba raro.
-Decías que a los seis años empezaste con teatro.
-Sí. Ahí arranqué con las clases y nunca frené. Cuando terminé el colegio, me metí en la facultad a estudiar actuación en la Escuela Metropolitana de Arte Dramático (EMAD). No tengo el título porque cuando estaba cursando, quedé para actuar en El primero de nosotros y me coincidían los horarios de grabación con los de cursada. Entonces, dejé la carrera en tercer año. Me falta uno solo.
-¿Es una cuenta pendiente terminarla?
-No, ya no. Desistí. Ya está. Lo que tiene de lindo el teatro es que no necesitás un título para poder ejercerlo. Podés estudiar y formarte con muchos maestros y distintas técnicas y a la vez actuar en ámbitos diferentes, como la tele, el teatro, el cine, la publicidad, los cortos. Me sigo formando todo el tiempo. Ahora estoy estudiando con Ale Gigena y para mí seguir entrenando y formándome es clave para mi carrera.
-¿El primero de nosotros qué significó para vos?
-Ufff, ¡un montón! Sin dudas, un antes y un después. Fue un aprendizaje zarpado para mí. Conocí un mundo nuevo, que me era lejano. Fue una experiencia súper enriquecedora y me sentí muy bien acompañada por mis compañeros de elenco y el equipo que estaba detrás de cámara. Me sentí muy respetada, acompañada y poder vivir esa experiencia fue un privilegio. Ahora no se está haciendo ficción nacional, por ende haber llegado a vivir eso fue increíble.
-¿Cómo te llevaste con Vicuña?
-Súper bien. El es lo más y fue muy buen compañero. Todos, en realidad, me trataron increíble. Grabábamos 12 horas por día, con la velocidad de una tira que te lleva a aprenderte el texto en el momento. Eso fue nuevo para mí mientras que para los seis protagonistas era algo totalmente común y corriente. Fueron mega comprensivos conmigo y aprendí muchísimo. Por suerte, me tocó un elenco re piola.
-¿Cómo llegaste a esa novela?
-Por casting. Estoy en una agencia de publicidad que se llama Casting Club y de tanto ir a castings de publicidad, quedé en una base de datos. Ellos empezaron a hacer pruebas para ficción y me llamaron para probarme. Quedé y se me dio.
-¿Entre la tele y la obra Dora, qué hiciste?
-Por suerte, pude participar en la ficción Días de gallos, que está en HBO y en otra serie que se llama Train jam, que es de ciencia ficción y aun no salió. Hice esos laburos y luego apareció Dora. Hoy por hoy, mi vida pasa por hacer teatro y actuar. Y ver para dónde dispara mi carrera, aunque entiendo que es un momento complicadísimo para la ficción audiovisual. Mi vocación es esta y la amo.
-¿Cómo vivió tu entorno lo que te pasaba en El primero?
-Todos chochos. Por suerte, estoy rodeada por gente hermosa, que me acompañó mucho durante todo el proceso de la tira. Todos re pendientes de los capítulos y contentos por lo que me estaba pasando. Soy una agradecida por estar rodeada de personas que se ponen felices por mis logros, así como yo me pongo contenta por los logros del resto.
-¿Tu mamá sigue trabajando como coreógrafa?
-No, ya no. Labura en producción cultural y está metida en el mundillo de la cultura. El mundo del espectáculo está en toda la familia.
-¿Cuántos hermanos tenés?
-Somos tres hermanos por parte de padre pero los tres de diferentes madres. Tenemos bastante diferencia de edad entre uno y el otro. Yo soy la más grande, tengo 26 años y me sigue Homero que tiene 16. Y le llevo 22 años a mi hermana más chica, Renata, que es hija de papá con Vero Pecollo y tiene cuatro años. Hay unas grandes diferencias de edades pero es hermoso porque los vi crecer a los dos.
-¿Nunca te pesó tanta diferencia de edad?
-No, al contrario. Lo lindo es que en cierta forma los fui viendo crecer a mis hermanos. Somos una familia que se junta y comparte mucho. Nos vemos re seguido, comemos juntos, acompañamos a papá al teatro cuando podemos. Siempre hacemos algún plan.
-¿Con Renata cómo te llevás?
-Re bien. Vivo sola, no con ella pero el vínculo es re lindo y a Renata le encanta venir a mi casa. La maquillo, salimos a pasear y de afuera parece más un vínculo de tía y sobrina que de hermanas. Es re lindo verla crecer y lo siento como un privilegio. Los hermanos que tienen edades similares, crecen juntos pero yo no, a los dos los estoy viendo crecer y me llena de orgullo eso.
-¿Qué tal es tu relación con Vero Pecollo?
-Re buena. Nos llevamos bien y me encanta que cuenten conmigo para que cuide a Renata. Por suerte, se formó un vínculo re lindo entre todos. Yo vivo sola, por mi parte, y con las cosas de la casa me llevo más o menos.
-¿Qué no te gusta hacer?
-¡Nada! Con la limpieza me llevo hasta ahí. Perdón, te diría que con el orden más que nada. No soy ordenada pero soy de esas personas que se encuentran en su propio desorden. No me incomoda. Te aclaro igual que si sé que va a venir alguien, acomodo todo y la casa está reluciente. Soy bastante vaga, lo admito. Me encanta vivir sola y tener mi individualidad. Bueno, sola no estoy: me acompaña Berta, mi gata.
-¿Cómo es Berta?
-¡Re loca! Con ella me entretengo bastante. Berta me tira las plantas y eso me obliga a pasármela limpiando todo.
-¿Estás soltera?
-Sí y abierta a cualquier tipo de propuesta. Me pueden contactar, no tengo problema. Tengo ganas de conocer a alguien. Mi papá es cero celoso. Me dice: “Hacé lo que quieras”. Me re banca en todo. Es un copado, la verdad.
-¿Es gracioso?
-Sí pero no es que se la pasa haciendo chistes todo el día. Es un papá y cuando se tiene que poner firme, lo hace. Se pone serio como todos pero cuando está de buen humor y hace chistes, es re divertido. Lo cual no significa que no se ponga la gorra cuando se la tiene que poner. Es como cualquier padre.
-¿Cómo sigue tu agenda?
-Por ahora, seguimos con la obra Dora y nos está yendo muy bien, por suerte. Hay mucho del boca en boca que se está generando entre la gente y que nos recontra ayuda. Estamos súper agradecidos en este reestreno. El año pasado estuvimos tres meses en cartel con todas las funciones agotadas y eso fue un mimo increíble. Volvimos este año y con ganas de seguir agotando. Por suerte, está sucediendo.
-¿Tus sueños?
-Me encantaría viajar actuando. Ese es mi máximo sueño. Amaría salir de gira con alguna obra y tener la oportunidad de ir a grabar algo a otro país. Hoy en día eso es lo que más me entusiasma e incentiva.
Nicolás Peralta // Fotos: Album personal de Rocío Gómez Wlosko