Acababa de terminar con la temporada de Matilda el musical cuando, de repente, la llamó por teléfono la directora Corina Fiorillo para hacerle una propuesta más que tentadora. “No te puedo decir qué es pero quiero saber si estás para una comedia con alguien muy importante pero aún están buscando a los dos actores que la acompañen”, fueron las palabras de Corina y la idea le quedó retumbando en la cabeza a Fernanda Metilli (39). “Le dije: ´Confío en vos y te digo que sí pero quiero saber qué es´. Ella no me podía contar de qué se trataba pero al tiempito definieron el elenco, me volvió a llamar y me hizo la propuesta concreta. Obvio que acepté de una”, relata la actriz, quien actualmente forma parte de la obra Exit, en el Multiteatro de la calle Corrientes, junto a Nancy Dupláa y Juan Pablo Geretto.
Y se entusiasma hablando del espectáculo: “El argumento es el primer día de Lidia (Nancy) en una empresa como jefa de recursos humanos y como primer trabajo del día tiene que echar a uno de los dos empleados que llegan a su oficina. Resulta que su jefa, que es la voz de la Negra Vernaci, le ordena que tiene que hacer eso y con la particularidad de la empresa, que tiene diez mandamientos que no se pueden incumplir. Entonces todo está mucho más apretado todavía. El otro día nos vino a ver Adrián Suar con Pablo Codevilla; estaban fascinados y nos decían que lo bueno de la obra es que es absurda pero siempre vuelve a la tierra, a la realidad. Tiene eso: es desopilante pero dentro de una realidad que sucede adentro de una oficina”.
-Se te nota contenta.
-Es que la experiencia de laburar con Nancy Duplaá y Juan Pablo Geretto es un sueño hecho realidad. Como si te dijera que la Fernanda de 14 años está ahora cumpliendo ese sueño. Era gente que miraba en la tele y el teatro y no puedo creer estar compartiendo el escenario con ellos. A Nancy la amo desde Verano del 98 y siempre me encantaron todos sus laburos; de repente ahora la Fer de 14 la mira a Nancy en escena y no lo puede creer. ¡Me vuelve loca! A Geretto lo descubrí un poco más de grande, cuando iba a la facultad y hablábamos de los unipersonales porque él es un referente de los monólogos y los personajes. Las veces que fue a Tandil con su show, lo fui a ver y quedaba fascinada.
-¿Te pasó alguna vez que hayan echado de un trabajo?
-Me pasó algo similar, cuando trabajaba en un local de ropa sobre la avenida Cabildo no bien llegué de Tandil a Buenos Aires y la pasé horrible. En Tandil, de donde soy oriunda, había hecho toda la carrera de profesora de teatro mientras trabajaba en un local de ropa para bancarme. Me gradué en la Universidad de Arte de Tandil. Cuando llegué a Capital, lo primero que hice fue salir a repartir mi CV por Cabildo.
-¿Y qué pasó?
-Vivía en Chacarita, me llamaron de un local divino y la encargada tenía mi edad: 22 años. El nivel de competencia que había ahí adentro era un horror. Era a comisión y entre todos se chocaban para ir a atender a la gente. Fue la única vez que estuve dentro de una empresa así y la pasé tan mal que me terminé yendo, por suerte. Duré 15 días nomás y al toque quedé en el primer casting que hice, que fue para un programa de Utilísima.
-¿Qué programa era?
-Se llamaba Vanessa de noche, con la chilena Vanessa Miller y era un late night en el que hacíamos sketches con Marcela Mayoral. Salía por Utilísima con Fox Life, para todo Latinoamérica. Fue re linda experiencia y la tomé como una señal porque fue mi primera vez frente a cámara y si bien yo me había venido recién recibida, no tenía contactos y ni sabía por dónde empezar a trabajar de actriz. ¿Cómo llegué ahí? Vi en el Teatro El Vitral, a la vuelta del Paseo La Plaza, un aviso en el que pedían mujeres humoristas y dejaban un mail de Utilísima. En esa época vivía con mi prima Vale, que me ofreció su casa y me ayudó muchísimo para que pudiera estar en Capital, y le comenté sobre el mail que había conseguido. Fui al casting, quedé y ahí conocí el stand up.
-¿Cómo te acercaste al stand up?
-Conocí a Nora Schiavoni y Vero Lorca y ahí en Utilísima me contaron que ellas hacían stand up. Me comentaron que el comediante Fernando Sangiao iba a dar un taller y me anoté, sin saber lo que era. Yo hacía monólogos de humor en Tandil pero no tenían la estructura del stand up. Ahí empecé a conocer todo y haber quedado en el primer casting que hice realmente lo tomé como una señal.
-¿Cómo una señal por qué?
-Porque pensé que acá iba a hacer lo mismo que en Tandil: seguir estudiando por la mañana, trabajar en un local de ropa en la tarde e ir enterándome de a poco cuando surgiera un casting. Lo de Utilísima se dio tan rápido que pensé: “Listo, esto es una señal de Dios, del Universo o como quieras llamarlo”.
-Vayamos de a poco. ¿Por qué te mudaste a los 22 a Buenos Aires y no a los 18, cuando terminaste el colegio?
-Porque me gustaba mucho la carrera allá. En Tandil hay grandes universidades y siento que fue lo mejor que pude haber hecho. Quizás si me hubiese venido a los 18, seguramente me hubiese vuelto porque habría estado muy perdida. La carrera en Tandil era buenísima y no tenía tampoco tanto apuro en estar acá. Quería aprender primero y estuvo bárbaro porque salí con un nivel muy bueno de la facultad de arte. Es más, uno de los mejores consejos que me dio un profe fue: “Andá y seguí formándote pero no te metas en otra institución”.
-¿Por qué te aconsejó eso?
-Me dijo: “Andá a Buenos Aires y laburá de actriz. Hacé valer tu título”. A mí me re sirvió eso porque cuando terminás la facultad, al igual que cuando egresás del jardín o el colegio, te quedás un poco guacho de institución y enseguida te querés meter en otra. Para mí estuvo bárbaro su consejo. A los 18 no me hubiese podido mudar porque, además, mi familia no me podía bancar económicamente.
-¿En el seno de qué familia te criaste?
-Mi papá, Osvaldo, siempre fue carpintero y mi mamá, Mary, modista. Así que imaginate que no sobraba nada en casa. Tengo un hermano, Federico, que es peluquero y tiene 42 años. Ellos están re contentos con mi carrera. Festejan y comparten conmigo la felicidad y esta realización de la piba de Tandil que se fue con un deseo concreto a la gran ciudad y se está cumpliendo. En el medio, hay mucho trabajo y yo soy muy disciplinada. A los 22 ya laburaba en teatro infantil y sabía que a la noche no podía salir porque sino al otro día no rendía en el trabajo.
-¿Sos estricta con eso?
-Sí y cuando empecé mucho más. Los fines de semana no salía porque sabía que al otro día tenía que estar a las 12 del mediodía impecable en el teatro. O si salía, me cuidaba, me acostaba temprano y no tomaba. Muy medida y cuidadosa. Formé parte del grupo Alas, que era una cooperativa y hacíamos infantiles. Lo de Utilísima duró seis meses y cuando se terminó, tuve que ver qué hacía. Me metía a hacer castings, buscaba en páginas de teatro y al grupo Alas quedé por casting. Con eso me alcanzaba para pagar el alquiler donde vivía con mi prima y vivía al día.
-¿Qué vino en la tele después de Utilísima?
-Hice dos bolos en Pol-ka porque la hermana de Adrián Suar, Sabrina, me había visto en un video en YouTube haciendo stand up. Me contactó e hice un bolo en Los únicos, que estuvo re bueno porque fue una escena con Nico Cabré y Mariano Martínez. Para mí era re importante entrar al mundo de las novelas. Al poquito tiempo salió hacer La Pelu, con Flor De la Ve en Telefe.
-Eso fue una vidriera enorme.
-¡Enorme! Era un laburo fijo por mucho tiempo, en Telefe y estaba fascinada. Otro deseo que se me estaba cumpliendo. De chiquita, en Tandil, no soñaba con ser famosa pero sí deseaba trabajar de actriz. Me encantaba la tele y la tenía como foco pero a la vez amaba el teatro. Recuerdo la primera vez que entré al Teatro San Martín y me voló la cabeza. Todo tipo de teatro me encantaba, incluida la expresión corporal.
-¿Sos bailarina también?
-No, no soy bailarina aunque he hecho muchas cosas que implicaban bailar. Tengo cero técnica y en Matilda lo que más me costaba era eso. Si bien me encanta bailar y ser expresiva con el cuerpo, no tengo la técnica y la memoria para recordar las coreos. ¡En eso soy horrible! Mucha gente piensa que soy bailarina porque me ven con cierta corporalidad pero no, no lo soy.
-¿Cómo siguió tu carrera?
-Con Nico Scarpino nos hicimos muy amigos trabajando en La Pelu y nos fuimos juntos a Carlos Paz a hacer Stravaganza, con Flor De la Ve, Christian Sancho y Adabel Guerrero. Fue hermoso y aunque sabíamos que iba a ser ese verano nomás, la pasamos increíble. Luego llegó la obra Como el culo, que también estuvo buenísima.
-¿Tuviste un tema con los ataques de pánico ahí?
-Sí. Ese verano en Carlos Paz estaba muy pasada de horas, de cansancio físico y no pude volver a mi casa desde noviembre que me instalé en Córdoba hasta marzo que regresé. En el medio, solo pude viajar por un día a Buenos Aires y todo fue mucho. Vivíamos todos juntos en un hotel, yo soy bastante solitaria y la situación me sobrepasó. Recién estábamos empezando a salir con Agustín (Aristarán, su pareja) y Stravaganza era lo primero grande que hacía en teatro a nivel comercial. Había sido mucha presión para mí y aunque la pasé genial y aprendí mucho, me aparecieron los ataques de pánico.
-¿Cómo estás con ese tema?
-Ahora que pasaron diez años, entiendo que a cada uno se le despierta por algún lado. Lo tengo y lo trato continuamente. Estoy con psicóloga siempre, desde que me mudé a Buenos Aires hace 17 años, y además tengo psiquiatra. Me ocupo mucho y sé que lo tengo; entonces frente a situaciones muy estresantes me puede suceder. Por suerte, con la medicación los ataques no aparecen. Simplemente tomo la medicación, sigo haciendo terapia y así voy bien. No reniego de eso. Lo bueno es que la ansiedad me avisa que tengo que parar y ocuparme más de mi salud. Se ve que hay algo que no estoy expresando. Hace diez años no estaba tan claro y había más prejuicios con la medicación. Hace mucho que me trato y por suerte ya lo entiendo. No está bueno cuando sucede pero me ocupo enseguida.
-¿Ese verano apareció Agustín en tu vida?
-Había aparecido unos meses antes. Con Agus nos conocimos en el piloto de un programa de humor, que se hacía en la sala The cavern, en el Paseo La Plaza. Éramos varios comediantes, cada uno iba con su rutina y en esa época estaba de novia con mi ex pareja mientras que él también estaba con su ex. Ahí nos vimos por primera vez y pensé: “Me encanta como artista. Dije: ´Guau, ¿qué es esto?´. Un mago payaso comediante”. Me había encantado.
-¿Y cuándo dieron el primer paso?
-Nos empezamos a seguir por Twitter pero no mucho más que eso. Al año él me escribió para decirme que se estaba yendo a Colombia a un festival de humor. “Me preguntan por mujeres comediantes”, me comentó y le pasé mi teléfono. Nos pusimos a hablar y Agustín me dijo: “Saludos a tu novio” y le respondí: “Saludos a tu familia”. En eso, me dijo: “No, yo estoy separado” y le conté que yo también había cortado.
-Rada tanteó el terreno, Fer.
-(Risas) Sí, claro. “Bueno, nos tomamos un vino en estos días”, me propuso y de ahí no nos separamos más. Bueno, sí, en el medio nos separamos una vez pero no más que eso. Ya van diez años juntos.
-¿Aun no conviven?
-No. Elegimos no convivir porque nos gusta así. La pasamos bárbaro cada uno en su lugar. Por supuesto que compartimos muchísimo, voy a su casa y él viene a la mía pero cada cual tiene su lugar y no convivimos. El vive cerca de La Plata y yo estoy en Villa Ortúzar pero te cuento que del teatro llegás antes a su casa que a la mía, que estoy en Capital. Nos encanta así. Hay semanas que me instalo en su casa de jueves a domingo, por ejemplo.
-¿Con su hija, Bianca, cómo te llevás?
-Re bien. Me encanta verla crecer y acompañarla. Ahora está estudiando teatro en el UNA y haciendo una carrera de danza. Me encanta acompañarla y apoyarla en sus miedos, en sus incertidumbres. Con su papá, su mamá y su padrastro somos muy presentes todos. Estamos ensambladísimos y todos nos llevamos re bien. De hecho, en los cumpleaños hacemos asado los domingos, vamos todos, nos reímos y la pasamos bárbaro.
-Cuando la conociste, era chiquita.
-Sí. Hoy tiene 18 años y cuando yo empecé a salir con Agustín, ella tenía ocho años. Jugábamos un montón; ella es hermosa y yo le digo que soy su “mamastra”. Bianca me llama así: mamastra y a mí me encanta.
-¿Te gustaría tener un hijo biológico o no es un plan?
-No, no es un plan en mi vida. Nunca tuve el deseo de ser madre. Obviamente que llegando a los 40 te lo preguntás porque ya empieza a existir la posibilidad de que nunca más puedas. Esa es la gran desventaja que tenemos las mujeres. Quizás nunca quisiste pero cuando sabés que existe la posibilidad de que nunca más lo puedas tener, te lo empezás a preguntar. Aparte el ser humano siempre quiere todo: querés no ser madre pero tampoco querés no vivirlo nunca. Entonces es muy difícil tenerlo todo en ese sentido.
-¿Es un tema que te preocupe?
-Lo hablo mucho en terapia pero no porque me genere una angustia sino porque está ahí la duda. Con mi psicóloga hablo mucho de la desventaja de ser mujer en ese sentido. Quizás a mí me encantaría ser madre a los 52 pero naturalmente sería una excepción y de mucho riesgo. Pero ahora ni en pedo: estoy en plena carrera y feliz así. Me encanta estar sola y sería muy egoísta traer al mundo a alguien si yo tengo esta vida. Aparte me gusta la vida que tengo, así como está.
-¿Y tu pareja qué dice?
-Lo veo a Agus en su rol de papá y es maravilloso. Si algo me enamora de él es verlo como papá. Me vuelve loca y en esa parte estoy re tranquila. Puedo yo no estar que él va a ser genial, en caso de que suceda a futuro. Cuando hablamos del tema, obviamente que Agus me dice que con Bianca ya tiene cumplida su cuota de paternidad pero siente que un hijo de los dos sería increíble también. Respeta mi decisión también.
-¿Y seguís con Las chicas de la culpa?
-Sí. Estamos todos los martes a las 20.30 en El Nacional y felices porque hicimos un gran cambio. Veníamos los viernes en la trasnoche y pasamos a los martes y seguimos de fiesta, agotando. Es hermoso ese ritual de una vez a la semana y estamos felices porque la gente nos sigue acompañando.
-¿A qué atribuís el fenómeno?
-A que es una catarsis para mucha gente y aparte todos los martes es un show distinto. Armamos como un programa de tele, entonces es una charla con un juego y un final. Siempre las charlas son distintas y cambia lo que hablamos y decimos, entonces mucha gente capaz viene dos veces al mes a vernos. También se transmite por streaming grabado o en vivo y cuando la gente va presencial, siente que es una fiesta porque todos se van a liberar y reírse. Festejan que hablemos de los temas que hablamos y todos se sienten identificados.
-¿También pueden ir hombres al show?
-Sí, re. Cada vez tenemos más hombres que van en grupos y se mueren de risa. Nos esperan afuera y nos comentan que nos conocieron por los videos o por streaming. Salimos de gira y nos conocen por eso. Con las chicas convivimos y somos de la familia ya.
-Estás por cumplir 40. ¿Cómo te pega?
-Bien, no es un tema, ¿eh? El 13 de junio cumplo los 40 y no me afecta el cambio de década. No me siento de 40 sino de mucho menos. No le doy mucha bola a eso. Me encanta festejar mi cumple y voy a hacer una fiesta fiesta.
-¿Tus sueños?
-Sueño con seguir siempre seguir sorprendiéndome. No acostumbrarme ni naturalizar esto. A las chicas siempre antes de salir a la función les digo: “Vamos, chicas, vamos. No naturalicemos esto”. Porque no ocurre siempre que hagas una obra buenísima como Exit con compañeros buenísimos y que llenes la sala con tu propio cuarteto de mujeres de humor. Quiero seguir sorprendiéndome de las buenas noticias. El año pasado haber hecho Matilda el musical fue espectacular y lo mismo haber actuado con Adrián Suar y Diego Peretti en Inmaduros. No hubo una sola función que no estuviera llena.
-¿Cómo fue compartir las tablas con Peretti y Suar?
-¡Un bombazo! Fue un entrenamiento total porque ellos no paraban. El ritmo que ahora tiene Exit siempre digo que es el ritmo de Suar, que no para. Adrián, que fue el otro día, me decía: “Ese es el ritmo mío, el ritmo que me gusta”. Es una comedia con todas las letras, con un parlamento pisando al otro. No para pero no es hablar rápido sino tener ritmo y ver el accionar y el reaccionar del otro. Ese ritmo lo aprendí muchísimo con ellos. Era una locura porque sentía que estaba en vivo adentro de una película de Adrián. Fue una experiencia enorme e inolvidable.
Nicolás Peralta
Fotos: Gentileza Sebastián Cid y álbum personal de Fernanda Metilli