Rossella Della Giovampaola y Gustavo Yankelevich conforman una de las parejas más admiradas y queridas del mundo del espectáculo argentino. Con más de 24 años juntos, su historia de amor es un testimonio de la autenticidad y el entendimiento mutuo.
Rossella y Gustavo se conocieron de manera inusual a principios de los años 2000, en una cita a ciegas organizada por la hermana de Rossella y el amigo común Gino Renni. La cena tenía el claro propósito de unir a la pareja, y lo logró con creces. "Fue una cita a ciegas total. Yo no tenía ni idea de quién era él", reveló Rossella durante una entrevista con Héctor Maugeri en el living de +Caras. En ese primer encuentro, Gustavo, un importante empresario de la televisión, no trató de impresionarla, sino que fue completamente honesto sobre sus cualidades. "Lo primero que me dijo cuando me senté fue: 'Soy corto, antipático, aburrido y no hablo mucho'. Pero esa noche no paró de hablar ni de reír", compartió Rossella emocionada.
La vida de ambos había sido complicada antes de encontrarse. Rossella había estado en pareja con el banquero y empresario Jorge Garfunkel, con quien tuvo a su hija, María Toscana. Desafortunadamente, Jorge falleció en 1998, dejando a Rossella viuda a los 34 años. "La familia de Jorge y mi cuñado me apoyaron muchísimo. Después de dos años quise volver a Italia. Mi padre también estaba solo. Un mes antes de hacer las valijas, lo conocí a Gustavo ¡y ya no me pude ir!", contó Rossella en una entrevista. Por su parte, Gustavo se había separado de Cris Morena en 1995, con quien tuvo a Romina Yan y Tomás Yankelevich.
Rossella recuerda cómo después de su pérdida, todos sus amigos intentaban presentarle a alguien nuevo, hasta que finalmente conoció a Gustavo. "Todo el mundo tenía un candidato para presentarme. No tenía idea de quién era Gustavo Yankelevich porque no prendía la tele, y si lo hacía, solo miraba dibujitos por María Toscana", expresó en el living de +Caras.
El encuentro inicial fue memorable y algo caótico. "Nos sentamos al fondo, cerca de un ventanal. Estábamos comiendo, de repente levanté la mirada y había dos fotógrafos en la ventana. Gustavo se puso blanco. Fue una salida medio shockeante, pero me hizo gracia porque él pensó que había hecho todo perfecto", recordó Rossella.