Diego Ramos está viviendo, tal vez, uno de sus momentos de mayor plenitud tanto laboral como personal. Desde hace cinco años, la rompe en Sex, el transgresor e innovador espectáculo que montó José María Muscari en el Gorriti Art Center, además de que cada mañana oficia como panelista de Carmen Barbieri por Eltrece.
En lo personal, Diego también está de parabienes ya que su pareja con el abogado Mauro Cernadas atraviesa un gran momento, luego de siete años de relación y convivencia incluida en la casa que armaron en Zona Norte. En diálogo con el periodista Nico Peralta para Pronto, el actor habló como nunca de su vida íntima.
-Tu vida privada es tranqui: estás en pareja, te mostrás con tus perros, no sos eventero...
-¡Cero eventero! Limpio, ordeno y me quedo en mi casa. No soy aburrido pero sí muy tranquilo y siempre lo fui. Nunca fui muy bolichero y de salir tanto. Soy muy casero. Si tengo que salir, salgo y me divierto pero no es lo que más me gusta.
-¿Cuántos años tienen tus perros?
-Porthos va a cumplir seis años en octubre y Byron tiene cinco años y unos meses. Y ahora tengo dos cachorros de un año, que se llaman Ortega y Gasset. Son hermanos, de raza terranova y les puse ese nombre porque me causó gracia el chiste de dividir el nombre de una sola persona en dos.
-¿Son hijos de cuál de los tuyos?
-No, de ninguno. Los míos son machos y están castrados. Resulta que una vecina tenía una perra de la misma raza que los míos, tuvo cachorros, los fui a ver y me iba a llevar uno pero había dos que no se separaban. “Llevátelos a los dos”, me comentó y eso hizo para no separarlos. Al principio, los míos los recibieron medio raros. Porthos los cuida y los quiere pero Byron los odia con su vida; los detesta porque él era el cachorrón eterno de la casa y ahora ya no más. Odia que hayan aparecido dos más chiquitos que él. Al comienzo fue más difícil y ahora se llevan bien.
¿Cómo hacés con cuatro perros?
-No sé, vivo para ellos. Llevan mucho tiempo: los baño, los cepillo, los saco, los cuido, los paseo. Llevan mucho cuidado y tiempo no solamente por el pelaje sino de atención, cuidado, cariño y amor.
-¿Tu novio es perrero como vos?
-El había tenido perro pero el tema es que yo tuve uno hace un tiempo de la misma raza y se me murió. Entonces, le dije de traer otro y me respondió: “Dale, uno pero no grande”. Caí con Porthos y le encantó. Después le propuse tener otro y llegó Byron. Y ahora caí con estos dos. Los ama, obvio. El trabaja en horarios más convencionales, de oficina y durante el día prácticamente no está. Los veo por la noche y yo me hago cargo durante el día. El que está yendo y viniendo todo el día con los cuatro perros soy yo. Desde ya que se lleva muy bien, los quiere y los cuida porque son sus perros también. Estamos los dos muy pendientes.
-¿Cuánto hace que estás con Mauro?
-Van a ser siete años; un montón. Está a punto de ser mi pareja más larga. Como te decía, soy muy tranquilo y súper parejero. Se dio así y está buenísimo. Si bien él trabaja de día y yo de noche en el teatro, buscamos los espacios para vernos. Antes y después del teatro lo veo y por la mañana yo lo llevo al trabajo, que es temprano. Los fines de semana compartimos mucho.
-Cuando te conoció, no hacías Sex y hoy salís desnudo en una obra que provoca. ¿Te cela?
-No, nada. Cuando me conoció, yo hacía otras cosas pero Mauro desde el día uno sabe lo que hago en Sex. Va dos o tres veces al mes a ver la obra, lleva gente, va con amigos o familia y se divierten. Es tan claro lo que hago en el espectáculo, que no hay motivo de nada. Además, es mi trabajo y no aceptaría que nadie me dijera qué tengo que hacer o cómo hacerlo. Segundo, es muy claro lo que hago en el show y sabe que cuando termina la función, me voy corriendo a casa. Pero no porque tengo que fichar: este es mi trabajo y nada más. No sé cómo explicarte: Maru Botana está todo el día haciendo tortas y lo que menos va a querer es comerse una. En mi caso, lo mismo: estoy ahí sacándome la pilcha pero corriendo como loco porque el show no se detiene. En el medio, me dragueo en cinco minutos, corro para bajar por un trapecio, me vuelvo a desmontar para salir en otro cuadro. ¡No tengo ni tiempo para calentarme!
-¿Nunca te celó?
-No, nunca. Y si hubiera alguna vez algún motivo de celo o un pensamiento del estilo, lo charlaríamos y ya. Nunca pasó.
-Te definiste como un tipo clásico. ¿Nunca estuvo en tus planes casarte y tener hijos?
-En un momento, pensé en adoptar y hasta fantaseé hacer lo que hizo Muscari, de adoptar a un chico o una chica más grande y darle un hogar. No descarto esa idea pero no se me convirtió en una necesidad. Por eso nunca lo hice. Y casarme tampoco. Soy del coletazo de la última generación que no podía ni pensar en casarse o tener hijos entre personas del mismo sexo. Un montón de cosas que están sucediendo ahora y que se viven con naturalidad. No lo tengo muy analizado porque es un tema que no me preocupa mucho pero creo que tengo ese chip aun instalado. Toda la vida tuve el pensamiento de que nunca iba a poder casarme, tener los mismos derechos y ser papá. Entonces, no cambié ese chip y no está en mi horizonte.
-¿Y ahora?
-En un momento pensé en adoptar pero a la vez tengo una vida tan para mis perros y para mí que siento que tendría que cambiar un montón de cosas, que obviamente las haría si llegara un hijo. Por ahora, no se me ocurrió. Y casarme no lo necesito. Esa cosa de reafirmar algo con papeles no me cambiaría nada y solo la haría por una cuestión de derechos nomás, por si nos pasa algo a alguno de los dos. Solo por eso, por una cuestión legal y no tiene nada que ver con el amor.
-Emociona escucharte conversar con tanta libertad pero imagino que cuando arrancaste tu carrera y eras galán de telenovelas, de estos temas no podías ni hablar.
-Claro, no, no se podía y no se hablaba de nada. Igual te aclaro que, gracias a Dios, siempre viví mi vida como quise y nunca me escondí. Es real que de ciertos temas no se hablaba o no se decía nada pero mi vida la viví como quise y a plena luz del día, sin esconderme de nadie. Jamás me escondí.
-Pero en las entrevistas no hablabas de tu vida íntima.
-Es que era otra sociedad y no se hablaba. Pero si se tocaba un poco alguno de estos temas, era por un hijo de puta que te quería sacar algo de mentira o verdad y no te lo decía claramente. Los que me hacían las notas, no me hablaban claramente y las preguntas no eran concretas. Era todo raro. Igual uno dice que pasó pero no siento que se haya abierto del todo y sin ir más lejos mirá el revuelo que se armó con las declaraciones del autor Nicolás Márquez. Hay cierto gen ahí de gente que no entiende, no acepta y te calla. Pero por lo menos a nivel social o masivamente o legal, que es lo que importa, cambió muchísimo.
La entrevista completa con Diego Ramos está en la edición digital de junio de revista Pronto, se puede descargar y leer de manera gratuita haciendo click en este link