Julieta Ortega estuvo invitada al programa de Jey Mammon "La noche de Jey" y habló de todo. La hija de Palito Ortega y Evangelina Salazar es una de las figuras que deslumbra en "Sex", la obra de teatro que dirige José Muscari. La actriz muestra todo su talento en una faceta distinta, ya que actúa, baila y es una de las anfitrionas del espectáculo.
El conductor le preguntó: “¿Hay más quilombos en las previas de Benito -el hijo de Ortega- o en los camarines de Sex?”, a lo que Julieta respondió sin pelos en la lengua: “Benito es un santo. Los camarines de Sex son un quilombo. Lo que pasa es un espectáculo. Está lleno de pendejos. Los chicos tienen todos menos de 30 y es un espectáculo muy alzados todos”. Y agregó, “me fascina, no puedo creer la suerte que pegué en este momento de mi vida”.
Divertida contó que no le consultó a Palito, sobre su participación en la obra: “Tengo 52 años. Mirá si voy a consultarle a mi papá lo que hago en Sex. Qué le voy a contar, no quiere escuchar eso él”.
Sus padres, quienes fueron los primeros invitados en la vuelta de Jey a la televisión, son muy queridos por el público y respetados por el mundo del espectáculo. En el medio tienen grandes amigos como Charly García, a quien ayudaron en un momento muy difícil de su vida. Reflexionando sobre los famosos que estuvieron cerca de su familia, recordó que se enteró que su madrina era Ana María Picchio viendo la novela Ana Celeste.
“Yo era muy fanática de la novela y un día viéndola mi mamá me dice ‘esa es tu madrina’. Yo fan de la novela mal y el papel de Ana María era muy central”, narró y amplió que la actriz “estuvo mientras yo era bebé pero a los tres años se habrán peleado o sea yo no la recordaba pero a los ocho como yo era fan la obligo a mi mamá a llamarla y a retomar el contacto”.
Julieta asegura que “las amigué yo porque mi mamá tuvo que llamarla y decirle ‘Ana María tu ahijada te quiere ver y ahí encontrarse”. De ese reencuentro con su madrina narró que la llevaron a Canal 7 donde la Picchio grababa la novela “y ella me ve detrás de cámara y se le llenan los ojos de lágrimas y me dice ‘me ayudaste mucho para la escena’ y ahí empezamos a vernos siempre”, contó Ortega.
Además habló de su infancia y admitió que la recuerda con alegría porque “con tanto hermano era una fiesta total. Me invitaban a la casa de mis amigas y no quería ir prefería quedarme en la mía porque la fiesta estaba adentro”.
Y por último aseguró que “no es difícil entrar al clan Ortega pero alguien te tiene que querer y te tiene que meter”.