Mónica Farro (48) tiene la libido volcada al trabajo y está explotando al máximo su costado de comediante en El plan, la obra en la que actúa con Alejandro Müller, Chiqui Abecasis y Kitty Locane, en el Teatro La Casona, ubicado en Corrientes y Ayacucho. En lo personal, la vedette uruguaya transita un duelo que le está costando más de lo que imaginaba.
Resulta que su papá falleció hace un tiempito y ella no pudo viajar a despedirlo a su Uruguay natal. En diálogo con el periodista Nico Peralta para Pronto, Farro contó como nunca este proceso doloroso que le está costando y mucho. "¿Si viajo a Uruguay o no tanto? Justo el otro día estaba hablando con mi mamá, Mirta, y sacábamos la cuenta de que hace mucho que no voy. Mi papá, Toni, falleció hace dos años y no voy desde ese momento. Ahora tengo muchas ganas de ir, aunque mi mamá viene mucho para acá. Pasó la temporada conmigo en Mar del Plata, vino en abril, había estado antes en diciembre. Ella viene re seguido", sostuvo.
-O sea que no volviste desde que tu papá murió.
-Exacto. Se llamaba Arquímedes pero le decíamos Toni. Falleció el 31 de agosto de 2022, en septiembre me mudé y unas semanas después fui a tirar las cenizas con mi mamá y mi hijo, en Uruguay. El quería que lo tirásemos al río y eso hicimos. Le encantaba el agua y lo dejamos ahí, nadando en su lugar. Después de eso, no volví más y ahora tengo muchas ganas de ir una semanita para allá. Justo ahora no tengo tiempo pero en cuanto pueda, lo haré.
-¿Lo tenés presente a tu papá, aparece en algún momento puntual del día?
-Sí. Es la primera persona que se va y que amo con toda mi alma. Nunca tuve eso de la pérdida de abuelos o tíos o algún ser que me haya dolido porque mi familia éramos mi papá, mi mamá, mi hijo y yo. No había más. Lo sufrí mucho y extraño mucho hablar con él. Con mi viejo charlábamos todos los días y siempre tenía la palabra justa para alentarme o hacerme una crítica desde el buen lugar. Era un papá muy presente, con mucho amor y éramos súper unidos. Tengo una foto suya en el living y la miro constantemente. Incluso le hablo mucho. Pero nunca lo soñé ni lo sentí presente en algún hecho puntual. Mi mamá en su casa sí pero yo acá en Buenos Aires no. De todos modos, me cuesta asimilar que ya no está.
-¿Entonces seguís en cierto modo en duelo?
-Sí, creo que sí. No pude hacer el duelo porque justo él falleció y a los tres días me mudé. Fueron dos situaciones muy complicadas para el alma y la cabeza. Las mudanzas son una especie de duelo y lo de mi viejo lo esperábamos pero a la vez no. Escucho seguido un mensaje de voz que tengo de él.
-¿Qué te dice?
-Papá murió el 31 de agosto y unos días antes, el 16 de agosto, es mi aniversario de casada. Tengo ese último mensaje que me envió y en el que me felicitaba por el aniversario. Eso sí lo escucho bastante cuando quiero sentir su voz. Tengo muy presente su cara y su sonrisa, que era única. Me miraba con un amor inmenso y eso no lo olvido. Decía que estaba muy orgulloso de mí y eso me atraviesa el alma constantemente.
-¿De qué murió?
-Hacía 17 años había tenido un aneurisma cerebral y quedó con una lesión en un pie. Se jubiló y aunque no se podía valer tanto por sí solo, un poco se movía. Como dejó de trabajar, dependía mucho de mi mamá. Él se puso vago para caminar y hacer ejercicios, entonces estaba siempre en la casa, sentado y esperando a mi mamá. Preparaba el mate pero estaba muy estático. Cuando venía a Buenos Aires, lo obligábamos a que camine y se mueva y era una lucha constante. Después tuvo complicaciones internas y unos días antes de mi aniversario, lo tenían que operar porque no pasaba la comida y la vomitaba. Era simple pero lo mataron en la operación. Le hicieron algo malo. Después salió perfecto, estuvo unos días y entró en coma. Nunca más salió. Estando en coma se llenó de bacterias, tuvo infecciones intrahospitalarias y murió.
-¿Te pudiste despedir?
-No y eso nunca me lo voy a poder perdonar. Lo fui a ver pero él ya no estaba, eran máquinas que lo hacían funcionar. Hasta que ya no había esperanza de nada y partió. Lo vi una semana antes y no lo podía tocar porque tenía infecciones, así que lo tuve que mirar de lejos. Me dijeron que él supo que yo había estado ahí pero no me alcanza y siento culpa. Antes no había podido viajar porque me había roto los ligamentos en El hotel de los famosos. Estaba con yeso y muletas y era complicado viajar. Tampoco quería ser una carga más para mi mamá.
-¿Al funeral fuiste?
-Sí. Cuando me dijeron que había fallecido, viajé pero el cajón no estuvo abierto y no lo pude ver más. Estaba muy hinchado porque estando en coma le hacían diálisis pero ya no le funcionaba nada. Mi mamá decidió no abrir el cajón porque ya no era él. No lo pude ver y eso me partió el alma. Lo sufrí mucho.
La entrevista completa con Mónica Farro está en la edición digital de Pronto de julio y se puede descargar y leer gratuitamente haciendo click en este enlace