Durante la pandemia, Alvaro Navia (57) y su familia tomaron la decisión de radicarse en Uruguay por cuestiones laborales y en marzo pasado, después de tres años de residir en el país charrúa, el humorista, su esposa Vanina Escudero y sus hijos Benicio y Joaquina regresaron a la Argentina. Instalados en Buenos Aires, los chicos retomaron sus estudios y sus famosos papás volvieron a tomar las riendas de sus carreras artísticas en nuestro país. Alvaro está analizando regresar a la pantalla chica y mientras tanto despunta el vicio por la actuación sobre las tablas.
Es la cabeza de compañía de la revista No hay plata, hay humor, que se presenta los miércoles y jueves en el Teatro Multiescena, en Corrientes y Callao, con un elenco súper probado en la revista: Gladys Florimonte, Gisela Bernal, Noelia Barros Sánchez y Adriana Chaumont, además de un nutrido cuerpo de baile. “La propuesta me llegó directo por parte de Adriana Chaumont, que es una de las productoras del espectáculo y me dijo que Gladys le había sugerido mi nombre. Me vino bárbaro porque hice muchas revistas y volver al género me encanta. A Gladys la amo y volver a trabajar con ella es un placer porque la disfruto y me hace reír muchísimo en el escenario. Estamos felices, el equipo es divino y la pasamos bárbaro”, confió el actor a Pronto.
-A la revista se la critica por haber quedado demodé. ¿Le dieron una vuelta?
-Sí, claro, está totalmente aggiornada. Pero hacemos la revista tradicional; el que quiera ver revista moderna que vaya al Circo de Soleil. ¿Aparte quién dice que la revista pasó de moda? No hacemos el humor que hacía Jorge Corona pero porque no está él y yo tampoco nunca hice ese humor. Pero la revista es como el teatro: es un clásico y los clásicos no se discuten. La gente que viene a ver revista viene en busca de humor, cuadros musicales, plumas, brillo, escaleras y glamour. Eso es la revista porteña y me encanta formar parte.
-¿Seguís trabajando en Uruguay?
-Sí. Además de la revista, sigo viajando a Uruguay ya que allá tengo Polémica en el bar y La peluquería de Don Mateo, en Canal 10 de Montevideo. Viajo todas las semanas, grabo los programas y vuelvo. Nos va re bien, gracias a Dios, a la Virgen y a todos los santos. En las vacaciones de invierno, además, voy a estar con Rodrigo Vagoneta en el Cirque XXI, en el Alto Avellaneda.
-Vivieron tres años en Uruguay. ¿Cómo fue volver a la Argentina?
-Estuvimos tres años, sí, y en marzo pasado regresamos. Nos fuimos por la pandemia ya que yo tenía La peluquería y Polémica en el bar y no iba a poder estar viajando todas las semanas. Cuando estaban por cerrar las fronteras, lo hablamos con Vanina y coincidimos en que nos teníamos que ir. Tomamos la decisión de irnos hasta que pasaron los años y un día nos sentamos con Vanina y los dos sentimos lo mismo: que teníamos ganas de volver a Buenos Aires. En Uruguay la habíamos pasado divino, nuestros hijos también, pero estábamos extrañando la casa y la familia de acá. Me surgieron algunas propuestas de laburo acá y nos volvimos.
-¿Los chicos se adaptaron al cambio?
-Sí, re bien. Ellos hicieron tres años de colegio en Uruguay, les fue divino y acá volvimos y también les va muy bien. La adaptación fue súper orgánica para ellos. Benicio tiene 10 años y Joaquina, siete.
-¿No les costó armar y desarmar amistades en ambos países?
-Con Vanina siempre tratamos de explicarles las cosas en su justo término. Que ellos entiendan las situaciones y se adapten a los cambios. Los chicos son parte fundamental de esta familia que formamos los cuatro. Por ahí, sí, extrañan a sus amigos de Uruguay pero también hablan y siguen en contacto. Ellos se adaptan bien. Cuando la familia está fuerte y sabemos comunicarles las cosas, los chicos entienden, se adaptan y siguen a los papás. Supongo que debe pasar lo mismo con los jugadores de fútbol y tanta gente que tiene que estar yendo de un lado al otro. Igual estábamos re cerca: Argentina y Uruguay son hermanos en costumbres y en todo. En Qatar la adaptación hubiera sido mucho más difícil. Ellos la pasaron bien.
-Y vos pudiste vivir un poco en tu país con tu familia.
-Eso estuvo buenísimo. Esa fue una de las razones también por las que nos fuimos para allá. La pandemia era mucho menos dura que acá y nosotros entendíamos que el colegio iba a ser menos traumático allá que en Buenos Aires. Acá seguía todo cerrado mientras que en Uruguay seguía todo abierto. Fue una sabia decisión irnos, vivir en Montevideo y regresar. En un momento, sentimos que teníamos que volver a nuestra casa de acá.
-Y retomar la carrera porque, cuando no estás en tele, la gente piensa que te retiraste.
-Sí, eso es verdad. Para nuestro público, si no estás en televisión es como si no existieras. “¿Por qué no estás? ¿Cuándo volvés a la tele?”, te preguntan. Les cuento que estoy en teatro y haciendo otras cosas pero no hay caso, te quieren ver en la televisión.
-¿Tenés algo en vista?
-Nada concreto pero sí estoy en conversaciones para volver a la pantalla. Estoy ahí, en charlas con América. Tuve un par de reuniones pero por ahora nada firme. Me encantaría volver porque a mí la televisión me fascina. Aparte siento que más que nunca en estos tiempos que vivimos hace falta humor.
-No debe ser fácil hacer reír en este contexto tan complicado.
-Es verdad pero al margen de eso, el humor es necesario porque te descontractura, te afloja y te viene bien siempre. Si hacés humor político, es más complicado pero mi humor, que es naif y para toda la familia, siempre es bienvenido. Canto, bailo, me disfrazo y hago personajes blancos y familiares. Ese humor creo que es el que falta, el que pueden ver los nenes y los abuelos. Lo mío siempre fue muy familiar.
La entrevista completa con Alvaro Navia está en la edición digital de Pronto de julio y se puede descargar y leer gratuitamente haciendo click en este enlace