Rubén, el Negro Rada es uno de los artistas más relevantes y originales de la música uruguaya. Cantante, percusionista y compositor resulta un referente indiscutido y admirado para la cultura rioplatense. Como exponente del candombe beat en el escenario es un showman que magnetiza y como compositor es capaz de crear complejas armonizaciones y melodías sin haber recibido estudios formales. Como si fuera poco posee de forma innata sentido de la musicalidad y un rango vocal singular a lo que suma un histrionismo único al momento de narrar una historia.
Rada sabe poner humor a hechos de su vida que a otros le provocarían resentimiento. Así fue como en Las Noches de Jey contó que en los comienzos de su carrera quería venir a la Argentina con los Shakers, un grupo que integraba con la impronta de los Beatles. Sin embargo lo marginaron por cuestiones raciales. “Yo cantaba mucho con ellos, pero el empresario que los contrató dijo que yo no daba beatle, era negro, no tenía flequillo, y me mandó de nuevo a Montevideo”.
Ante la sincera admiración de Jey, narró su encuentro con el jamaiquino Bob Marley, máximo exponente del reggae. El encuentro se dio en el Teatro Paramount, en Seattle, Washington cuando invitó a Opa, una banda uruguaya fundada en Estados Unidos por Ringo Thielman y Hugo y Osvaldo Fattoruso, en la que Rada participaba. “Entramos a su camarín y no se veía nada. Ni Marley, ni el bajista, ni nadie. Era una humareda tremenda. Tuvimos que cortar el humo con las manos”, bromeó Rada.
Y continuó: “Marley me saluda, felicita, me da una cosa así de larga. Me dijo: ‘Do you want?’ (‘¿Querés?’) y me mira con los ojos bien abiertos”, siguió. Jey lo interrumpió para preguntarle si esa fue la primera vez que probaba un probo y el músico le contó que había fumado uno cuando tenía veinte años “pero como el porro me ganó y estuve bobo todo el tiempo dije nunca más”.
Pero a Marley “no podía decirle que no. Le encajé una pitada y hablé dos palabras y quedé así”, en ese momento hizo una expresión helada y con los ojos muy abiertos que provocó un estallido de risas en todo el estudio. “Fue tremendo, después toqué una dos horas, la gente disfrutando y yo bobo.”
Otro momento inolvidable lo vivió con Mick Jagger. En 2016 los Rolling Stones estuvieron en Montevideo, Bernard Fowler el histórico corista de la banda deseaba conocerlo. Rada no quería ir pero sus hijos lo convencieron y aceptó ir la casa del percusionista Fernando “Lobo” Núñez para el encuentro.
“Entré a la casa del ‘Lobo’ Núñez, eran las doce de la noche no había nada para tomar. Fui a una estación de servicio volví con whisky, cerveza, comimos un asadito y como no aparecía me estaba por ir. Cuando abro la puerta aparece Fowler me dio un abrazo que me rompió todos los huesos. Atrás de él venía Mick Jagger. Me quedé frito”, recordó. Cuando se recobró intentó decirle que era de la misma época que él. “Le dije: ‘I am the same época you’. El tipo ni me contestó me quedó mirando, no entendió un carajo”.
El Lobo le preguntó a Jagger qué quería tomar y pese a la cantidad de bebidas alcohólicas y gaseosas le contestó que deseaba agua. “Y justo no había agua embotellada así que le dimos de la canilla, pero como salía caliente le pusimos agua seca que es como le decimos en Uruguay al hielo. Jagger la tomó tranquilamente y todos decíamos ‘¿cómo se va a cag… este hombre?’ Porque cuando tomás aguas distintas en distintos países todas tienen microbios distintos”. Pese al temor “a las dos semanas estaba tocando en Cuba para 200 mil personas y gratis”.
Jey indagó sobre otra gran anécdota la vez que ganó un Grammy y lo perdió. Rada contó que después de la premiación en Las Vegas los iban a buscar a él con su familia en una limusina para llevarlos al aeropuerto pero como el vehículo no llegó se tomaron dos taxis. En el aeropuerto su mujer le pidió ver el premio pero cuando fue a buscarlo no lo tenía ni él ni sus hijos porque se lo habían olvidado en el taxi.
La historia tuvo un final insólito. Cuando llamó desde Uruguay para que le repusieran el Grammy le dijeron ‘Nunca nos había pasado una cosa igual’ y que le cobrarían 500 dólares, a lo que debió sumar otros 150 dólares por el costo del envío, por eso asegura que “Fui el único tipo que pagó su Grammy.”