A los 76 años, Pepito Cibrián está a punto de volver al teatro con Wilde, un hombre, obra que hace veinte años hizo con su mamá, Ana María Campoy, y que esta vez hará junto a Ana Acosta en el Teatro Regina (ubicado en la avenida Santa Fe 1235). “Decidí reponerla porque será un homenaje a mi madre justamente", cuenta el actor y director a Pronto.
En una charla íntima con el periodista Nico Peralta, Cibrián habló de su presente, el paso del tiempo, sus 76 años y qué piensa de la muerte. "Tengo 76 años y no soy coqueto con la edad, por eso la digo. Jamás la ocultaría, por Dios: ¡qué suerte que la tengo! Me da más miedo la decadencia. No la muerte", lanzó.
Y continuó: "La muerte me da angustia porque, de repente, dentro de 20 años ya no podré tener un reportaje con vos, por ejemplo. Vos tenés tiempo para otro reportaje pero yo no lo sé. Dentro del metro de la vida, sos más joven y estoy más cerca del final que vos".
-¿Pensás en ese final?
-Pienso que va a ser rápido. Lo deseo. Si estuviera muy mal Ezequiel, mi marido, lo sabe: elegiría la muerte asistida. En muchos países existe: buscar una forma porque yo vivir mal no quiero. Eso no, ¡la decadencia mal no la quiero!
-¿Ya lo hablaste con tu marido?
-Sí, claro. Y él también coincide en lo mismo para su vida. Trabajar en una silla de ruedas podría sin problema y no me afectaría en nada porque mi cabeza estaría igual. Pero ya una decadencia mental, no, no. Lo viví con mi tía Carmen, que murió en mi casa. Mis padres murieron de repente pero mi tía Carmen estuvo tres años internada en casa. Eso fue tremendo: ver la decadencia de un ser que fue mágico. Se fue en paz y eso me deja tranquilo pero el proceso no estuvo bueno.
-Entonces los años no te pesan.
-Para nada. Me siento un hombre muy vital. No paro, tengo proyectos, agoto los teatros y eso me hace muy bien. A la muerte nunca le tuve miedo.
-¿Cómo te gustaría que te recuerden?
-Me voy a cremar pero antes de eso quiero que me velen. Seguramente sea en la Legislatura o en el Senado, por los galardones que tengo de ambos. Me gustaría, entonces, poder ver cómo va el borderó: si van muchos, si van pocos, si lloran, si no. Me gustaría saberlo y si me voy con un lleno total sería fantástico. Estoy seguro de que nos vamos a encontrar en otro lugar y todos vestidos de blanco.
-¿La vida después de la muerte?
-Sí, sí, sí y todos de blanco. No me preguntes por qué pero se me ocurre que las plantas van a ser blancas, los escenarios blancos, vos vas a hacer reportajes de blanco. Estoy convencido de eso.
-¿Estás muy psicoanalizado?
-Y, sí, hace 50 años que me analizo. Hago terapia cara a casa. Las he hecho a todas: grupales, gestálticas, freudianas. Me falta probar con las constelaciones familiares; aun no lo he hecho. Además de mis padres, mis grandes maestros han sido mis psicólogos. No he estudiado más que la secundaria pero he sido un hombre muy esponja de la vida. El trabajo que uno hace es a través de la cabeza y es una gimnasia que se entrena al igual que los músculos del cuerpo. Que te ayuden a pensar es vital y es una gimnasia. Por eso me parece importante la terapia.
La entrevista completa con Pepito Cibrián está en la edición digital de agosto de revista Pronto, se puede descargar y leer de manera gratuita haciendo click en este link