El 2 de febrero de 2002, Máxima Zorreguieta y el entonces Príncipe Guillermo sellaron su unión matrimonial, marcando un punto de inflexión tanto en sus vidas como en la historia de los Países Bajos. Para Argentina, fue un momento trascendental al ver a una mujer nacida en Buenos Aires formar parte de la monarquía holandesa. Hoy, ambos ostentan el título de reyes. De este amor nacieron tres hijas: Amalia, Alexia y Ariane de Orange, quienes, bajo la atenta mirada de su madre, han seguido caminos propios, demostrando un firme compromiso con diversas causas y actividades.
Máxima, conocida por su enfoque riguroso en la educación de sus hijas, ha insistido en que comprendan desde pequeñas la responsabilidad que su posición conlleva. Un ejemplo de esta filosofía educativa fue compartido por Ertharin Cousin, exfuncionaria de la ONU y colaboradora cercana de la reina en el Programa Mundial de Alimentos. En una ocasión, Cousin fue invitada a una cena en la residencia de la familia real, donde las niñas, aún muy jóvenes, salieron en pijama a saludar a los invitados.
Cuando Cousin se dispuso a entregarles algunos obsequios, Máxima intervino, recordándoles a sus hijas que debían ganarse esos presentes. Las tres pequeñas, Amalia, Alexia y Ariane, empezaron a servir los aperitivos a los invitados con esmero, asegurándose de que todos estuvieran bien atendidos antes de recibir los regalos. Este gesto, aunque simple, reflejó el deseo de Máxima de inculcar en sus hijas el valor del servicio y la responsabilidad antes de disfrutar de los privilegios asociados a su estatus.
A pesar de los lujos que las rodean, la preocupación central de Máxima Zorreguieta siempre ha sido que sus hijas no pierdan de vista el deber que tienen hacia los demás. Esta perspectiva es compartida también por el rey Guillermo, y ambos se esfuerzan por garantizar que cada una de sus hijas reciba la atención y el cuidado necesario. En este sentido, Máxima dedica un día de la semana a cada una de ellas, fortaleciendo así los lazos familiares.
La reina Máxima ha implementado un conjunto de normas estrictas para sus hijas, con el fin de que comprendan con seriedad y empatía el rol que desempeñan en la sociedad. Esta educación basada en el servicio a los demás es lo que, según ella, les permitirá disfrutar de los privilegios de la realeza de manera justa y responsable.