Hace once años que Ricardo Fort se despidió, sin embargo su vida sigue aportando datos excéntricos y desconocidos. Se sabe que el chocolatero tenía pasión por los autos de lujo, especialmente los Rolls Royce y por los relojes, en especial los Rolex, lo que no era tan conocida era su pasión por el pan dulce.
En la esquina de Santa Fe y Riobamba se encuentra un tradicional bar y pizzería. En los 80, con los comienzos del despertar democrático el lugar se convirtió en sitio emblemático de encuentro de la farándula. “Los actores de avenida Corrientes tenían la costumbre de venir a comer después del show. Moria Casan un día invitó a todos los espectadores del show a seguir la noche acá. Ese día el show siguió en el local hasta las 5 de la mañana. Cerramos el local porque eran como doscientas personas. A Carlitos Balá le gustaba frecuentarnos y tenía una relación muy cercana con todo el personal. Cristian Castro vino una vez a comer recomendado por todo su equipo de producción y le encantó todo.”, le contó su dueño, Manolo Mosquera, a la periodista Daniela Chueke Perles en una entrevista para La Nación.
Siguiendo con sus recuerdos compartió un dato no tan conocido de Fort y su pasión por una especialidad que no hacían en la fábrica familiar: el pan dulce. Mosquera aseguró que "Ricardo Fort venía siempre, me llamaba por teléfono antes y decía, escúchame, ¿cuántos pan dulces tenés? Yo los contaba, le decía tengo 30 por aquí. O a veces me llamaba el día anterior: “Escúchame, mañana voy a precisar por lo menos 25, 30 pandulces” y al día siguiente se venía con toda la gente, amigos, argentinos, americanos... Era el mejor cliente del mes". La compra la solía hacer antes de ser famoso, pero con su explosión mediática siguió comprando.
Hasta ahora las pasiones que se conocían de Fort eran por los autos y los relojes. Al momento de su fallecimiento, Fort atesoraba en Buenos Aires cinco autos: un Mercedes-Benz Coupé CLK blanco, otro rojo, un Mercedes-Benz C 200 que usaba su pareja (Rodrigo Díaz), un Mercedes-Benz Clase E y un Rolls-Royce Phantom. “Yo no manejo el rating, manejo un Rolls-Royce”, alardeó una noche en Showmatch. Hace cuatro años Felipe y Marta Fort la rompieron en sus redes mostrándose junto al facherísimo Roll Royce Phantom que manejaba Ricardo. Ambos compartieron varias fotos de ellos junto al auto a pocos días de que se cumplieran siete años del fallecimiento del chocolatero.
Al mediático empresario también lo apasionaban los relojes. Les gustaba tenerlos y regalarlos. Gastó 50 mil dólares en un reloj con brillantes que terminó en las manos de Virginia Gallardo y le compró a Tinelli un Rolex Yatch Master de platino, valuado en 10 mil dólares.