En 1981 Susana Giménez -que ya era una de las mujeres más famosas del país- comenzó un romance con Ricardo Darín, que en ese momento no era un actor prestigioso sino un galancito que encandilaba con su simpatía y su mirada. El romance fue un escándalo para la época porque ella había cumplido 33 y el actor, 21. Susana además venía de una relación muy fuerte con Carlos Monzón.
Pese a la diferencia de edad, de fama y de experiencia, la rubia y el morocho se mostraban enamoradísimos. “Tuvimos mucha conexión, mucha química. Éramos príncipe y mendigo, todo junto”, confesaría el actor. El amor era tan fuerte que Darín hasta le llegó a plantear una vida compartida. “Una noche en medio del escenario le dije que seamos pareja. Le propuse amor y todo eso y ella me sacó cagando”. Su relación lo ayudó a progresar en otros aspectos más allá del sentimental. “Mi primer departamento lo tuve gracias a ella, cuando hicimos teatro juntos, solo no lo hubiese logrado nunca”.
Estuvieron casi ocho años juntos hasta que rompieron. La ruptura no fue por infidelidades ni falta de amor sino por proyectos que no eran comunes. “Ricardo quería tener hijos y yo no quería, él quería ir a vivir a una casa y yo a un departamento. A él no le interesaba mucho la plata. Era una especie de romántico empedernido”, revelaría la diva.
El “bombazo” por la separación de la diva y el galancito no se había acallado cuando a la vida de Darín llegó Florencia Bas. Ella tenía 18 años, era de San Nicolás e hija del ginecólogo más prestigioso de la ciudad. Bonita, con unos rulos naturales, estudiaba traductorado de inglés en Buenos Aires y se declaraba fanática del actor. Él brillaba en Sugar, donde compartía escenario con Arturo Puig y su ahora ex, Susana.
Antes de cada función, Darín solía ir a una pizzería de la calle Corrientes a disfrutar de un café. Fue sentado junto a la ventana del local que por primera vez vio a esa joven alta, con el cabello libre e imperdonablemente hermosa. Flor lo miró, le sonrió e ideó un plan para volver a encontrarlo. Con la ayuda de una amiga, se sentó en un bar cerca del teatro donde él actuaba, el Lola Membrives y esperó que saliera. Darín la encontró y le preguntó "¿Bailamos?". Después siguió con una frase que parecía sacada de un guion pero se haría realidad “Vos y yo… nos vamos a casar”.
La noticia del romance y su protagonista fueron portada de la revista Gente. Esa edición se agotó en San Nicolás donde vecinos conocidos y desconocidos, se abalanzaron a los kioscos para comprobar orgullosos que una lugareña era la novia de Darín. El amor fue tan fuerte que apenas pasados cuatro meses de conocerse pusieron fecha para dar el sí.
Se casaron el 18 de abril de 1988. La ceremonia civil fue en un registro civil del barrio porteño de Chacarita. Según crónicas de época el revuelo de curiosos, periodistas e invitados fue tan grande que el novio tuvo que pedir orden y silencio para poder casarse, y el juez, que la pareja se levantara, para estar seguro de a quién estaba casando. “Pensaba que todo iba a ser muy fácil. Ir, poner una firma y ya está”, comentó Ricardo. “Fue más difícil, de película”.
Los recién casados organizaron una fiesta con más de 200 invitados (entre los que también estuvo Susana Giménez). La novia mostró su personalidad en la fiesta. Cambió su look en color blanco, que destacaba por su chaqueta estilo Chanel, y lució un vestido negro con un fajín en la cintura rematado en un gran lazo en la parte posterior.
El viaje de novios fue a la Polinesia. El año pasado el actor explicó el amor por esa mujer con la que se casó cuatro meses después de conocerla. "Florencia va cambiando constantemente, está en permanente movimiento. Todos los días me asombra de alguna manera, es increíble. Es una mujer que no te permite ningún tipo de rutina. Decir que ella ha dado sentido a mi vida es quedarse corto; sin duda, me la ha salvado”, le dijo visiblemente enamorado al medio español El Periódico.
El 14 de enero de 1989 nació Ricardo Mario Darín, hoy conocido como Chino, el primer hijo de la pareja. Y en mayo de 1993, llegó Clara, la segunda del clan. Familieros, lejos de divismos o gustos excéntricos, el gran plan era llevar a los chicos comer a lugares donde además pudieran jugar al bowling. También les gustaba poner música y bailar los cuatro.
Todo parecía idílico hasta que les llegó la comezón no del séptimo año sino del décimo. Fue en 1999. “No fue una decisión sólo mía, a los dos nos pasó lo mismo: nos dimos cuenta de que conocernos y estar juntos era lo mejor que nos había pasado en la vida. Yo sufrí muchísimo esa separación, a pesar de que también la pasé muy bien. Y a ella le sucedió lo mismo", contó en “MShow”, de Ciudad Magazine.
La separación duró dos años pero se volvieron a elegir. Retomaron la convivencia sin preguntas ni reproches sobre lo que habían hecho o dejado de hacer. Regresaron fortalecidos, tanto que Darín con ese humor que lo caracteriza suele aconsejar “una pequeña separación cuando se cumplen diez años de matrimonio”.
Nunca más se separaron. En algunas entrevistas, Darín dio pistas sobre las claves para que en tiempos de amores líquidos su pareja perdure. “Hacemos mucho ejercicio juntos, también salimos a caminar, sacamos a los perros, hacemos bici, andamos en la cinta y ahora empezamos a jugar al tenis, cosa que ella nunca en la vida quiso hacer. Como me ve siempre a mí jugando al tenis, me dijo que iba a aprender. De verdad, nos divertimos mucho”.
Además se sabe que Florencia es clave al momento de que el actor acepte algún proyecto ya que él confía ciegamente en su criterio. En una entrevista para Gente el actor contó parte de su dinámica de pareja. “Pasa que nos conocemos, nos entendemos, nos reímos y sufrimos mucho juntos. Nos pasa de todo juntos. Y nos adoramos. Esa es la realidad. Flor te sorprende todos los días con algo nuevo. Ojalá yo tuviera esa capacidad. Ella lo hace de manera inconsciente. Es un personaje muy atractivo y enigmático. Siempre la estoy investigando. Yo soy mucho más previsible.”
Aunque no suelen dar notas juntos, en los últimos tiempos suelen mostrar su amor sin alardear. En el 2018 él declaró que “Mi mujer me ha salvado la vida” y ella le respondió en redes: "Te amo, sos mi rutina favorita desde hace mas de 30 años, te admiro y estoy orgullosa de ser tu compañera. Sos un tipo generoso, sensible y honrado. Y me haces tan feliz!!”. Chesterton afirmaba “Dichosos los hombres que aman a la mujer con la que se casan, pero más dichoso aquel que ama a la mujer con la que está casado”. Con más de 30 años juntos, Florencia y Darín se pueden considerar muy pero muy dichosos.