Sebastián Estevanez nació el 4 de noviembre de 1970 y sopla velitas 55 velitas. Su vida es muy diferentea a la que mostró por años como protagonista de telenovelas. El galán que tantos suspiros arrancó —con papeles en Dulce Amor, Amor en Custodia y más— eligió otro rumbo: dejó atrás grabaciones, apagó el foco de la actuación y encaró un proyecto completamente distinto sin abandonar el rol que lo enorgullece: ser papá
En el 2021 anunció su retiro y despues de años de dedicarse a la actuación decidió cambiar por la construcción. “No soy arquitecto, tampoco ingeniero, pero me encanta todo lo que tiene que ver con llevar adelante un proyecto de obra. Soy el que nuclea todos los proveedores: pintor, techista, albañil, plomero…”, contó en una entrevista en la revista Hola en el mes de junio.
Junto a su mujer, Ivana Saccani, y sus cuatro hijos viven en Tigre donde gestiona proyectos de obras, reforma casas y coordina proveedores. Para Sebastián, el cambio no fue solo profesional: fue personal, profundo. "Cada vez me pesaba más esto de estar tanto tiempo fuera de casa. Tenía una hora de viaje hasta los estudios, más las ocho, diez horas de grabación. Ese nivel de intensidad lo mantuve durante años. Incluso hubo novelas que se extendieron por dos años y medio. Hoy sigo trabajando la misma cantidad de horas, pero puedo gestionar mi agenda y mis horarios", le explicaba la periodista Jacquelina Isola sobre su decisión.
La historia de amor con su mujer comenzó cuando él con 31 años la vio en un desfile y se enamoró de la bella modelo de 18 años. Hubo flechazo, citas, luego convivencia y una maravillosa boda tres años después de ese encuentro. La ceremonia religiosa se llevó a cabo en 2004 en una Iglesia muy significativa para el actor y su familia, ya que se casaron en la Basílica San Carlos en el barrio de Almagro que lo vio crecer y donde su abuela materna, Amanda, se bautizó y se casó años más tarde con Adolfo, su abuelo.
"Nunca pensé que me iba a casar, hasta que de golpe conocí a Ivana y bueno... es muy linda y tiene un gran corazón y es muy buena persona", confesaba Estevanez a PRONTO en 2004. Añadía: "Pensé que en la Iglesia iba a estar nervioso, pero nada que ver; por suerte los nervios no nos traicionaron, mas allá de que cuando la vi entrar por la puerta me morí de amor". Luego de la ceremonia, los recién casados se dirigieron directo al salón Tatersall del Hipódromo de Palermo, donde 350 invitados los esperaban para celebrar su amor.
Hoy festeja cumpleaños, va al muelle de su casa a pescar con su hijo Valentino, aprovecha cada instante en la vida familiar. También reconoce que dejar la actuación fue un duelo: “Mi pasión por la actuación sigue intacta, simplemente cambié de rumbo. Creo que por eso sigo sintiendo un poco de dolor y nostalgia.”
El actor y empresario informal, arquitecto frustrado de corazón, construye también desde el silencio. A sus 55 años le basta ver a su familia reunida, una obra arrancada que avanza, un diseño que toma forma, una tarde de mate en el muelle para sentirse feliz.