Gustavo Garzón es uno de los actores más reconocidos de nuestro país pero, a pesar de esto, ha pasado momentos de vacas flacas y situaciones incómodas sobre el escenario.
"¿Vos vendiste alguna vez cero entradas?", le preguntó sin filtros Sebastián Wainraich en Noche Perfecta (El Trece).
"Sí, no vendí ninguna y la hice igual. Era una obra que habíamos escrito con (Enrique) Federman, que era incomprensible. Pero a mí me gustaba porque también me siento un poco incomprensible. Así que era a mi medida. Me gustaba mucho la obra pero la hacíamos en un teatro del off y vino un gran productor y nos dijo que la hiciéramos en la calle Corrientes", recordó Garzón.
"No voy a decir el nombre pero él nos decía: 'Tienen que ir a calle Corrientes, calle Corrientes, calle Corrientes'. En el off vendíamos cuarenta entradas. En calle Corrientes, el primer día vendimos diez, el segundo ocho. El boletero nos quería, le gustaba la obra. Hasta que un día llego, los actores pasamos primero siempre por la boletería y preguntamos cuánto hay. Un día llego y me hace un gesto. Le digo: '¿Diez? ¿Ocho? ¿Dos? ¿Ninguna?"', continuó.
Completando la anécdota, Garzón explicó: "Justo había invitado a mis compañeros del colegio secundario, que eran como catorce y la hicimos para ellos. Después salí, fui a comer con ellos y no me decían ni una palabra de la obra. Nada, de nada, de nada".
"Y bueno, cuando ya estábamos por el postre, les digo: 'Díganme que no les gustó'. Me dijeron: 'Tenemos una duda, nos parece que no la entendimos. Él dice que se trataba de que el tipo lo engañó pero él decía que no es sobre la mujer'. Se pasaron toda la obra tratando de entender de qué se trataba", cerró entre risas.
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