El 6 de febrero de 2018 parecía un día más para Débora Perez Volpin. Aunque hacia días sentía un molesto dolor de estómago no perdía su alegría por el desafío que significaba comenzar a trabajar como legisladora de la Ciudad de Buenos Aires. Durante 24 años había trabajado en Canal 13 y durante 12 había sido la cara del noticiero Arriba argentinos, pero no dudó en dejar el periodismo ni las luces de la fama para comprometerse más como ciudadana. No sabía que con solo 50 años encontraría la muerte en un estudio de rutina.
Débora siempre le dio importancia a su salud, hija de un médico que fue director del Hospital Fernández, no descuidaba controles de rutina y estaba atenta a los signos de alarma que le brindaba su cuerpo. Cuando notó que la molestia estomacal era persistente sin dudar fue al Sanatorio de la Trinidad en Palermo que la atendía por su prepaga. Le realizaron estudios y como algunos indicadores dieron mal decidieron realizarle una endoscopía, un estudio que consiste en la introducción de una cámara o lente dentro de un tubo, a través de la boca o el recto para la visualización de un órgano. Como es un procedimiento simple y ambulatorio, con bajo riesgo de complicaciones, Debi -como le decían todos- les avisó a sus hijos Agustín de 19 años y su hija Luna de 17 que no se preocuparan. Su pareja, el periodista Enrique Sacco decidió acompañarla.
Todo parecía rutinario. A las 17.10 Debi entró al consultorio saludó a Diego Bialolenkier, el médico endoscopista e intercambió algunas palabras con la anestesista Nélida Inés Puente que la reconoció, le preguntó cómo estaba, si tomaba medicamentos y si era alérgica. A las 17.20 comenzó el procedimiento, a las 18.15, Debi estaba muerta.
La noticia de la muerte de Debora conmocionó a conocidos y desconocidos. Cientos de personas se acercaron a despedirla en la Legislatura y miles buscaron respuestas en los que no tenían respuestas: sus compañeros de televisión. Los noticieros, ese espacio donde Debi había brillado durante doce años, intentaban explicar lo inexplicable. ¿Qué había pasado para que una mujer de 50 años, sana y sin patologías previas muriera en un procedimiento que ni siquiera era de urgencia?
El parte oficial del sanatorio aseguraba que Débora Pérez Volpin murió por un "paro cardiorespiratorio", pero la familia no se quedó conforme con esa respuesta. La autopsia reveló que tenía perforaciones en el estómago y el esófago. La Justicia intervino y caratuló su muerte como homicidio culposo.
Comenzó un largo camino no solo para saber qué había pasado, también para buscar Justicia y encontrar un poco de consuelo. Bialolenkier y Puente se acusaban mutuamente. En el juicio se logró acreditar que la muerte de Débora desencadenó a raíz de una perforación en el esófago provocada por la manipulación del endoscopio y que, pese a haber tenido señales de dificultad al inicio del procedimiento, en ningún momento Bialolenkier suspendió la práctica. Debi presentaba lesiones en el estómago, consecuencia de la maniobra instrumental y del aire que ingresó al cuerpo. Se resaltó que las heridas estaban relacionadas con una maniobra instrumental por “una desafortunada ejecución del instrumento”. En cuanto a la labor de Puente el reproche es que conocía y debía conocer los riesgos y que tenía los elementos para saber si se había cometido una perforación y alertar sobre ella, pero no lo hizo.
Diego Ariel Bialolenkier fue condenado a tres años de prisión e inhabilitado para ejercer la medicina por siete años y seis meses. La anestesista Nélida Puente fue absuelta, como también fueron absueltos el entonces director del Sanatorio de La Trinidad, Roberto Martignano, quien estaba acusado por encubrimiento; y la instrumentadora Eliana Frías, acusada del delito de falso testimonio.
Como pudieron los hijos de Débora siguieron con su vida. Ese dolor que sintieron los primeros días que no los dejaba respirar se fue transformando en una triste melancolía pero que al menos los deja andar. Agustín Funes se recibió de licenciado en Comunicación. Su hermana, Luna se reencontró con el judaísmo luego de un viaje a Israel y celebró su Bat Mitzvá. Marcelo Funes, el primer marido de Débora y papá de sus hijos, sigue trabajando en Canal 13 y no puede evitar una ráfaga de tristeza cada vez que pasa por el estudio que lleva el nombre de su ex mujer. Quique Sacco sigue acompañando y estando muy presente en la vida de Luna y Agustín. En agosto de 2019 conoció a la ex gobernadora María Eugenia Vidal, se enamoraron y se casaron en el 2023. Siguieron adelante tratando de recordar que muchas veces vivir cuesta vida.
Cortázar escribió que "existe algo que el tiempo no puede, a pesar de su innegable capacidad destructora, anular: y son los buenos recuerdos, los rostros del pasado, las horas en que uno ha sido feliz". Los que amamos y conocimos a Debi sabemos que a siete años de su absurda partida, su sonrisa todavía nos ilumina mientras nos sigue doliendo la ausencia de su presencia.